"Las cosas se mueven aqu¨ª, y se mover¨¢n m¨¢s"
Como independiente, se le atribuye un papel de representante del rey HassanII en el Gobierno marroqu¨ª, aunque asegura suscribir el programa del primer ministro, el socialista Abderram¨¢n Yussufi. Nacido en Tetu¨¢n hace 51 a?os, jurista y antiguo militante de los derechos humanos, Omar Azziman detalla en un fluido espa?ol la firme voluntad de su pa¨ªs de pasar la p¨¢gina negra de la reciente historia y abordar un cambio democr¨¢tico.
Pregunta.?Se van a cumplir las promesas de liberar a los presos pol¨ªticos? Respuesta.El principal paso ya se dio hace tiempo, en julio de 1994. Entonces se excluy¨® a las personas que hab¨ªan recurrido a la violencia, pero ahora se han revisado incluso varios de esos casos, ya que cometieron sus delitos por motivaciones pol¨ªticas. Teniendo en cuenta el cambio que est¨¢ viviendo actualmente Marruecos, se tom¨® la decisi¨®n de hacer una recomendaci¨®n a su majestad para que puedan beneficiarse del indulto o gracia real.
[Esta entrevista se desarroll¨® pocas horas antes de que HassanII anunciara ante el Parlamento, la tarde del pasado viernes, que el Gobierno iba a "liquidar definitivamente el contencioso de los derechos humanos" en un plazo m¨¢ximo de seis meses.]
Hay una firme voluntad de pasar p¨¢gina y si, en casos determinados, hay una responsabilidad de la Administraci¨®n se indemnizar¨¢ a las v¨ªctimas. Es la fase final de un proceso.
P. ?Cu¨¢ntos presos pol¨ªticos quedan ahora en Marruecos?
R. Como exmilitante de los derechos humanos que ha pasado parte de su vida defendiendo a los presos pol¨ªticos, como antiguo ministro que pudo abrir el camino para resolver esta cuesti¨®n, hoy puedo asegurar que no hay presos pol¨ªticos en Marruecos, en el sentido de delito de opini¨®n. Los que ahora se van a beneficiar del indulto eran militantes de grupos pol¨ªticos, pero recurrieron a la violencia. El cambio pol¨ªtico permite revisar sus casos para poder pasar la p¨¢gina definitivamente.
P. ?Marruecos ha entrado ya en la v¨ªa de la transici¨®n democr¨¢tica?
R. Hay una voluntad clara, firme, una determinaci¨®n al nivel m¨¢s alto del Estado [f¨®rmula habitualmente usada en Marruecos para referirse al rey], compartida por el Gobierno y apoyada por una expectaci¨®n popular extraordinaria. Marruecos est¨¢ cambiando, las cosas se mueven en Marruecos. Y van a moverse a¨²n m¨¢s.
P. Como ministro de los Derechos Humanos, usted ya particip¨® en la primera amnist¨ªa.
R. En 1994 trabajamos much¨ªsimo, pero no era el contexto actual. Entonces todo era m¨¢s delicado, m¨¢s dif¨ªcil, y se hizo con coraje y determinaci¨®n. Este Gobierno quiere pasar ahora de las promesas electorales a las realidades. Pero el cambio en Marruecos exige cierta pedagog¨ªa, ¨¦ste no es un pa¨ªs de cambios bruscos. Hay reticencias y siempre las habr¨¢. Sin embargo, el cambio ir¨¢ hacia adelante porque va en el sentido de la historia. No podemos volver hacia atr¨¢s. La v¨ªa democratizadora necesita de apoyo exterior; la pobreza, la falta de asistencia social, el analfabetismo siguen existiendo. No basta s¨®lo con alabar la voluntad democratizadora, el apoyo econ¨®mico es indispensable.
P. Muchos presos espa?oles en Marruecos no pueden cumplir su condena en Espa?a, como prev¨¦ el convenio penitenciario, a causa de las elevadas multas. R. Se dicen muchas cosas de las prisiones marroqu¨ªes, y yo no voy a decir que sean hoteles de cinco estrellas. Un pa¨ªs como Marruecos, hablando con objetividad, no puede hacer mucho m¨¢s por las prisiones. Nuestras c¨¢rceles no est¨¢n peor que nuestras escuelas, o el resto del pa¨ªs.
P. ?Qu¨¦ hace Marruecos para frenar el flujo de inmigrantes ilegales a trav¨¦s del Estrecho?
R. El problema, incluso visto bajo el ¨¢ngulo de la tragedia humana de las pateras, es m¨¢s serio. Mientras la situaci¨®n social y econ¨®mica de Marruecos no se arregle, habr¨¢, lo queramos o no, un flujo de migraci¨®n.
P. Pero tambi¨¦n hay mafias que generan esta migraci¨®n.
R. La miseria siempre ha sido explotada. Hay redes, en Marruecos y en el extranjero, que se aprovechan sin ning¨²n escr¨²pulo de la desesperaci¨®n de los que se aventuran a salir.
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