EPO sin control

HAY FARMACIAS espa?olas que venden la perseguida EPO sin control alguno, como ha demostrado la investigaci¨®n de este peri¨®dico. Los 10 establecimientos en los que un periodista pidi¨® este producto, cuya mera tenencia caus¨® en julio las detenciones de m¨¦dicos y ciclistas durante el Tour, accedieron a venderlo sin problemas. Es un f¨¢rmaco muy caro: 14.429 pesetas la caja m¨¢s peque?a, 144.367 la m¨¢s grande. Unas cantidades que, al parecer, invitan a hacer la vista gorda, porque es dif¨ªcil creer que la venta de la EPO se est¨¢ produciendo por error. La EPO -siglas de la sustancia eritropoietina- se emplea, entre otros fines, para aumentar los gl¨®bulos rojos y mejorar el rendimiento deportivo. Pero est¨¢ concebida para su aplicaci¨®n en un enfermo; si se administra sin control a una persona sana aumenta peligrosamente la densidad de la sangre. Puede generar problemas cardiovasculares a largo y corto plazo, incluso la muerte. Por eso se proh¨ªbe su venta libre en farmacias, y por eso las cajas de Eprex (una de las presentaciones comerciales de la EPO) llevan en su exterior una hache may¨²scula que advierte al farmac¨¦utico de que se trata de un producto de uso exclusivamente hospitalario.

La EPO es dif¨ªcil de detectar: la ¨²nica forma de evitar su uso es prohibir su venta. Para que tal prohibici¨®n sea eficaz y disminuyan sus peligros -presentes ahora que se conocen las muertes de deportistas por problemas cardiacos, como las de dos futbolistas en Holanda o el caso de Florence Griffith-, los Gobiernos deben armonizar su legislaci¨®n. De nada sirve que en un pa¨ªs no pueda adquirirse si el vecino da facilidades. La investigaci¨®n anunciada por los colegios de farmac¨¦uticos, frente al extra?o silencio del Ministerio de Sanidad, no parece complicada: basta examinar las ventas de los laboratorios y saber qui¨¦nes las han canalizado. Si tales datos no estuvieran registrados, el rid¨ªculo ser¨ªa notable.