Nasrim pide ayuda para evitar ser ahorcada por los extremistas isl¨¢micos
La escritora bangladesh¨ª Taslima Nasrim -un caso similar y menos conocido que el de Salman Rushdie- ha regresado en secreto a Bangladesh. Se encuentra escondida en alg¨²n lugar y teme por su vida. Por ello pide ayuda a la comunidad internacional en un art¨ªculo publicado en Le Monde titulado "Socorro".Nasrim regres¨® clandestinamente a su pa¨ªs el 14 de septiembre, tras cuatro a?os de exilio, para ver por ¨²ltima vez a su madre, moribunda. Los extremistas isl¨¢micos del partido Oikkyo Jote han descubierto su presencia y se han echado a la calle. Consideran blasfemas sus novelas en las que critica el papel de la mujer en Bangladesh y exigen al Gobierno su captura y ejecuci¨®n. Ayer, miles de personas se enfrentaron en Dacca a pedradas con la polic¨ªa en las proximidades de la residencia del primer ministro, Rafiqul Islam. Hubo una docena de detenidos y un n¨²mero similar de heridos. Los extremistas acusan al Gobierno de permitir su entrada en el pa¨ªs.
Maulana Fazlul Huq Amini, secretario general del partido isl¨¢mico radical, pidi¨® ayer el ahorcamiento de la escritora, a quien acusa, adem¨¢s, de adulterio. "El infiel no tiene derecho a vivir", dijo ante una enfervorizada turbamulta. "Este Gobierno no la puede proteger. Si lo hace, caer¨¢ y ser¨¢ c¨®mplice de sus cr¨ªmenes". Los tribunales han ordenado la detenci¨®n de la novelista, aunque no existe en la legislaci¨®n un castigo para la blasfemia.
Taslima Nasrim explica en su dram¨¢tico art¨ªculo las razones de su arriesgado regreso: "Necesitaba desesperadamente ver de nuevo a mi madre, a pesar de que el Gobierno de Bangladesh me haya prohibido regresar a mi pa¨ªs". Y anunciaba lo que finalmente sucedi¨® ayer: "El 4 de octubre, los fundamentalistas bloquear¨¢n el acceso al Ministerio del Interior y exigir¨¢n mi muerte. De momento, ya han convocado una huelga general en Sylhet". Y a?ade que los radicales "han dicho que me matar¨¢n ellos mismos si el Gobierno no es capaz de detenerme y colgarme".
Nasrim reclama en su art¨ªculo de Le Monde solidaridad internacional con su caso, pues sabe que tan s¨®lo una gran movilizaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica podr¨ªa salvar su vida.
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