Trinos
DE PASADAEl ¨²ltimo ladr¨®n de p¨¢jaros detenido por la Polic¨ªa en Granada se hab¨ªa cobrado ocho piezas, ocho fr¨¢giles avecicas canoras que trinaban en el interior de una jaula en una terraza de una vivienda de la calle Le¨®n. El malhechor, como en otros casos similares de los que hemos dado cuenta en esta secci¨®n, impresionados por el aroma l¨ªrico y el tacto de pluma del delito, tuvo que escalar la pared y destrozar puertas y ventanas para robar un pu?ado de p¨¢jaros. Un pu?ado de p¨¢jaros es tambi¨¦n el t¨ªtulo de uno de los ¨²ltimos libros que escribi¨® el poeta Luis Rosales. El detenido era un adolescente de 17 a?os y junto con los colorines y petirrojos arrambl¨® con unos pantalones que hab¨ªa colgados en el tendedero. La informaci¨®n policial no comenta por qu¨¦ abundan en Granada los ladrones de p¨¢jaros, individuos que despliegan un ingenio y una fuerza bruta incongruente con la suavidad y modestia del bot¨ªn. Quiz¨¢ se trate de una desconocida promoci¨®n de ladrones de guante rosa, una nueva modalidad delictiva en la que priva el amor al arte y la gratuidad de la misi¨®n. El m¨²sico Pepe Rey, director del grupo Sema, aboga por una leyenda rosa de Felipe II seg¨²n la cual, de adolescente y por su mucha afici¨®n a la m¨²sica, siempre viajaba con varias jaulas con aves cantoras. S¨ª que faltaron ruise?ores o alguna otra especie de p¨¢jaro cantor en el llamado con exagerada pretensi¨®n debate sobre el estado de la ciudad, s¨®lo fuera para evitar el sentimiento de ausencia y orfandad que incomoda a los que en ¨¦l participaron: Gabriel D¨ªaz Berbel, C¨¦sar D¨ªaz, Antonio Cruz, Baltasar Garz¨®n y Juan de Dios Vico. Discut¨ªan acaloradamente de Granada pero la ciudad no estaba. Adem¨¢s de los agentes de guardia, el grupo de periodistas y los secretarios de los grupos pol¨ªticos no hab¨ªa m¨¢s contribuyentes interesados en conocer el diagn¨®stico de Granada. Sin embargo, la ausencia de p¨²blico no es ¨®bice para que los portavoces construyan frases ingeniosas, adornen sus afirmaciones con gestos vehementes y miradas retadoras y despu¨¦s de un ditirambo busquen en el p¨²blico ausente un gui?o de complicidad. Los ladrones de p¨¢jaros y el Ayuntamiento deber¨ªan trabajar en un proyecto com¨²n de Investigaci¨®n M¨¢s Desarrollo para atraer p¨¢jaros al consistorio y borrar con gorjeos el silencio formidable de los plenos.
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