Carne de matadero
A los novillos de Ferm¨ªn Boh¨®rquez los trajeron equivocados. Iban para el matadero y se encontraron en el ruedo de la plaza de toros de Las Ventas. Y no sab¨ªan qu¨¦ hacer. Les citaban unos individuos vestidos de luces y acud¨ªan pero, llegados, no ten¨ªan claro por d¨®nde deb¨ªan continuar.
El problema de los toros con carne de matadero es que les falta discernimiento. Un toro de lidia aut¨¦ntico sabe que la embestida es al enga?o, sometida y continuada, y si sus intenciones son perversas, a la ingle del citador. Un toro con carne de matadero, en cambio, se desconcierta, y lo mismo topa al enga?o que al bulto, o se para y se queda por all¨ª, mirando perplejo.
Tal como se acaba de indicar se comportaron los novillos de Ferm¨ªn Boh¨®rquez. Y los toreros desesperaban en sus intenciones lidiadoras. Y la afici¨®n protestaba con vehemencia, porque ya est¨¢ bien.
Boh¨®rquez / Cid, G¨®mez, Ram¨ªrez
Estados Unidos, 1967 (101 minutos). Dir.: Gene Saks. Int.: Robert Redford, Jane Fonda, Mildred Natwick, Charles Boyer.
Novillos de Ferm¨ªn Boh¨®rquez (uno devuelto por inv¨¢lido), presentables, descastados
2¡ã, sobrero de Guardiola Fantoni, bien presentado, noble.
El Cid: pinchazo y bajonazo (silencio); estocada ladeada y descabello (silencio)
G¨®mez Escorial: estocada muy trasera, descabello ¡ªaviso-y descabello (silencio); estocada corta (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda). Alberto Ram¨ªrez: pinchazo en el costillar, otro ca¨ªdo y estocada ladeada (silencio); pinchazo, otro hondo, rueda de peones, pinchazo y estocada corta trasera (silencio).
Plaza de Las Ventas, 10 de octubre
5 corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
La afici¨®n lleva tiempo desga?it¨¢ndose y est¨¢ harta del vidrioso asunto de los toros, que los sueltan inv¨¢lidos o los cuelan de matute porque son carne de matadero. "Fuera Boh¨®rquez", gritaban algunos aficionados, con referencia expresa al ganadero.
El modo de se?alar no admit¨ªa dudas sobre las responsabilidades. Pero no eran las ¨²nicas, porque hay unos veterinarios y una autoridad y una empresa. Y cada uno lleva parte de culpa en la puesta en escena de ¨¦sta vulgar Feria de Oto?o; y, dentro de ella, de esa novillada aburrida e impresentable.
Hubo un novillo con la manejabilidad propia del ganado de lidia y fue el sobrero. Los toreros ten¨ªan justificaci¨®n por su escaso lucimiento con los toros de carne de matadero, mas con ese Guardiola que arrumb¨® sobrero las posibilidades de torear ya eran otras. Y G¨®mez Escorial, a quien le correspondi¨®, no supo hacerlo seg¨²n mandan los c¨¢nones. Antes al contrario, lo tore¨® como no mandan: mucho pico, poco temple, escaso recorrido. Un experto en tauromaquia de los que abundan por los tendidos, lo defini¨® con terminolog¨ªa t¨¦cnica: "Le falta embarcaci¨®n".
Embarcaci¨®n, s¨ª, le faltar¨ªa a G¨®mez Escorial, pero no animosidad, que puntualiz¨® otro, y se emple¨® valiente en las ver¨®nicas; al quinto novillo lo recibi¨® a porta gayola; porfi¨® las embestidas que aquel armario no ten¨ªa, y acab¨® su dilatada faena sacando dos muletazos por la espalda, luego por bernadinas, que es variante de la manoletina, el pase del 98 (a quien lo trujo le perdone Dios).
El buen corte torero de El Cid no encontr¨® acomodo en las descastadas embestidas de su lote y se le hubiese podido perdonar si no fuera por el infamante bajonazo que perpetr¨® en su primero. Alberto Ram¨ªrez, menos exigente en los condicionamientos t¨¢uricos, hizo exhibici¨®n de su variado toreo de capa y puso arrojo en sus intervenciones muleteras. Ambas faenas las empez¨® en los medios, sin tanteos, dobladas ni preparaci¨®n de ninguna especie, sino cuajando directamente los derechazos una, los naturales otra, en ambos casos con indudable m¨¦rito.
Todo tuvo su excepci¨®n, bien se ve. V¨ªctor Hugo —espigado banderillero— no se aclaraba en la brega y arm¨® un l¨ªo, pero cuando entr¨® a banderillas reuni¨® asom¨¢ndose al balc¨®n. El Chano y Chac¨®n se lucieron en sus intervenciones. El tercer novillo se arranc¨® a los caballos y derrib¨® uno cual si fuera bravo. Debi¨® ser por error pues cant¨® la gallina y se puso a berrear. Berreaba como si lo llevaran al matadero. Justo lo que debi¨® suceder.
Babelia
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