Autobuses: vista al frente
El servicio de transporte colectivo de Barcelona no es el m¨¢s satisfactorio del mundo, a juzgar por las quejas que genera. Las m¨¢s abundantes son las referentes a conductores de autob¨²s que aceleran y frenan con brusquedad de novato. Otras lamentan que se salten el sem¨¢foro en rojo, hecho sobre el que la Guardia Urbana de Barcelona carece de datos estad¨ªsticos. Respecto al metro, hay quejas por el sistema de megafon¨ªa de los andenes, frecuentemente inaudible. Metro y autob¨²s comparten queja respecto a un mismo hecho: la publicidad que la empresa llama "integral" y que ocupa la parte opaca del veh¨ªculo y se encarama como una enredadera por los cristales, con lo que se pierde visi¨®n. En el caso de los autobuses, con el agravante de que un n¨²mero considerable de personas prefiere el transporte de superficie y se ve metida en una caja con la ¨²nica posibilidad de vista al frente. Los lectores se preguntan si la nueva publicidad supone para la compa?¨ªa tal cantidad de ingresos que justifica la incomodidad de los clientes. La respuesta no puede ser menos satisfactoria: la compa?¨ªa no lo sabe, porque es un sistema nuevo adoptado al cambiar de concesi¨®n. El portavoz de la empresa explica que por cada veh¨ªculo con "publicidad integral" los ingresos netos para la empresa son de entre 350.000 y 400.000 pesetas mensuales. Imposible comparar con las tarifas del resto de autobuses porque ¨¦stas var¨ªan seg¨²n se contrate un lado, los dos, la parte trasera o la totalidad e incluso en funci¨®n de otros par¨¢metros. A?¨¢dase que el cobro lo hace la empresa concesionaria de la publicidad y se comprender¨¢ la falta de precisi¨®n. Hay otra queja habitual del servicio de metro: la escasa frecuencia de trenes en los fines de semana. Escasez que, en ocasiones, se ve agravada por motivos incomprensibles. Una lectora comenta que el d¨ªa 4 de septiembre, viernes, a las 23.10 horas, baj¨® del metro de la l¨ªnea 2 en Paral.lel para tomar el de la l¨ªnea 3 en esa misma estaci¨®n. Lleg¨® al and¨¦n y all¨ª estaba el tren (n¨²mero 301), pero con las puertas cerradas y as¨ª permaneci¨® el tiempo suficiente como para que hubieran subido todos los que pretend¨ªan hacer transbordo. Su compa?ero, molesto, llam¨® por el interfono y reclam¨® al jefe de estaci¨®n. La empresa, consultada, ignoraba el hecho. Todo un detalle de atenci¨®n al cliente.
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