M¨¢s sueldo por producir Viagra
La f¨¢brica de la p¨ªldora quiere poner 80 millones de cajas en el mercado mientras sus empleados piden mejoras salariales
No se ha acabado en las farmacias francesas. Ni en Par¨ªs, ni en provincias, y mucho menos a¨²n en Amboise, esa ciudad de casi 11.000 habitantes, cuna de Carlos VIII, donde muri¨® Leonardo da Vinci, y principal centro productor de la Viagra en Europa. En todas partes la demanda de pastillas azules no puede compararse con la vivida en los EE UU en las primeras semanas en que se pusieron en venta.
"Fabricamos Viagra para toda Europa, incluso la del Este, y Oriente Medio y ?frica", explica Sylvie Cukier, responsable de comunicaci¨®n de los laboratorios Pfizer. "El a?o que viene estaremos en condiciones de poner en el mercado 80 millones de cajas", precisa el director de la f¨¢brica, Jean Lhoste. En una de las farmacias de Amboise la dependienta no tiene inconveniente en contar que nadie ha entrado a comprarla. "Y estoy convencida de que el primero que lo haga no ser¨¢ de aqu¨ª ni de cerca. A los hombres les da apuro que alguien que les conoce pueda saber que tienen problemas de erecci¨®n".
"Nuestros c¨¢lculos estiman que en Francia habr¨¢ entre 2,4 y 2,6 millones de personas a las que les puede convenir tomar Viagra", dice Cukier. "En Europa las estad¨ªsticas dicen que el problema afecta a un 10% de la poblaci¨®n masculina. En China el porcentaje parece mucho mayor, pero seguro que una misma realidad es valorada de manera distinta".
Problemas laborales
De momento los trabajadores de Pfizer en Amboise son quienes primero han pensado en el ¨¦xito del nuevo f¨¢rmaco y han pedido una prima especial de 5.000 francos (125.000 pesetas) para cada uno de los 650 trabajadores fijos de la planta. Hace dos a?os s¨®lo eran 500 y ahora ya son 700, aunque la plantilla a¨²n puede crecer, admite Lhoste. La reclamaci¨®n de esta prima ha ido acompa?ada de una peque?a huelga. "Es un movimiento reivindicativo que ya est¨¢ resuelto. En ning¨²n momento se paraliz¨® la producci¨®n. Ahora estamos negociando la cuesti¨®n salarial", matiza Cukier. Lo cierto es que los seis meses que han pasado desde que en EE UU se lanz¨® la Viagra han permitido comprender que se trata de un medicamento, no de un afrodisiaco. Los accidentes cardiacos invitan a la prudencia y a mirar las contraindicaciones. Las 69 personas que han muerto tras tomar Viagra padec¨ªan del coraz¨®n y consumieron tras el acto sexual un medicamento incompatible. La edad media de los fallecidos era de 64 a?os. A la farmacia de Par¨ªs vecina a la Academia Francesa ya han acudido cuatro hombres con receta, pero ninguno con el uniforme de acad¨¦mico.
Los m¨¢s de 2.500 art¨ªculos de prensa , reportajes de TV o de radio que han podido leer, ver o escuchar los franceses no s¨®lo han servido para informar a los interesados, sino que tambi¨¦n han evitado a Pfizer tener que lanzar una campa?a publicitaria. Pfizer cree que el nuevo medicamento supondr¨¢ para la empresa un volumen de negocio de alrededor 1.000 millones de d¨®lares anuales (unos 140.000 millones de pesetas), buena parte de ellos fruto de sus ventas europeas. Aunque el producto est¨¢ protegido por el registro hasta el 2.014, nadie duda de que otros laboratorios lanzar¨¢n en breve otro tipo de productos para la impotencia.
Bernard Debr¨¦, alcalde de Amboise, ex ministro y m¨¦dico de Mitterrand (le oper¨® de c¨¢ncer de pr¨®stata) se ha quejado de que Pfizer haya hecho levantar muros m¨¢s altos alrededor de la f¨¢brica. "Es un centro muy moderno, que incluye una unidad de investigaci¨®n. Tambi¨¦n fabricamos antibi¨®ticos, medicamentos para el coraz¨®n o contra el Alzheimer", dice Cukier. Debr¨¦ cree que todo se debe a que "temen que les roben la Viagra y por eso han levantado un nuevo castillo". En Amboise no falta tampoco quien especula sobre los potenciales piratas de la carretera, que pudieran asaltar los camiones de reparto para insuflarle un poco de Viagra al mercado negro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.