Premio, regalo y espejismo

P¨²blico euf¨®rico y "rejon¨®filo", con tres orejas en el contador. Sin embargo, cada una de ellas tuvo distinta importancia. El premio de verdad fue para Boh¨®rquez, que en el segundo, aunque a veces clavase a la grupa, tuvo una actuaci¨®n entregada, en la que destac¨® un espl¨¦ndido par a dos manos. Adem¨¢s, cosa no habitual en esto del rejoneo, mat¨® con ortodoxia de un rej¨®n en todo lo alto. Al final, saldr¨ªa a hombros por la puerta grande, porque, en las colleras, colaborar¨ªa al corte de otra oreja, aunque quedase algo apagado por un Hermoso de Mendoza inspirado.El regalo, precisamente, fue para esa collera de Boh¨®rquez y Hermoso, porque, aunque el navarro revelase a una nueva estrella de su cuadra (con algo hab¨ªa que suplir la forzada ausencia del herido Cagancho), una montura torer¨ªsima, que tore¨® y se arrim¨® de verdad en banderillas, hubo el aberrante mareo final de la res y una pu?alada en la paletilla, que emborron¨® todo lo anterior. Y el espejismo se dio con la oreja para Paco Ojeda. Bien es verdad que el p¨²blico la pidi¨®, seducido por la rabia, casta y ganas que el sanluque?o puso en el empe?o. Pero para obtener semejante trofeo, no se puede estar tan nervioso, fallar tanto al clavar y dar tantas pasadas en falso. Ya lleva Ojeda muchas corridas de rejones en su haber para estar tan poco acertado. Todo ese empuje parec¨ªa m¨¢s propio de un inexperto novillero que empieza que de uno de los rejoneadores que m¨¢s act¨²a.

Como siempre, Moura carg¨® con el inconveniente de actuar en primer lugar y, aunque no estuviese todo lo acertado de otras veces, encontr¨® al p¨²blico muy fr¨ªo. En su toro, Hermoso de Mendoza estuvo mejor en la preparaci¨®n y en los adornos, que en la precisi¨®n al clavar, acabando de un infame rejonazo en los costillares.

En las colleras, aparte de esas nefastas y mareantes vueltas alrededor del pobre astado, hubo dos momentos de especial brillantez: el ya apuntado del torer¨ªsimo equino de Hermoso de Mendoza y, en el quinto, una aut¨¦ntica lecci¨®n de temple y maestr¨ªa por parte de Moura. El presidente hab¨ªa cumplido con lo reglamentado, dando las tres orejas que pidi¨® el p¨²blico, pero, como queda dicho, una fue un premio, la otra un regalo y la tercera un espejismo.