La ciudad de las bodas

"Sevilla tiene un color especial", dice la letra de la canci¨®n. Sevilla es especial en muchos sentidos. Es el escenario ideal para aupar a la selecci¨®n de f¨²tbol hacia el triunfo y es el lugar que eligen para casarse muchos ricos y poderosos. La boda del torero Fran Rivera con la hija de la duquesa de Alba, Eugenia Mart¨ªnez de Irujo, el pr¨®ximo viernes en la catedral representa un jal¨®n m¨¢s en una serie de grandes ceremonias nupciales. En los ¨²ltimos 50 a?os cuatro bodas despertaron en Sevilla el entusiasmo de miles de personas. Los protagonistas de estos enlaces fueron la duquesa de Alba, el torero Paquirri, el duque de Hu¨¦scar y la infanta Elena. Con la excepci¨®n de la boda de Paquirri, el resto de las ceremonias tuvieron la catedral como escenario. La boda de la duquesa de Alba se celebr¨® el 12 de octubre de 1947. Entonces no contaba con ese t¨ªtulo, puesto que su padre a¨²n viv¨ªa. Cayetana Fitz-James Stuart ten¨ªa 21 a?os. El novio, Luis Mart¨ªnez de Irujo, hijo del duque de Sotomayor, ten¨ªa 27 a?os. La ceremonia estuvo llena de pompa y boato. La boda levant¨® pasiones en una ciudad machacada por la pobreza y por la feroz represi¨®n que ejercieron los franquistas tras la guerra civil. La autarqu¨ªa, la miseria, la falta de alimentos y la violaci¨®n de los m¨¢s esenciales derechos humanos eran moneda corriente en la Espa?a de 1947. Los insurrectos que hab¨ªan ganado la guerra civil viv¨ªan a¨²n con la resaca de su victoria y se paseaban por Sevilla como por un territorio conquistado. Por ello, la ceremonia despert¨® la curiosidad de muchas personas, que pudieron ver con sus propios ojos cosas que les estaban vedadas en sus miserables existencias. Adem¨¢s, algunos de ellos comieron caliente ese d¨ªa. El gran banquete atrajo a 2.700 invitados. La duquesa orden¨® repartir cerca de 2.000 comidas entre los m¨¢s pobres. Cayetana Fitz-James Stuart luci¨® un traje de seda natural con una cola de cinco metros. La novia llevaba en la cabeza una diadema de platino, perlas y brillantes. La boda del torero Paquirri con la tonadillera Isabel Pantoja rubric¨® tres d¨¦cadas largas despu¨¦s la atm¨®sfera especial de Sevilla. Con todo, la ceremonia no se celebr¨® en la catedral. En cambio, el primog¨¦nito de la duquesa de Alba, el duque de Hu¨¦scar, s¨ª que se cas¨® en la catedral. El duque de Hu¨¦scar, de 39 a?os, contrajo matrimonio en junio de 1988 con Matilde de Sol¨ªs-Beaumont Mart¨ªnez-Campos, de 25 a?os, hija de Fernando de Sol¨ªs-Beaumont, marqu¨¦s de la Motilla y presidente del Banco de Andaluc¨ªa. M¨¢s de 1.000 invitados se dieron cita en la catedral para admirar a los novios. El duque vest¨ªa un uniforme rojo y galonado de plata de maestrante de Sevilla. La novia luc¨ªa un vestido de seda de la India y organza natural de larga cola. La gente congregada aclam¨® con entusiasmo esta nueva uni¨®n de la aristocracia y el dinero. Otra ceremonia llena de esplendor se celebr¨® en la catedral siete a?os despu¨¦s. La hija mayor del Rey, do?a Elena, se cas¨® con Jaime de Marichalar. Un total de 1.300 invitados, entre los que hab¨ªa 300 representantes de 38 casas reales y el Gobierno en pleno, asistieron a la ceremonia. El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, ofici¨® el enlace. Do?a Elena llev¨® un vestido con una cola de 10 metros. Una corona hel¨¦nica que ya luci¨® su madre en su boda luc¨ªa en la cabeza de la hija del Rey. Alrededor de 150.000 sevillanos, seg¨²n la polic¨ªa, salieron a la calle para vitorear a la pareja. Los reci¨¦n casados respondieron saludando desde una carretela a la multitud. Muchas personas sublimaron sus sue?os de grandeza con la visi¨®n de la pareja. La de la hija del Rey fue la ¨²ltima boda esplendorosa de Sevilla. La pr¨®xima se celebrar¨¢ dentro de tres d¨ªas.