Vuelve De la Rosa
La juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios ha dictado prisi¨®n provisional contra el financiero Javier de la Rosa por supuesta apropiaci¨®n indebida en el caso que instruye por el hundimiento del Grupo Torras, que dej¨® un agujero de 500.000 millones de pesetas y destruy¨® miles de empleos. No es la primera vez que pisa la prisi¨®n De la Rosa, prototipo de los empresarios que desde mediados de los ochenta hasta la intervenci¨®n de Banesto (diciembre de 1993) confundieron la ingenier¨ªa financiera con el saqueo de las empresas que gestionaban, con el aplauso de sus hagi¨®grafos medi¨¢ticos (generalmente, los mismos que aplaudieron a Mario Conde). Ya fue encarcelado en octubre de 1994, acusado de falsedad, estafa y apropiaci¨®n indebida en Grand Tibidabo, cuyos 9.000 accionistas perdieron sus ahorros gracias a su habilidad financiera para vaciar empresas. Un m¨¦todo que, en el mejor de los casos, consiste en vender los activos de una compa?¨ªa y percibir a cambio elevadas comisiones, que suelen multiplicarse en funci¨®n del n¨²mero de intermediarios que intervienen en la operaci¨®n; y, en el peor, en trasladar directamente el capital de las empresas a cuentas cifradas en para¨ªsos fiscales. El caso de Torras se perfila como un ejemplo acabado del segundo caso. El auto judicial acusa a De la Rosa de haber desviado en torno a 21.000 millones de pesetas (al cambio actual) de Torras a diversas cuentas en bancos suizos y estadounidenses, procedentes de diversas operaciones realizadas en 1987 y 1988 en forma de plusval¨ªas y cr¨¦ditos solicitados a nombre de la empresa. La autoridad judicial ha considerado poco cre¨ªbles las explicaciones de la defensa del financiero y desechado la tesis de que De la Rosa era el testaferro de esas cuentas.
La presunci¨®n razonable de que tales cantidades de dinero est¨¦n en posesi¨®n de De la Rosa aumentaba l¨®gicamente los temores de fuga. De ah¨ª que el dictamen de prisi¨®n provisional comunicada sin fianza sea fundamentado y razonable. La novedad del auto frente a tratamientos judiciales anteriores, como el de Miguel Moreiras, que se neg¨® sistem¨¢ticamente a considerar la prisi¨®n, ni siquiera la fianza, o autos precedentes de la misma magistrada, que propon¨ªa una fianza de 400 millones, demasiado baja para el volumen de la suspensi¨®n de pagos m¨¢s importante de Espa?a, es que en esta ocasi¨®n se tienen indicios documentalmente probados de la titularidad de las cuentas y del dinero que ha sido transferido a ellas. El auto, por tanto, ha optado por la v¨ªa de la severidad y el rigor.
El esclarecimiento de las circunstancias que propiciaron la suspensi¨®n de Torras y el saqueo de sus empresas es fundamental para cancelar adecuadamente una etapa negra de especulaci¨®n econ¨®mica y enriquecimientos il¨ªcitos, propiciados por una transici¨®n hacia una econom¨ªa abierta con serias deficiencias de regulaci¨®n y por la aplicaci¨®n generosa del chantaje y la corrupci¨®n por parte de estos empresarios sui g¨¦neris. "Puedo llevarme lo que s¨¦ a la tumba, pero no a la c¨¢rcel", amenaz¨® De la Rosa en 1994, cuando sus cualidades de ilusionista financiero ya no enga?aban a casi nadie. Aunque esa ¨¦poca haya pasado -felizmente-, no estar¨¢ definitivamente olvidada mientras queden pendientes la fijaci¨®n de responsabilidades civiles y penales de casos como el de Torras. O el de Banesto.
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