El general entre rejas
Estaba en la autopista cerca de Udine cuando escuch¨¦ la noticia por la radio. Chirriaron los frenos, me insultaron los conductores que ven¨ªan detr¨¢s, pero ?qu¨¦ importaba? El dictador detenido. Pinochet. Por algunos minutos, por algunas horas, ojal¨¢ a?os. Privado de una libertad que no merece, pues el lugar de los criminales, de los delincuentes, es la c¨¢rcel. Como todos los chilenos que padecimos su soberbia, su patol¨®gica personalidad, recib¨ª la noticia con alegr¨ªa, y al saber de las protestas del Gobierno chileno, la ira empa?¨® un poco la felicidad de imaginar al tirano balbuceando palabras t¨ªmidas de cobarde.
No importa cu¨¢nto tiempo permanecer¨¢ detenido Pinochet. Tampoco importa si ser¨¢ extraditado a Espa?a, Alemania, Suecia o Argentina. Los pa¨ªses en los que tiene procesos abiertos, con acusaciones que lo se?alan como el responsable de muchos asesinatos. Lo que importa es que se termina con una sensaci¨®n de impunidad, y que la detenci¨®n de Pinochet debe servir para que el Gobierno chileno termine con una situaci¨®n avergonzante.
Pinochet no puede continuar en la vida pol¨ªtica de Chile. Su puesto de senador vitalicio descalifica a todo el Parlamento de Chile y su posesi¨®n de un pasaporte diplom¨¢tico desacredita y ofende a todos los diplom¨¢ticos del mundo.
En 1991 lo expulsaron de Holanda, pa¨ªs al que lleg¨® con documentaci¨®n falsa -se hac¨ªa llamar "se?or Escudero"-, y en Chile apenas se habl¨® del asunto.
Ahora, a 25 a?os del golpe militar de 1973, de la muerte de Allende y tantos miles de chilenos, la justicia inglesa, y la chilena, tienen la ocasi¨®n de corregir muchos errores.
Pinochet debe ser extraditado a los pa¨ªses donde tiene juicios pendientes, como tambi¨¦n deben ser extraditados Milosevic, Mladic y todos los criminales de guerra de la antigua Yugoslavia.
Tal vez se est¨¦ sentando un precedente que quite la absurda venda que cubre los ojos de la justicia.
Augusto Pinochet, detenido. Qu¨¦ noticia memorable. Le ofrezco lo que yo no tuve, lo que ninguna de sus v¨ªctimas tuvo: pagarse un abogado que lo defienda y le garantice un juicio justo con pleno respeto de su integridad.
? Corriere della Sera
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