La Capadocia del Pa¨ªsVasco
EUSKAL HERRIA ESCONDIDAAunque corren vientos de nueva espiritualidad, agazapada bajo la etiqueta de new age, las formas de llevar a cabo este neoascetismo poco tienen que ver con las que evocan los muros de las estribaciones de la sierra de Cantabria, en las localidades de Faido y La?o, y tambi¨¦n en las de Albaina y Markinez, repartidas entre la Monta?a alavesa y el Condado de Trevi?o. Aquellos monjes que ocuparon muchas de estas 72 cuevas practicaban una espiritualidad muy distinta de la actual, en la que frugalidad bien pudiera llamarse espartana, y el abandono de las ataduras terrenales para alcanzar las ascesis los vinculaba m¨¢s con los primeros habitantes que tuvieron estas grutas all¨¢ por el Neol¨ªtico. Y es que los or¨ªgenes de las cuevas de la sierra de Krutzia en Faido y de Las Gobas de La?o son m¨¢s que inciertos. Lo mismo podr¨ªan ser para una imaginaci¨®n calenturienta restos de huellas de esa familia de dinosaurios desconocida que anduvo por estas tierras en el Cret¨¢cico tard¨ªo, como recoge el Bolet¨ªn de Noticias de la Sociedad de Paleontolog¨ªa Vertebrada? quiz¨¢s el ¨²nico lugar internacional donde se habla de La?o. Aunque bien pudiera tener raz¨®n Jos¨¦ Miguel de Barandiar¨¢n cuando sit¨²a la excavaci¨®n de estas grutas artificiales en el Neol¨ªtico. Tambi¨¦n est¨¢n los que dicen que las cuevas fueron excavadas por monjes provenientes de Oriente, de la Capadocia, donde se encuentran unas cuevas similares a ¨¦stas de la sierra de Cantabria, como aventura Latxaga en Iglesias rupestres visig¨®ticas en ?lava. Interpretaciones, como se ve, hay para todos los gustos, pero lo que s¨ª se desprende de los datos que existen sobre esta zona es que estuvo habitada desde antiguo: adem¨¢s de los dinosaurios, por las tierra de La?o, Faido y dem¨¢s anduvieron los hombres del Neol¨ªtico y tambi¨¦n aquellos monjes que ven¨ªan desde el sur, acosados por los moros que tomaron el relevo a los visigodos en la ocupaci¨®n de la pen¨ªnsula. Clima y vistas As¨ª lo confirma Barandiar¨¢n cuando rese?aba en el a?o 1919 c¨®mo "es tradici¨®n entre los aldeanos de aquellos contornos que en tiempo de la invasi¨®n sarracena los cristianos se retiraron a dichas cuevas, lo cual es probable hicieran tambi¨¦n en circunstancias an¨¢logas de ¨¦pocas anteriores". Los que llegaron hasta estas cuevas, a pesar de la precariedad que supon¨ªa habitar en ellas para gentes del siglo VIII, contaban con lo benigno del clima y sobre todo con las vistas que ofrecen estos agujeros excavados en roca caliza. Lo que no era flaco consuelo para aquellos monjes, ya de por s¨ª habituados a los rigores de la vida contemplativa. Se pueden apreciar ciertos rasgos comunes en todo este complejo de cuevas que salpican estos pueblos hoy, desgraciadamente, casi deshabitados: las cuevas-capillas tienen los altares macizos situados junto a la pared, con un hueco para colocar las reliquias. Tambi¨¦n se reproducen por doquier los arcos de car¨¢cter visig¨®tico, y buena parte de ellas cuentan con sepulturas. Al parecer, los trogloditas viv¨ªan con sus cong¨¦neres fallecidos, algo que las vincula con las grutas de la regi¨®n de Capadocia, que fue un grand¨ªsimo foco de vida mon¨¢stica en los primeros siglos de la era cristiana. La teor¨ªa de Capadocia es atractiva y no suena tan descabellada. En el siglo IV, San Basilio, obispo de Cesarea de Capadocia instaur¨® un nuevo tipo de vida religiosa; ni los grandes monasterios, ni el anacoretismo. Supo poner el acento en los monasterios de car¨¢cter familiar, donde los monjes se reun¨ªan junto a los cuerpos de los m¨¢rtires y a las reliquias de los santos. Y as¨ª parece que fue la vida de los que vivieron en esta Capadocia del Pa¨ªs Vasco. Cuando comenz¨® el avance de los reinos cristianos, los monjes tuvieron que ponerse a trabajar: hab¨ªa que repoblar la zona ganada en el campo de batalla a los musulmanes (lo que hicieron vizca¨ªnos y alaveses) y adem¨¢s llevar apoyo espiritual a estos colonos, tarea que qued¨® en manos de estos monjes trogloditas, que tuvieron que salir de sus cuevas para respaldar la colonizaci¨®n cristiana. Pero en algunas de estas oquedades todav¨ªa se mantuvo la adoraci¨®n a los santos y v¨ªrgenes a los que estaban consagrados. Es el caso de la ermita de Nuestra Se?ora de la Pe?a, situada en las inmediaciones de Faido y tan poco accesible como las grutas de La?o. Este templo ha sufrido sucesivas reformas que encubren en buena parte lo que pudo ser aquella peque?a capilla donde oraban los ermita?os. As¨ª que con el regreso del poder cristiano, las cuevas se deshabitaron, pero no por mucho tiempo. Pronto, vagabundos, brujos, pastores y otras gentes comenzaron a utilizar estos refugios (que llegaron a tener en algunas ocasiones hasta un segundo piso construido de madera), estrat¨¦gicamente situados lejos de las v¨ªas principales y abastecidos de alimentos y agua por su cercan¨ªa a los bosques y al r¨ªo. Cobijo en la guerra No hay que olvidar tampoco a aquellos que las utilizaron como cobijo en las guerras de estos dos ¨²ltimo siglos hasta llegar a hoy en d¨ªa, cuando se muestran desangeladas, visitadas principalmente por los j¨®venes de las localidades vecinas que dejan su r¨²brica en esas paredes donde en tiempos hubo pinturas murales. El paseo por estos lugares de dif¨ªcil acceso de Faido y La?o, adem¨¢s de Albaina y Markinez, (lo mejor para llegar es preguntar por el sendero exacto a alg¨²n vecino de estos pueblos), puede tener su colof¨®n en una buena merienda o comida en cualquiera de los bares o restaurantes de la zona o en la degustaci¨®n de los excelentes panes pre?aos que se venden en la panader¨ªa del principal municipio de la comarca, Pe?acerrada, que recibe al visitante con un manantial que surge directamente de la tierra. Nunca viene mal un consistente refrigerio despu¨¦s de un recorrido por lugares que fueron tan asc¨¦ticos.Datos pr¨¢cticos
C¨®mo llegar: Las localidades de Faido y La?o se encuentran en las estribaciones norte?as de la sierra de Cantabria, al igual que Markinez o Albaina. Para llegar hasta estas poblaciones hay que tomar en Vitoria la carretera A-2124, en direcci¨®n a Pe?acerrada. En la desviaci¨®n hacia Bernedo se coge la A-126, desde donde se sale hacia Faido, primero, y hacia La?o, en el cruce siguiente. Alojamiento: La Monta?a Alavesa ofrece cuatro casas de agroturismo. En Markinez, Basabide Etxea (tel. 945 379048); y en Urturi, Aitonaren Etxea (945 378147), Casa de los Artilleros (945 378174) y Casa Marixa (945 378119). Ya en el Condado de Trevi?o se puede acudir a la casa rural de Cucho, La Casona del Condado (945 360102), o a la pensi¨®n Palacios, en Lapuebla de Arganz¨®n (945 373030). Comer: La cocina de esta comarca es t¨ªpicamente rural, con elementos de las gastronom¨ªas tradicionales vasca y castellana. En Lapuebla de Arganz¨®n, destaca el citado Palacios y Conde de Trevi?o (945 373099). Ya en ?lava, se pueden citar Candi (945 378039) y Arrieta (945 378005), en Bernedo; Front¨®n (945 378019), en Lagr¨¢n; y Garimatxea (945 378121) en Urturi.
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