V¨ªa crucis de Clinton
ABANDONADOS. PARECE que definitivamente, los ra¨ªles del sentido com¨²n por una parte de los legisladores estadounidenses, el auto de fe contra Clinton prosigue su curso con la recomendaci¨®n del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales de la C¨¢mara de Representantes para que se inicie, por tercera vez en la historia de Estados Unidos, una investigaci¨®n para la destituci¨®n del presidente. La implacable persecuci¨®n pol¨ªtica de los fundamentalistas republicanos contra el acosado jefe del Estado, instrumentada durante casi un a?o a trav¨¦s del fiscal especial Starr, ha subido un nuevo pelda?o. Un asunto extramarital torpemente llevado desemboca as¨ª en una catarata de 15 acusaciones, que el jefe del equipo legal de las huestes de Newt Gingrich resum¨ªa en la madrugada pasada como "un asalto deliberado y directo" por parte de Clinton al sistema judicial. Poco les importa a estos verdaderos creyentes que los sondeos de opini¨®n transmitan constantemente la idea de que la mayor¨ªa de los ciudadanos est¨¢ m¨¢s que harta de las interioridades de la relaci¨®n entre su presidente y la becaria Lewinsky. La decisi¨®n del comit¨¦ parlamentario aparece as¨ª como un ensayo de la votaci¨®n que tendr¨¢ lugar ma?ana en el pleno de una C¨¢mara dominada por los republicanos para autorizar el comienzo de las pesquisas parlamentarias. Unas indagaciones que iniciar¨ªa -con toda la parafernalia del volver a empezar-, a partir del pr¨®ximo 3 de noviembre, un legislativo renovado tras unas elecciones en las que el partido de Gingrich tiene fundadas esperanzas de renovar su mayor¨ªa.Sin embargo, y salvo que el presidente arroje desmoralizado la toalla, el formidable esfuerzo para destronar a Clinton antes de que acabe su mandato puede acabar en nada, como conceden muchos de sus adversarios. Si Gingrich no arrasa el mes pr¨®ximo o el torquemada Starr no guarda bajo la manga un as definitivo, el camino legal es largo y proceloso. Los republicanos pueden mejorar su posici¨®n en la C¨¢mara de Representantes, pero es virtualmente imposible que consigan en el Senado la mayor¨ªa de dos tercios necesaria para expulsar a Clinton de la Casa Blanca. Y es al Senado al que corresponde enjuiciar y dictar sentencia en el caso de que la C¨¢mara decida llevar hasta el final el procedimiento de impeachment.
Una parte sustancial del da?o, sin embargo, ya ha sido hecha. Y la sufrir¨¢ probablemente m¨¢s el resto del mundo que los propios estadounidenses. Si la irresponsable estrategia consist¨ªa en tener contra las cuerdas, secuestrado por sus problemas personales durante sus dos ¨²ltimos a?os, al l¨ªder de la ¨²nica superpotencia, ha sido un ¨¦xito. En un mundo global, la incertidumbre provocada por las dificultades de Clinton lo abarca todo: desde Kosovo hasta Irak, desde Oriente Pr¨®ximo hasta Corea. Ni la ONU recibe los formidables atrasos que Washington le adeuda ni el Fondo Monetario, crucial para apuntalar una crisis generalizada, ve saldada la deuda norteamericana.
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