Un Parlamento en n¨²meros rojos
El Parlamento vasco heredar¨¢ en la sexta legislatura los problemas que arrastra desde hace una larga d¨¦cada. A pesar de los intentos por acercarlo a la sociedad, todav¨ªa sigue metido en un caparaz¨®n poco permeable, gracias a un Reglamento obsoleto que aleja los debates pol¨ªticos del momento en el que los hechos saltan a la arena p¨²blica. Junto al Reglamento, que lejos de ser aprobado al final del pasado curso, provoc¨® la ruptura del Ejecutivo tripartito (PNV-PSE-EA) de coalici¨®n, el Parlamento tampoco ha podido cumplir otro de sus objetivos m¨¢s ambicioso de la legislatura: aprobar el Estatuto del Pol¨ªtico. Dos incumplimientos que pod¨ªan haber adormilado la C¨¢mara hasta el aburrimiento, si no fuera porque dos temas puntuales, y en muchas ocasiones broncas ajenas a su actividad, le han salvado la cara: el plan de acercamiento de los presos de ETA se ha convertido en la estrella de la legislatura, y los ¨²ltimos acuerdos entre el PNV, EA, y Herri Batasuna en torno a la Ley del Deporte, Trevi?o y la no exigencia del acatamiento de la Constituci¨®n para adquirir la condici¨®n de parlamentario, le han dado un ritmo que no merec¨ªa por m¨¦ritos propios. Los titulares m¨¢s reiterados de la quinta legislatura, que afectan de manera directa al Gobierno y a su capacidad para generar proyectos de ley, iban directos al Gabinete de Ardanza: el Gobierno incumple sus previsiones. Y es que ni el Ejecutivo ni el Parlamento han sido capaces de generar el clima suficiente para producir leyes fundamentales como la ley del Menor, la del Banco P¨²blico Vasco, sobre el que el PNV vuelve a la carga en su programa electoral, o la ley Municipal. El propio Gobierno vasco ha asumido, aunque no sea de manera expl¨ªcita, su fracaso en ese campo, ya que ha modificado hasta en cuatro ocasiones el calendario legislativo para adaptarlo a su ritmo. De la ¨²ltima propuesta, 14 leyes se han quedado en el tintero. Es decir, tambi¨¦n en la producci¨®n de proyectos de ley se ha est¨¢dado en n¨²meros rojos. Broncas partidistas En este caso, la estad¨ªstica ilustra la realidad de la C¨¢mara de Vitoria. Dos de cada tres portadas que los medios de comunicaci¨®n han dado al Parlamento est¨¢n relacionados con debates encendidos por cuestiones ajenas a la producci¨®n legislativa. Entre el 30 de noviembre de 1994, cuando Joseba Leizaola fue elegido presidente, y el 31 de agosto de 1998, en que el lehendakari Ardanza puso fin a su larga atapa al frente del Gobierno con el decreto de disoluci¨®n de la C¨¢mara, ¨¦sta ha sido como un volc¨¢n impredecible, que ha pasado de estar dormido a erupciones incontroladas. En marzo de 1995, apenas dos meses despu¨¦s del asesinato en San Sebasti¨¢n del teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n, Gregorio Ord¨®?ez, el parlamentario de HB Mikel Zubimendi, ahora en paradero desconocido, puso a prueba los nervios de Leizaola. Arroj¨® una bolsa de cal al esca?o de Ram¨®n J¨¢uregui, despu¨¦s de una intervenci¨®n relacionada con los asesinatos de Lasa y Zabala. Una acci¨®n que todo el mundo interpret¨® como una amenaza y que confirm¨® que el Parlamento ha sido para HB un espacio publicitario que ha utilizado no para exponer sus posiciones pol¨ªticas, sino para poner en escena sus reivindicaciones. Entre ese momento de m¨¢xima tensi¨®n y la aparici¨®n de una Herri Batasuna transformada, con un perfil m¨¢s pol¨ªtico, apenas si pas¨® un a?o. El D¨ªa de los Inocentes, el 28 de diciembre de 1995, un acuerdo de los partidos nacionalistas con IU solicit¨® el acercamiento de los presos de ETA. A partir de ese momento HB cambi¨® de chip y empez¨® a participar habitualmente en los trabajos parlamentarios, aunque s¨®lo en la Comisi¨®n de Derechos Humanos y en la ponencia creada para ampliar y llevar a buen t¨¦rmino el acuerdo del pleno. Era la batalla de HB. PNV, EA, e IU le pon¨ªan en bandeja la posibilidad de internacionalizar el conflicto con el Ministerio del Interior en torno a la pol¨ªtica penitenciaria. Algo que llevaban a?os persiguiendo sin ¨¦xito. El 18 de febrero de 1998 coronaron esa cima y la comisi¨®n aprob¨® el documento de denuncia de la pol¨ªtica penitenciaria que presentar¨ªan ante las instituciones de la Comunidad Europea, en medio de un abierto enfrentamiento con el PSE, el PP y Unidad Alaves. Deterioro La C¨¢mara empezaba a dar s¨ªntomas de que dos bloques, nacionalistas e IU, por un lado, y los no nacionalistas por otro, se estaban empezando a erigir en los protagonistas del final de la legislatura, y de que la convivencia entre ambos amenazaba ruina. A medida que HB entraba en el juego de la pol¨ªtica junto al PNV, en el PSE, socio del Ejecutivo tripartito, cund¨ªa la idea de que estaba cada vez m¨¢s desplazado por la nueva alianza. La recta final de la legislatura fue trepidante. Despu¨¦s de tres inviernos en los que el bloque gubernamental hab¨ªa mantenido las formas, y su fuerza en el Parlamento hab¨ªa conseguido sacar adelante el 100% de sus proyectos legislativos, la primavera del a?o en curso se cruz¨® como un obst¨¢culo insalvable. El comunicado de ETA anunciado el pasado oto?o que cerraba el frente carcelario y por lo tanto los atentados y secuestros contra funcionarios impuls¨® el acercamiento del PNV y EA a HB. Este giro se vio favorecido por el temor , alimentado tras el asesinato del concejal del PP de Ermua, Miguel ?ngel Blanco, de que la imagen de la violencia contaminara a todo el nacionalismo y les llev¨® a funcionar como bloque. El pasado dos de junio fue aprobada la pol¨¦mica Ley del Deporte con los votos en contra del PSE y el respaldo de HB. Tan s¨®lo dos semanas despu¨¦s, el nuevo Reglamento del Parlamento es rechazado en el pleno despu¨¦s de m¨¢s de 10 a?os de trabajo porque el PNV, EA y HB se niegan a jurar o prometer la Constituci¨®n. Ese hecho motiv¨® una profunda reflexi¨®n en el PSE y la ruptura del Gobierno. Por primera vez, aunque fuera por escaso tiempo hasta las elecciones, los socialistas se instalaron en la oposici¨®n. El panorama pol¨ªtico hab¨ªa dado un vuelco de 180 grados gracias a un Parlamento convertido en una coctelera del nacionalismo. A partir de ese momento el centro de atenci¨®n fueron precisamente las conversaciones entre el Partido Nacionalista Vasco y Herri Batasuna, relegando a un segundo plano todo lo dem¨¢s. En esta ocasi¨®n el Parlamento s¨ª que ha sido premonitorio. Aunque el acuerdo se ha fraguado en otros foros, ya nadie duda de que la C¨¢mara lanz¨® el proceso que acab¨® en la tregua indefinida de la banda terrorista ETA.
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