El ausente
La clamorosa ausencia del vicepresidente Cascos en los actos oficiales del 12 de Octubre tendr¨¢ probablemente una explicaci¨®n mas bien trivial; sin embargo, la atenci¨®n dada por los medios de comunicaci¨®n a esa m¨ªnima an¨¦cdota resulta en s¨ª misma significativa. Cascos entr¨® en barrena desde que Sergio Marqu¨¦s -presidente del Principado- hizo frente a sus inconstitucionales pretensiones de invadir el ¨¢mbito propio de la Comunidad Aut¨®noma, abusando de su doble condici¨®n de vicepresidente del Gobierno y secretario general del PP, para imponer la disciplina se?orial a los vasallos de su feudo asturiano. Los halagos cortesanos que le presentan como la reencarnaci¨®n de Jovellanos no han logrado mejorar su imagen; las aportaciones de la doctrina Cascos a la pr¨¢ctica jurisprudencial (los tribunales estar¨ªan f¨¦rreamente obligados a que sus sentencias reflejaran el parecer mayoritario de la opini¨®n p¨²blica) y a la teor¨ªa utilitarista (el inter¨¦s general exige que el Parlamento regule por ley las transmisiones televisivas de los partidos de f¨²tbol) no le servir¨¢n para reclamar la herencia de la tradici¨®n ilustrada asturiana.Como esos boxeadores aturdidos que vagan como fantasmas por el cuadril¨¢tero golpeando al vac¨ªo, Cascos sigue lanzando derechazos contra sus dos enemigos principales (el PSOE y Sergio Marqu¨¦s) sin conseguir derribarlos. El vicepresidente tuvo la semana pasada la brillante ocurrencia de proclamar al PNV ganador de las elecciones vascas y asignar al PP el objetivo subalterno de vencer al PSOE para obtener as¨ª el segundo puesto. Un viejo chiste machista narra la bronca matrimonial en que una esposa critica al marido por su falta de coraje en la vida -"si hubiese una Olimpiada mundial de calzonazos, seguro que quedabas el segundo"- y despu¨¦s le da la puntilla al contestar a su atribulada pregunta -"?pero por qu¨¦ el segundo?"- con un veredicto inapelable: "Por calzonazos". En la extra?a pareja de hecho formada por Cascos y Arzalluz, el secretario general del PP, seducido por los halagos del presidente del PNV y part¨ªcipe de su fobia contra el ministro del Interior, Mayor Oreja, parece destinado tambi¨¦n a ser segundo en la carrera por m¨¦ritos propios.
Entretanto, la situaci¨®n en Asturias contin¨²a deterior¨¢ndose. Sergio Marqu¨¦s, suspendido de militancia por la Comisi¨®n de Disciplina del PP durante el verano, aguanta numantinamente el cerco de Cascos: aunque s¨®lo cuenta con 5 de los 45 esca?os de la Junta General del Principado, la negativa de los 15 representantes del PSOE a juntar fuerzas con los 14 diputados populares todav¨ªa fieles a la disciplina para votar una moci¨®n de censura contra el presidente del Principado blinda su posici¨®n hasta las elecciones auton¨®micas de junio de 1999. Las negociaciones para lograr que Sergio Marqu¨¦s presentase voluntariamente su dimisi¨®n a cambio del perd¨®n del PP han quedado en el dique seco tras el debate sobre el estado de la regi¨®n celebrado la pasada semana por el Parlamento asturiano.
La facci¨®n leal a Cascos aprovech¨® ese debate para lanzar contra Sergio Marqu¨¦s la acusaci¨®n de haber adjudicado irregularmente las asistencias t¨¦cnicas de cuatro obras de infraestructura financiadas por los fondos de la miner¨ªa y para exigir una comisi¨®n investigadora; la respuesta del presidente del Principado fue anunciar una querella criminal por calumnia. Era inevitable que el espectro de la corrupci¨®n reclamase el papel protagonista en este auto sacramental de ambiciones personales, amistades traicionadas, reacciones despechadas, concupiscencia de poder y venganzas implacables. Queda ahora por saber si las acusaciones contra Sergio Marqu¨¦s son veraces y cu¨¢l fue el precio y qui¨¦nes resultaron beneficiados de esa eventual irregularidad; aunque hasta ahora ¨²nicamente el PSOE haya tenido que pagar costes penales y pol¨ªticos por la financiaci¨®n ilegal de la organizaci¨®n y por el enriquecimiento il¨ªcito de algunos desvergonzados cargos p¨²blicos de sus gobiernos, las comisiones ilegales por obras, recalificaciones o licencias constituyen una patolog¨ªa generalizada que afecta tambi¨¦n -en forma de corrupci¨®n institucional- a los restantes partidos democr¨¢ticos y eventualmente -en forma de corrupci¨®n individualizada- a los delincuentes agazapados dentro de su militancia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.