Historia de dos ciudades
Las poblaciones de Vic y Manlleu, situadas en el coraz¨®n de Catalu?a, vieron llegar a principios de los ochenta las primeras oleadas de inmigrantes magreb¨ªes, cuya poblaci¨®n no ha hecho m¨¢s que aumentar. Donde los aut¨®ctonos comprobaron m¨¢s r¨¢pidamente que algo estaba cambiando fue en algunas escuelas; ya no ten¨ªan el tono monocolor de siempre. Ambos municipios, que integraron sin demasiados problemas a los inmigrantes de otras partes de Espa?a que llegaron durante los cincuenta y los sesenta, se vieron sorprendidos e incluso asustados por el nuevo fen¨®meno. Pero los hijos de los reci¨¦n llegados no estaban en todas las escuelas, sino en unas pocas, que casualmente siempre eran p¨²blicas. La Administraci¨®n educativa pronto se dio cuenta de aquella nueva realidad, pero, aparte de emitir alguna recomendaci¨®n, no hizo nada por cambiarla.Manlleu, m¨¢s liberal que la vecina Vic, decidi¨® intervenir y no dejar que todos los alumnos de origen magreb¨ª fueran concentr¨¢ndose en las aulas de una sola escuela. Con verdadera persistencia, se presion¨® en todas las instancias para que la totalidad de centros del municipio, incluso los concertados, acogieran de forma equilibrada a los nuevos alumnos. Se consigui¨®, aunque sin alharacas, de modo que la novedad de su proyecto no atraves¨® siquiera las fronteras de su comarca.
En Vic, capital de comarca y patria del catalanismo conservador, no parecieron enterarse de lo que pasaba y decidieron no intervenir en la situaci¨®n que se estaba creando. El resultado, evidente desde 1994, fue desolador: las escuelas donde no hab¨ªa inmigrantes se quedaban sin plazas libres, mientras sobraban en las que s¨ª hab¨ªa.
Adem¨¢s surgi¨® otro tipo de conflictos, como el de 15 familias aut¨®ctonas que se negaron a matricular a sus hijos en dos escuelas p¨²blicas en las que se concentraba la mayor¨ªa de los inmigrantes. Las acusaciones de "racismo" salieron a la luz, pero no solucionaron el problema, que sigui¨® agrav¨¢ndose. En el curso 1996-1997, la escuela de Sant Miquel ten¨ªa un 60% de alumnos inmigrantes y la vecina Guillem de Mont-rodon, s¨®lo alguno que otro.
El Ayuntamiento,con el apoyo de profesores y padres magreb¨ªes, decidi¨® acabar con esa situaci¨®n y adopt¨® una soluci¨®n salom¨®nica, la misma que se hab¨ªa adoptado en Manlleu hac¨ªa tiempo: todas las escuelas, incluso las privadas, deb¨ªan matricular alumnos inmigrantes. Algunos padres mostraron sus reticencias -se puede hablar incluso de actitudes xen¨®fobas-, pero finalmente se pudo llevar a la pr¨¢ctica. Era el ¨²nico camino posible, seg¨²n la comunidad educativa.
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