El filo de la navaja
Tras dos semanas de vacilaciones y desconcierto, el presidente del Gobierno expuso finalmente el pasado viernes las l¨ªneas iniciales de un programa -todav¨ªa vago e impreciso- para dar respuesta operativa a la tregua declarada por ETA el 16 de septiembre; tal y como le hab¨ªan exigido los dirigentes socialistas, Aznar ha asumido el liderazgo de la situaci¨®n como jefe del Ejecutivo y ha pedido el respaldo a las fuerzas democr¨¢ticas. Queda por ver si la responsabilidad compartida ofrecida por Aznar a los grupos parlamentarios es aceptada sin dobleces por sus interlocutores. Los socialistas tan s¨®lo tendr¨¢n que renunciar a la seductora tentaci¨®n de hacer pagar al PP -como gobierno- su desleal, cruel e irresponsable labor -como oposici¨®n- durante la anterior legislatura. Los partidos nacionalistas (socios parlamentarios de los populares) y la Izquierda Unida de Julio Anguita (aliado oculto de Aznar), sin embargo, dificilmente abandonar¨¢n su posici¨®n de ventaja. La propuesta del Gobierno a las fuerzas democr¨¢ticas para distinguir n¨ªtidamente entre la tregua de ETA y la reforma de la estructura territorial del Estado es s¨®lo un gesto bienintencionado: no existe una muralla de China entre la renuncia definitiva a la violencia de la banda terrorista y las exigencias nacionalistas de iniciar una segunda transici¨®n para desembocar en el reconocimiento del derecho a la autodeterminaci¨®n de Catalu?a, el Pa¨ªs Vasco y Galicia.Sabemos por una informaci¨®n publicada anteayer por EL PA?S que la direcci¨®n de ETA comunic¨® a los promotores de la Declaraci¨®n de Estella su acuerdo de principio con las l¨ªneas directrices del texto algunos d¨ªas antes de que PNV, EA y HB lo firmaran p¨²blicamente el 12 de septiembre. Las similitudes entre el documento de Estella y la propuesta hecha hace unos meses por el lehendakari Ardanza a los partidos vascos del Pacto de Ajuria Enea ponen de relieve que los tactos de codos del mundo nacionalista con ETA son antiguos. En un alarde de inconsecuencia l¨®gica y de mala fe, algunos portavoces del PNV explican el indeseado surgimiento del frente nacionalista de Estella como la desgraciada consecuencia del previo rechazo por el PP y el PSOE del plan Ardanza. Es evidente, sin embargo, que los dos partidos constitucionalistas mayoritarios en el Congreso y el Senado no pod¨ªan sumarse a las propuestas de Ardanza o de Estella, orientadas ambas a confiar al parlamento de Vitoria (con el posterior refrendo obligado y simb¨®lico de las Cortes Generales) una modificaci¨®n del ordenamiento constitucional capaz de dar satisfacci¨®n a las reivindicaciones presentadas por los nacionalistas (moderados o radicales) como condici¨®n sine qua non para erradicar el terrorismo.
De a?adidura, la resurrecci¨®n de la Galeuzka de 1933, teatralizada este verano a trav¨¦s de las reuniones celebradas por los representantes de CiU, PNV y BNG en Barcelona y Vitoria, ha exportado el programa de revisionismo constitucional y de reconocimiento del derecho de autodeterminaci¨®n desde el Pa¨ªs Vasco (donde aparece vinculado al horizonte de la definitiva desaparici¨®n del terrorismo) hasta las dos principales fuerzas nacionalistas de Catalu?a y Galicia. Ese frente nacionalista ampliado podr¨ªa imposibilitar la acci¨®n conjunta de responsabilidad compartida, ofrecida por Aznar a las fuerzas democr¨¢ticas para acabar con la violencia en el Pa¨ªs Vasco, en el caso de que PNV, CiU y BNG se aprovechasen de la situaci¨®n para exigir un alto precio -lindante con la extorsi¨®n- por su colaboraci¨®n.
La contradictoria pol¨ªtica territorial de Anguita, que combina el fundamentalismo de los orates con el oportunismo de los p¨ªcaros, ya se hizo patente con el apoyo de IU a la Declaraci¨®n de Estella. Aznar tendr¨¢ que caminar, as¨ª pues, por el filo de la navaja si quiere aprovechar las oportunidades -indudables- ofrecidas por la tregua de ETA sin tener por ello que ceder a unas exigencias de reforma constitucional carentes de apoyo mayoritario; cualquier otra soluci¨®n implicar¨ªa una justificaci¨®n retrospectiva de la barbarie terrorista de ETA, convertida de esta manera en ejemplo a imitar por cualquier minor¨ªa violenta resuelta a arrancar al Estado de Derecho y al sistema democr¨¢tico la satisfacci¨®n de aquellas demandas que el peso de los votos no permite obtener en las urnas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Pol¨ªtica nacional
- Conflicto vasco
- Declaraciones prensa
- HB
- Treguas terroristas
- Opini¨®n
- Presidencia Gobierno
- CiU
- Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
- Nacionalismo
- EAJ-PNV
- Orden p¨²blico
- PSOE
- Seguridad ciudadana
- Izquierda Unida
- PP
- Pol¨ªtica antiterrorista
- ETA
- Lucha antiterrorista
- Ayuntamientos
- Partidos pol¨ªticos
- Comunidades aut¨®nomas
- Grupos terroristas
- Gente
- Ideolog¨ªas