El culto a las voces
La 47? temporada de ¨®pera de la ABAO (Asociaci¨®n Bilba¨ªna de Amigos de la ?pera) se ha inaugurado con La flauta m¨¢gica. Nunca se hab¨ªa representado el genial t¨ªtulo mozartiano en estos ciclos m¨¢s familiarizados con Verdi, Donizetti y, en general, la l¨ªrica italiana y francesa del XIX. La ¨®pera alemana se est¨¢ introduciendo poco a poco, pero con firmeza, en la villa del Nervi¨®n.
Esta introducci¨®n no supone ninguna renuncia a los planteamientos b¨¢sicos de la ABAO, volcados en un culto absoluto a las voces, sin que los tratamientos esc¨¦nicos y teatrales ocupen un lugar destacado en las preferencias de organizadores y p¨²blico. En La flauta se ha mimado, efectivamente, el reparto vocal y desde ese punto de vista los resultados han sido excepcionales. Reunir en un mismo elenco el Papageno de Anton Scharinger, el Sarastro de Matti Salminen, la Pamina de Regina Sch?rg y el Tamino de Deon van der Walt es un lujo a la altura de muy pocos teatros. Destacaron tambi¨¦n las excelentes voces blancas del Tolzen Knabenchor de M¨²nich y la Papagena de Maribel Monar, resultando un poco justa en las incre¨ªbles dificultades de sus dos arias la Reina de la Noche encarnada por Yelda Kodali.
Para una ¨®pera tan dada a la fantas¨ªa teatral como La flauta, la puesta en escena fue convencional. Ralf Weikert dirigi¨® con solvencia a la Sinf¨®nica de Euskadi. Fue una gran noche de ¨®pera, correspondida con un ¨¦xito sin fisuras.
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