Problemas personales
Hace pocos d¨ªas se celebr¨® en la Feria de Francfort un debate entre Arturo P¨¦rez Reverte y Ken Follet sobre la literatura de masas, es decir, sobre el mundo del best seller. P¨¦rez Reverte, europeo, defendi¨® con buen sentido el valor de la tradici¨®n; Ken Follet estuvo a la americana, esto es: nacido ayer y escribiendo por las bravas, como en un western de pacotilla. Al menos, eso deduzco de la informaci¨®n que poseo. Pero hubo algo que me llam¨® especialmente la atenci¨®n y fue la declaraci¨®n del agente literario de Follet, Albert Zuckerman -autor, adem¨¢s, de un libro titulado C¨®mo se escribe un best seller-, quien dijo que "la mayor¨ªa de las novelas europeas, desafortunadamente, no son traducidas al ingl¨¦s. ?Por qu¨¦? Porque son muy personales". Yo creo que la literatura de masas es un g¨¦nero perfectamente respetable y establecido, aunque me quede la duda de saber si existe porque se escribe para el gran p¨²blico o porque el gran p¨²blico la reconoce como suya. Por poner un ejemplo: el g¨¦nero policiaco, del que soy un verdadero entusiasta existe en la intenci¨®n del autor que escribe un libro que cumple con una serie de requisitos, independientemente de su resultado de ventas.
Pero son las palabras de Zuckerman las que me han dejado de una pieza. ?Qu¨¦ es eso de los problemas personales? ?Acaso no hay problemas personales en el mundo del best seller anglosaj¨®n? Pienso, de inmediato, en John Le Carr¨¦ -oficialmente, uno de los puntales del g¨¦nero-. ?Se imaginan ustedes a Smiley sin problemas personales? Es m¨¢s: ?creen que habr¨ªa conseguido vencer a Karla si no fuera un hombre seriamente afectado por sus problemas personales? Yo, desde luego, no lo creo. La creaci¨®n de ese pesonaje es sustancial al desarrollo de la intriga. De ah¨ª proviene la excelencia de tantas obras de Le Carr¨¦.
Posiblemente, Zuckerman intenta hacer suya la que Italo Calvino llama "moral ingenua", esto es, la moral que se aplica a los sucesos y no a las conductas. M¨¢s ingenua parece a¨²n la intenci¨®n de aplicar esta moral al g¨¦nero como requisito indispensable. M¨¢s ingenua... o m¨¢s simple.
La ingenuidad se puede aplicar a lo que la aplica Calvino: los cuentos populares de tradici¨®n oral, esto es, los cuentos de iletrados que, sin embargo, conten¨ªan respuestas ejemplares a los problemas personales del grupo social que los recib¨ªa. Lo que no vale pensar es que la creaci¨®n literaria, por elemental que sea, sea cosa natural, cosa de ponerse a ello. Ah¨ª recordaba bien P¨¦rez Reverte el sentido de la tradici¨®n. Es un trabajo y hay que saber hacerlo. Continuar un camino exige saber que viene de atr¨¢s, de antes que uno. La opini¨®n del se?or Zuckerman parece prescindir de esta convicci¨®n y se?alar una sola senda: la de la acci¨®n sin otro antecedente ni justificaci¨®n que la acci¨®n misma.
Como en el policiaco -como en cualquier g¨¦nero- en el best seller hay grandes y peque?os libros, todos bien vendidos, pero no todos de la misma calidad. Un autor de "peque?os libros" de gran venta, Tom Clancy, respondi¨® as¨ª a la pregunta de por qu¨¦ no se ocupaba de trabajar un poco la psicolog¨ªa de sus personajes de cart¨®n-piedra: "Porque si me detengo a definir a los personajes se me rompe el ritmo de la intriga".
Siempre cre¨ª que la representaci¨®n de los problemas del ser humano en el mundo era el origen de toda representaci¨®n, desde la antigua mafia hasta la vanguardia radical. Pues resulta que no, que lo importante es la marcha. Lo malo para Clancy es que donde no hay problemas personales s¨®lo quedan asuntos intrascendentes. Tambi¨¦n en el entretenimiento tenemos sabidur¨ªa, aunque haya autores que se empe?an en demostrar lo contrario.
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