El foralismo, ante la hora de la verdad
El 25 - O es un desaf¨ªo para Unidad Alavesa tras su ruptura interna y a causa del empuje del PP
Unidad Alavesa (UA) ha dejado de ser el enigma alav¨¦s. Sus ¨¦xitos en las elecciones auton¨®micas de 1994 y en las municipales de 1995, que sembraron el desconcierto entre los partidos vascos, han dado paso a un partido m¨¢s previsible. Ha modulado el lenguaje desgarrador antinacionalista de sus comienzos, se ausent¨® en las elecciones generales de 1996 ante el temor a no lograr representaci¨®n, y el a?o pasado, siete despu¨¦s de su fundaci¨®n, sufri¨® su primera crisis de pubertad que le aboc¨® a una traum¨¢tica escisi¨®n. Los sondeos se empe?an en darle a la baja y su principal rival, el PP, est¨¢ crecido en ?lava. Con este complicado panorama, los foralistas de UA, que hacen de la defensa de los derechos hist¨®ricos que asisten a la provincia alavesa y del antinacionalismo sus razones de existencia, encaran las elecciones vascas del 25 de octubre como una rev¨¢lida, como una prueba de que su proyecto a¨²n engancha con el sentir de los alaveses.?lava suficiente (1990), ?lava sin l¨ªmites (1994) y, ahora, ?lava como Navarra. Todos los esl¨®ganes de Unidad Alavesa para las campa?as auton¨®micas tienen siempre el mismo destinatario. Con su ¨²ltimo lema, los foralistas pretenden de alguna manera culminar el proceso de concienciaci¨®n al que han querido someter a la sociedad alavesa en sus ocho a?os de existencia: ?lava debe ser como la vecina, uniprovincial y foral comunidad aut¨®noma de Navarra, con la que los alaveses tienen, seg¨²n los dirigentes foralistas, muchas m¨¢s afinidades que con Guip¨²zcoa o Vizcaya.
As¨ª, UA centra su campa?a en reclamar la segregaci¨®n de ?lava del Pa¨ªs Vasco. Y para demostrar que "los alaveses est¨¢n haciendo un p¨¦simo negocio en Euskadi", como pregonan los foralistas, UA ha destapado su particular caja de los truenos contra el PNV: "Vamos a ser un cactus para el nacionalismo. Cuando el nacionalismo se arrima a nosotros, sacamos las p¨²as. Ser nacionalista es una manera cutre de estar en el mundo", repite el secretario general y l¨ªder de UA, Pablo Mosquera.
Abrupta irrupci¨®n
UA consigui¨® convulsionar el panorama pol¨ªtico vasco con su abrupta irrupci¨®n en las auton¨®micas de 1990: 14.000 votos y tres esca?os fueron a parar a un partido surgido a ra¨ªz de una escisi¨®n del Partido Popular y cuya implantaci¨®n se reduce exclusivamente a ?lava. Su virulento mensaje contra el "nacionalismo colonizador" encontr¨® un fil¨®n electoral. En las elecciones municipales de 1991 refrend¨® la sorpresa y se ubic¨® como segundo partido de la provincia, aunque desde la oposici¨®n. La fuerza de los votos oblig¨® a sus contrincantes pol¨ªticos a modificar en parte sus discursos y centrarlos en ?lava, el territorio hist¨®rico donde el nacionalismo tiene su eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil. La euforia colectiva que en esos momentos viv¨ªan los dirigentes foralistas choc¨® con el fracaso de 1993, cuando no consigui¨® colocar en el Parlamento espa?ol a ning¨²n representante. No participaron en los comicios europeos de 1994 y su traves¨ªa del desierto finaliz¨® en las elecciones vascas del mismo a?o: alcanz¨® su techo electoral y logr¨® formar grupo parlamentario propio al sacar cinco esca?os. En los comicios locales del 95 mantuvo la tendencia Pero desde entonces han pintado bastos para este partido. La compleja amalgama que constituye UA -donde conviven tendencias y sensibilidades variopintas, conservadores con progresistas, gente procedente de la democracia cristiana con otros de la izquierda abertzale- termin¨® por explotar en 1996.La sorprendente incorporaci¨®n del partido foralista al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Vitoria, dirigido por el PNV, dio al traste con los esquemas de alguno de sus fundadores. A partir de esa fecha se fue larvando una crisis interna que Mosquera no supo atajar. Los defensores de las esencias antinacionalistas de UA no pod¨ªan soportar el pacto con la formaci¨®n de Xabier Arzalluz, mientras que los m¨¢s pragm¨¢ticos defend¨ªan que el acuerdo era a t¨ªtulo personal con el alcalde, Jos¨¦ ?ngel Cuerda, que lleva dos d¨¦cadas al frente del consitorio, y no con los nacionalistas. Durante m¨¢s de un a?o convivieron estas dos posturas antag¨®nicas, hasta que los cr¨ªticos perdieron la confianza de las bases y se marcharon del partido. Sin embargo, conservaron los cargos y fundaron un nuevo partido.
A buen seguro, UA no har¨¢ muchas alusiones al pacto con el PNV durante la campa?a electoral. Los dirigentes foralistas retomar¨¢n el discurso de firmeza antinacionalista, acusar¨¢n al Gobierno vasco (dirigido por PNV y Eusko Alkartasuna tras la reciente salida del Ejecutivo de los socialistas) de "saquear" los recursos de la pr¨®spera ?lava en favor de Vizcaya y de Guip¨²zcoa y propondr¨¢n una consulta para saber si los alaveses desean crear una comunidad propia. La rev¨¢lida de octubre marcar¨¢ el futuro de UA
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