Par¨ªs estuvo ayer sin trenes en protesta por la violencia contra los maquinistas
Un mill¨®n de parisienses se quedaron ayer sin su principal medio de transporte: el tren de cercan¨ªas. Los maquinistas, hartos de las agresiones de las que son objeto, convocaron un paro de 24 horas. Las carreteras de acceso a la ciudad estuvieron colapsadas desde el alba. El primer ministro, Lionel Jospin, anunci¨® por televisi¨®n un paquete de medidas con el objetivo de acabar con la violencia de algunas pandillas. En algunos sectores de la sociedad francesa se considera que la polic¨ªa no es la soluci¨®n, sino una parte m¨¢s del problema.
Lo que el lunes empez¨® como un paro limitado en los autobuses urbanos de la capital, ayer desemboc¨® en una huelga espont¨¢nea, con un alto grado de seguimiento, de los maquistas de los trenes de cercan¨ªas. Protestaban por la ¨²ltima agresi¨®n a navajazos de un compa?ero. Fue la gota que colm¨® su paciencia.Aunque no afect¨® a las l¨ªneas del Metro, Par¨ªs fue ayer un verdadero caos. Todas las autopistas y carreteras de acceso y las que comunican entre s¨ª los barrios del extrarradio se vieron inundadas de decenas de miles de veh¨ªculos particulares. Las autoridades calculan que el paro afect¨® a un mill¨®n de personas.
Pero este problema de la violencia en los transportes p¨²blicos no es s¨®lo un problema de la capital francesa. Es nacional. En Le Mans, por ejemplo, unos desconocidos arrojaron ayer un c¨®ctel mol¨®tov contra uno de los trenes. No hubo heridos. El Gobierno teme que el enfado de los maquinistas parisinos se extienda a otros puntos del pa¨ªs.
Las cifras que ofrecen los sindicatos del sector son descorazonadoras. En lo que se lleva de a?o, las agresiones a conductores en el ¨¢rea metropolitana de Par¨ªs se incrementaron en un 30% respecto al mismo periodo de 1997. Por ello hay miedo. Entre los empleados y los pasajeros.
Los distintos Gobiernos que han tratado de combatir este fen¨®meno de la violencia juvenil han fracasado. Ayer, el primer ministro socialista, Lionel Jospin, anunci¨® una serie de medidas que no difieren en exceso de otras probadas en el pasado.
El Plan Jospin
Las l¨ªneas maestras del Plan Jospin se pueden resumir en cuatro: endurecimiento de las sanciones contra los autores de los ataques; celebraci¨®n de juicios r¨¢pidos; reforzamiento de la presencia policial en las estaciones y nuevos programas de creaci¨®n de empleo juvenil para evitar el desarraigo social.Los sindicatos no est¨¢n satisfechos. Ayer calificaron de "insuficientes" esas medidas. Lo que ellos piden es que la polic¨ªa tenga una presencia permanente, visible y activa en los considerados barrios problem¨¢ticos. En muchos de ellos, seg¨²n denuncian los sindicatos, los agentes han dejado de patrullar y cuando act¨²an lejos de resolver el problema lo agravan. Las asociaciones de vecinos aseguran que, en esos casos, los polic¨ªas se emplean con contundencia y que con frecuencia act¨²an de forma racista.
Los psic¨®logos sociales tratan de explicar este fen¨®meno con el denominado mal de la banlieu, -mezcla de pesimismo social, aburrimiento, crisis de personalidad, desestructuraci¨®n familiar y fracaso escolar-, y hablan de la lagunas de la educaci¨®n, indagan en la tipolog¨ªa de estos adolescentes desafiantes que ven en los ch¨®feres de los transportes p¨²blicos, la representaci¨®n de la primera escala de la autoridad.
A pesar de las molestias ocasionadas por el paro, los pasajeros del transporte de cercan¨ªas consultados eran comprensivos. "Tambi¨¦n nosotros nos sentimos amedrentados, pues estamos expuestos a las agresiones o insultos y, sin embargo, no podemos dejar de acudir al trabajo".
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