Alcalde atl¨¦tico de Marbella

EL ALCALDE de Marbella, Jes¨²s Gil, tendr¨¢ que comparecer la semana pr¨®xima ante un juzgado de esa ciudad con motivo de las investigaciones abiertas por la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. Se trata de dilucidar si Gil ha cometido alg¨²n delito -de fraude y malversaci¨®n de fondos p¨²blicos- en relaci¨®n a los contratos publicitarios suscritos entre el Ayuntamiento que preside y el Club Atl¨¦tico de Madrid, que tambi¨¦n preside.Presidir un club no es exactamente lo mismo que presidir una empresa (inmobiliaria, por ejemplo): as¨ª se argument¨® en su d¨ªa para justificar una intervenci¨®n p¨²blica que evitara el descenso a Segunda del Celta de Vigo y del Sevilla por no haber presentado los avales bancarios requeridos. Y presidir un ayuntamiento tampoco significa ser propietario del mismo y es diferente que presidir un club. Desde que Gil se convirti¨® en alcalde de Marbella, en 1991, esos tres planos, empresario, presidente de club y alcalde, se han mezclado en una lamentable confusi¨®n. El detalle chusco de bautizar a su grupo pol¨ªtico con el nombre de Grupo Liberal Independiente, a fin de que sus iniciales coincidan con su apellido, indica la voluntad de subrayar, antes que disimular, esa confusi¨®n.

Los socialistas presentaron en 1996 una denuncia sobre presuntas irregularidades en el acuerdo por el que los jugadores del Atl¨¦tico lucir¨ªan el nombre de Marbella en sus camisetas. Es bastante ins¨®lito que una ciudad se haga propaganda de esa manera, pero a¨²n m¨¢s que el contrato publicitario se firme entre un alcalde y un presidente que son la misma persona. Gil aduce que el club nunca lleg¨® a cobrar la totalidad de la deuda contra¨ªda por el Ayuntamiento por ese concepto, y tambi¨¦n que hab¨ªa ofertas m¨¢s sustanciosas de otras empresas; pero eso s¨®lo demostrar¨ªa que adem¨¢s es un mal gestor del Atl¨¦tico de Madrid.

Adem¨¢s de la cuesti¨®n de la publicidad, la fiscal¨ªa indaga todo lo relacionado con la sociedad municipal Eventos 2000, a trav¨¦s de la cual se realiz¨® el contrato y que, seg¨²n la oposici¨®n, ha pagado viajes de personas del entorno de Gil con motivo de los partidos del club en el extranjero.

Eso no significa necesariamente que haya delito, pero s¨ª parece evidente que hay motivos para investigar. Aparte de esto -y de que el Ayuntamiento que preside debe casi 10.000 millones de pesetas a la Seguridad Social-, Gil es famoso por la zafiedad con que suele pronunciarse, por sus horteras inclinaciones franquistas y por su estilo camorrista. De ello no se sigue necesariamente que sea un malversador de fondos. Pero tampoco le concede una bula especial. Hay motivos para pensar que a una persona menos dada a insultar y amenazar a todo el mundo no se le habr¨ªa tolerado durante tantos a?os la confusi¨®n entre los tres planos de su actividad: promotor inmobiliario, presidente y alcalde.