La Mostra se inaugura con numeroso p¨²blico y escenas de fervor por la presencia de Jeremy Irons

La Mostra de Val¨¨ncia inici¨® ayer su andadura con las primeras proyecciones de las distintas secciones. Jeremy Irons llen¨® la gala inaugural y provoc¨® escenas de fervor. Al acto asistieron actores como Antonio Ferrandis, que es objeto de un homenaje, Pilar Bardem, Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, Esperanza Rey o Jos¨¦ Sancho y directores como Antonio Gim¨¦nez Rico o Antonio Mercero. Todos desfilaron por el Palau de la M¨²sica de Valencia, en el que se hab¨ªa preparado una escenograf¨ªa "muy warholiana", en palabras del director del festival, Llu¨ªs Fern¨¢ndez. Hoy las lentejuelas pasan al olvido y el cine adquiere el verdadero protagonismo, as¨ª como el controvertido ciclo de Andy Warhol.

Tras probar el plato "typical valenciano" (as¨ª lo pidi¨®), que consisti¨® en una mariscada en un conocido restaurante de Nazaret, Jeremy Irons se mostr¨® anoche sol¨ªcito y atento con el p¨²blico, guardando la compustura. Entre los concejales, destac¨® la candidata socialista, Ana Noguera, por su vestido negro que dejaba ver toda su espalda y por su inseparable acompa?ante, el ex ministro Juan Alberto Belloch, quien aprovech¨® una reuni¨®n para asistir a la gala. Al contrario que el pasado a?o, la gente del cine fue numerosa y los famosos de la televisi¨®n no acapararon la atenci¨®n del p¨²blico, en un auditorio m¨¢s pop que nunca por su escenograf¨ªa. Andy Warhol ha pasado a la historia por su talento como manipulador de im¨¢genes preestablecidas y como protagonista de un sinf¨ªn de an¨¦cdotas m¨¢s o menos estrafalarias, pero no parece que vaya a ocupar un lugar de privilegio en la historia del cine. Su actitud art¨ªstica ante el gran arte del siglo que termina, de la que la Mostra proyecta un buen n¨²mero de ejemplos, fue de una ingenuidad desarmante, que sin duda ¨¦l consideraba propia del iconoclasta que cre¨ªa llevar dentro. Si leen sus Memorias, una especie de grueso diario donde el autor reflejaba d¨ªas tras d¨ªa una colecci¨®n de hechos banales, sin olvidarse de anotar como cierre la cantidad exacta que gastada en taxis (se ve que el hombre tambi¨¦n miraba la peseta), se observa una confianza de estirpe antropol¨®gica en la importancia del dato desnudo de todo comentario, como si el relato de la realidad cotidiana fuera susceptible de proporcionar las claves de una ¨¦poca. Es esa desnudez, que algunos han calificado de jansenista, la que caracteriza a sus pel¨ªculas, que otros consideran simples remedos de cine, donde a menudo se renuncia al argumento en favor de la mera sucesi¨®n de im¨¢genes. El espectador de la Mostra que todav¨ªa sienta inter¨¦s por esta clase de cine de autor podr¨¢ ver una toma fija de varias horas de duraci¨®n del Empire State Building o la interminable duermevela de un amigo de Warhol, todo ello provisto de una c¨¢mara fija de cuya veracidad tanto ha aprendido la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico. Lo que sorprende en el cine de Warhol, m¨¢s all¨¢ de la inconsistencia de las t¨¦cnicas narrativas, de la ausencia de criterios estil¨ªsticos y de la biso?ez del artista que se adentra en dominio ajeno, es un notorio desd¨¦n hacia el montaje, instancia que determina en buena medida la posibilidad de jugar con las im¨¢genes, lo que extra?a en un artista que debe su fama precisamente a la manipulaci¨®n pop de las im¨¢genes dom¨¦sticas.