La copia de una persona no es el mismo individuo, dice el 'padre' de la oveja 'Dolly'
Ian Wilmut y el 'cazador de genes' J. Craig Venter, homenajeados en Valencia
Hace ya dos a?os que naci¨® la oveja cl¨®nica Dolly y Ian Wilmut, su padre cient¨ªfico, un escoc¨¦s tranquilo y sin muchas ganas de protagonismo, intenta desde entonces situar este acontecimiento en lo que considera sus justos t¨¦rminos. Hacer una copia de un hijo fallecido es una de las utilidades que se han propuesto para la clonaci¨®n de las personas. A Wilmut, aunque entiende el argumento, no le convence. "Una copia de alguien no es el mismo individuo", afirm¨® ayer en Valencia, donde asiste a un encuentro sobre el proyecto Genoma Humano.
Tambi¨¦n se?al¨® Wilmut que nadie tiene ni idea todav¨ªa de si se puede o no clonar humanos, lo que da tiempo a la sociedad para plantearse el problema.Craig Venter, otro de los protagonistas del encuentro, pidi¨® igualmente cautela ante la posibilidad de efectuar manipulaciones en el genoma humano: "Sabemos muy poco todav¨ªa". El mensaje de estas dos primeras figuras de la biolog¨ªa aplicada, Wilmut y Craig Venter, el cient¨ªfico estadounidense que lidera la carrera para identificar los genes humanos, ayer en Valencia fue de defensa de sus logros, pero tambi¨¦n de moderaci¨®n en las aplicaciones. Ambos, un poco desbordados por la atenci¨®n de que fueron objeto, recibieron un homenaje por parte de los coorganizadores (la Generalitat valenciana y la Fundaci¨®n BBV) del encuentro sobre el impacto tecnol¨®gico y social del Genoma Humano, que se celebra esta semana en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo.
Seg¨²n Wilmut, su aseveraci¨®n de que una copia de un individuo no ser¨ªa el mismo individuo no se basa en consideraciones filos¨®ficas o religiosas, sino en la realidad biol¨®gica. Wilmut no acepta los argumentos a favor de la clonaci¨®n de personas ya existentes. Cree que se trata de un enfoque t¨ªpico de la sociedad estadounidense, en la que se considera que el adulto tiene derecho a cualquier recurso para reproducirse. "Pero es m¨¢s importante plantear el tema desde el punto de vista del ni?o que va a nacer, y este enfoque no va a su favor", afirm¨®.
En cuanto a a la posibilidad de utilizar la clonaci¨®n en humanos para remediar algunos casos de infertilidad en mujeres, Wilmut no cree que exista una causa aceptable: "No existe ninguna causa de infertilidad que no sea tratable por otros m¨¦todos adem¨¢s de la clonaci¨®n".
Sin embargo, Wilmut no reniega de su trabajo ni de las posibles aplicaciones futuras en humanos. "Habr¨ªa que describir exactamente qu¨¦ es lo que se quiere hacer. Es posible pensar en aplicaciones en humanos, pero no en la copia de personas que ya est¨¢n en este mundo", dijo. Una posible aplicaci¨®n de la clonaci¨®n ser¨ªa evitar la transmisi¨®n por parte de la madre de enfermedades ligadas a la mitocondria (material gen¨¦tico externo al n¨²cleo celular). Pero Wilmut se siente a gusto por ahora en un pa¨ªs como el suyo, en el que la clonaci¨®n humana est¨¢ prohibida, y marca distancias entre esta actitud, com¨²n a Europa, y la de EE UU, de mayor ambig¨¹edad.
Por su parte, Craig Venter, que quiere terminar de encontrar todos los genes humanos dentro de s¨®lo tres a?os ( "antes del final del 2001") y para ello est¨¢ construyendo una enorme instalaci¨®n bioinform¨¢tica de la mano de una multinacional del sector, tambi¨¦n se muestra cauteloso ante las posibilidades que se abren. "El 50% de los genes que estamos encontrando en el genoma humano no sabemos para qu¨¦ sirven; son nuevos para la biolog¨ªa", record¨®.
"Nuestro conocimiento es extremadamente limitado, por lo que creemos que hay que actuar con cautela tambi¨¦n extrema, porque los errores que se han cometido en el pasado se han debido a que cre¨ªamos que sab¨ªamos m¨¢s de lo que sab¨ªamos y sacamos conclusiones err¨®neas". Venter se refer¨ªa ayer a la posibilidad de modificar el genoma humano en las c¨¦lulas que transmiten la herencia (¨®vulos y espermatozoides), lo que significar¨ªa introducir caracter¨ªsticas nuevas en los descendientes. "No tenemos el conocimiento necesario para saber c¨®mo hacer cambios inteligentes", record¨®. Tambi¨¦n asegur¨® que es posible que pasen 100 a?os antes de que este conocimiento sea suficiente para atreverse a modificar el genoma humano.
Discriminaci¨®n gen¨¦tica
Como persona que lleva muchos a?os intentando descifrar un tema muy complicado como es el genoma, a Craig Venter no se le escapan las consecuencias de un abuso de esta informaci¨®n. "Estoy preocupado por el mal uso de la informaci¨®n por los Gobiernos las empresas y las compa?¨ªas de seguros", asegur¨®. "Si se enteran, por ejemplo, de que una persona tiene el riesgo de sufrir una enfermedad como la corea de Hungtington, esa persona puede perder su empleo o su seguro. Es la discriminaci¨®n gen¨¦tica, un riesgo real". Claro que Craig Venter no cree que la tecnolog¨ªa tenga la culpa de ¨¦ste y otros riesgos: "Es muy f¨¢cil echar la culpa a la tecnolog¨ªa y a los avances en el conocimiento, cuando lo que hay que cuestionar son las normas de la sociedad en la que se aplica".
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