Cambios y distanciamiento pol¨ªtico
El autor considera materia de estudio el perfil que arroja el sondeo de la sociedad valenciana: satisfacci¨®n vital alta, deseo de cambio, pero escaso compromiso pol¨ªtico
En el sondeo elaborado por Demoscopia para EL PAIS, adem¨¢s del tema espec¨ªfico de las elecciones auton¨®micas y junto con la percepci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica, se realizaron otras preguntas sobre la situaci¨®n social y personal de los valencianos. Comentaremos aqu¨ª tres de esas cuestiones, que hacen referencia al cambio social necesario para mejorar la situaci¨®n de la comunidad, a la tasa de discusi¨®n pol¨ªtica y al nivel de satisfacci¨®n vital de la poblaci¨®n valenciana. Los resultados insin¨²an un estado de ¨¢nimo muy peculiar, que se manifiesta en sentimientos positivos hacia la comunidad, pero deseando cambios importantes sin una clara implicaci¨®n pol¨ªtica. Llevando al l¨ªmite el diagn¨®stico, se podr¨ªa hablar de una sociedad con un alto potencial de ruptura. Que el 19% de los valencianos opine que son necesarios cambios sociales muy b¨¢sicos y radicales para mejorar la situaci¨®n de la comunidad, frente a un 63% que s¨®lo reclaman cambios graduales o moderados, significa un potencial de cambio y de inestabilidad muy alto. Aunque la comparaci¨®n de sondeos distintos siempre es delicada, nos podemos hacer una idea de la importancia de ese 19% de cambio radical si recordamos que en 1981 la poblaci¨®n general espa?ola obten¨ªa s¨®lo un 8%, y a principios de los a?os noventa alcanzaba escasamente un 4%. A cambio, como era de esperar, los niveles de cambio moderado, no radical, en esos mismos a?os eran mucho mayores que los actuales de Valencia; el 82% en 1981 y el 91% entre 1991-93 para la poblaci¨®n general espa?ola. Por otro lado, la tasa de discusi¨®n pol¨ªtica, el tiempo que empleamos en hablar y opinar sobre temas pol¨ªticos, la implicaci¨®n emocional en estos temas, resulta bastante baja. Los que hablan de pol¨ªtica en algunas ocasiones o con frecuencia llegan a poco m¨¢s del 20%, frente al 50% de la poblaci¨®n espa?ola en 1991, que ya era entonces la m¨¢s baja de nuestro entorno europeo. En el sondeo actual que comentamos, el 55% de los valencianos dicen que no hablan nunca de pol¨ªtica. Esta actitud de alejamiento o de sensaci¨®n de impotencia, de confirmarse estos datos, tiene repercusiones indudables en la participaci¨®n y en el compromiso personal con la organizaci¨®n social y pol¨ªtica de la comunidad. En cuanto al nivel de satisfacci¨®n de los valencianos con su vida actual, los resultados son altos, incluso mejores que en otras muchas Comunidades de Espa?a. Una media de 7, una especie de notable hacia nuestra vida actual, es una calificaci¨®n considerable, aunque ya la obten¨ªan el 66% de los espa?oles en 1991. Valencia obtiene la nota m¨¢s baja, en comparaci¨®n con Castell¨®n o con Alicante, la m¨¢s alta, pero sin grandes diferencias entre ellas. Esta satisfacci¨®n vital, en t¨¦rminos generales, est¨¢ relacionada con sentimientos positivos hacia toda la sociedad en la que se vive y acostumbra a tener una relativa estabilidad cultural. Los especialistas dicen que la satisfacci¨®n ante la vida, tasas elevadas de discusi¨®n pol¨ªtica y un cierto apoyo al orden social existente, junto con otras caracter¨ªsticas de la cultura c¨ªvica, tienen tendencia a presentarse asociadas. Algunos dicen que constituyen un s¨ªndrome de actitudes positivas ante el mundo en que se vive, que facilita la viabilidad de las instituciones democr¨¢ticas. Los datos recogidos en este sondeo indican una situaci¨®n un poco especial de la sociedad valenciana. Junto con una buena satisfacci¨®n vital, manifiesta unos deseos de cambio algo radicales, pero con un escaso compromiso pol¨ªtico. Algo as¨ª como necesitar que alguien cambie las cosas, pero sin que nosotros participemos especialmente. Hay algo extra?o en ese perfil, quiz¨¢ una tensi¨®n pol¨ªtica encubierta, controlada hasta ahora por los altos niveles de satisfacci¨®n, pero tambi¨¦n es cierto que se necesitan estudios m¨¢s finos para garantizar esta impresi¨®n. Alguna instituci¨®n, con medios de investigaci¨®n y preocupada por este panorama, deber¨ªa seguirle la pista a estos datos. Mientras tanto, s¨®lo nos queda observar la evoluci¨®n de los acontecimientos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.