Abraham Olano
Karmele, su esposa y representante, ha sido determinante en el comienzo y en la plenitud
Dicen las malas lenguas que fue Karmele, su esposa, quien telefone¨® a Juan Fern¨¢ndez y le ofreci¨® a un ciclista sin equipo, su marido, que hab¨ªa cosechado peque?os triunfos en el Lotus de Miguel Moreno. Karmele sab¨ªa que a Juan Fern¨¢ndez le faltaban corredores para redondear su escuder¨ªa y cogi¨® el tel¨¦fono. Quiz¨¢ entonces comenz¨® su andadura como representante de un Abraham Olano que quiz¨¢ tambi¨¦n se jug¨® en esa respuesta del actual director del Festina, su futuro deportivo. Varios a?os despu¨¦s ambas circunstancias se volvieron a cruzar, pero exhibiendo el matrimonio una mayor jerarqu¨ªa: Olano graduado como campe¨®n de la Vuelta Ciclista a Espa?a y Karmele como representante acreditada y controvertida por su intermediaci¨®n (es un decir literario) en la controversia con Jos¨¦ Mar¨ªa Jimenez. La vida no cambia tanto en sus asuntos internos, aunque para Abraham Olanado haya dado demasiadas vueltas en sus trasuntos deportivos. No era nadie recluido en una disciplina menor (la pista) condenada al anonimato familiar en el silencio social. No parec¨ªa que fuera nunca nadie tras idas y vueltas entre el campo amateur y profesional. No parec¨ªa tener futuro tras quedar fuera del Seur. Del silencio resucit¨® Olano en busca del ciclismo cibern¨¦tico que impone el actual patr¨®n: alto, fuerte, poderoso, con el reloj como argumento prioritario y la carretera como una alfombra para alcanzar velocidades milagrosas. La segunda edici¨®n de Abraham Olano ten¨ªa el futuro por delante y el pasado reciente de Miguel Indurain como una sombra que le persigue inapelable a cada paso. Al igual que Indurain es alto y fuerte, procesado en la construcci¨®n del nuevo ciclismo, parco en palabras, familiar y, como el mocet¨®n de Villaba, tiene la pol¨¦mica pegada al sill¨ªn. De ¨¦l se dice, como se dec¨ªa en su d¨ªa de Indurain, que jam¨¢s podr¨¢ con la alta monta?a. Como Indurain tuvo que sobreponerse a la sombra del gran escalador (Pedro Delgado). Olano tiene ya su segunda sombra particular en la persona de su compa?ero de equipo Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez, el Chaba. Los escaladores fundamentan y soportan el ciclismo rom¨¢ntico, lo hacen ¨¦pico, emotivo, visceral, necesario para que este deporte no acabe sometido a la dictadura del reloj como ¨²nico argumento. El coraz¨®n del ciclismo sigue mirando m¨¢s al pedal que al puls¨®metro. Y sin embargo Indurain y Olano procuran la felicidad del ¨¦xito como si s¨®lo quisieran reservar la felicidad para el momento definitivo del podio final. Incluso esa permanente dicotom¨ªa entre compa?eros de equipo (Indurain-Delgado, Olano-Jim¨¦nez) la vivieron ellos mismos en el Campeonato del Mundo que se adjudic¨® el ciclista de Anoeta soprendiendo al propio pentacampe¨®n del Tour, en el que prevaleci¨® el esp¨ªritu de la selecci¨®n sobre su inter¨¦s particular. Se le critic¨® tambi¨¦n por ello. Demasiados paralelismos entre dos corredores que inducen a pensar m¨¢s que en una coincidencia de personalidad en un biotipo ciclista, en una dicotom¨ªa necesaria. La primera escuela Olano quiz¨¢ se hizo ciclista en la escuela de Oria, una f¨¢brica acreditada con un nivel de producci¨®n de buenos corredores que ha sobrevivido a las distintas ¨¦pocas. Al final, siempre prevalece el principio, la primera educaci¨®n, el primer consejo al que se recurre cuando la vida exige planteamientos y decisiones adecuadas. La Escuela Ciclista de Oria dej¨® la primera huella en su vida y quiz¨¢ le hizo asumir las primeras exigencias de su profesi¨®n: Encajar la ef¨ªmera vida de su primer equipo profesional (CHCS) y su recalificaci¨®n como aficionado (Kaiku), una circunstancia que pone a prueba la tenacidad de un deportista y la fe en s¨ª mismo para reintentar el ¨¦xito tras un fracaso. Solventar la ausencia de equipo tras su experiencia en el Lotus (hoy Festina). Resistir la permanente comparaci¨®n con un ciclista incomparable (a Indurain le sucedi¨® lo mismo con Eddy Merckx). Sobrellevar la ¨²ltima pol¨¦mica y el poderoso efecto medi¨¢tico del Chaba Jim¨¦nez. S¨®lo al final se permiti¨® un par de licencias di¨¢lecticas al se?alar que tuvo m¨¢s problemas psicol¨®gicos que f¨ªsicos para ganar (el efecto Jim¨¦nez) y que hab¨ªan querido afectar su matrimonio (el efecto Karmele). Demasiado para el puls¨®metro de su vida.
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