De inter¨¦s general
En su salvaguarda permanente del inter¨¦s general, TVE ofreci¨® ayer por la ma?ana, en riguroso directo, la boda de Eugenia Mart¨ªnez de Irujo y Francisco Rivera, aunando de este modo, como pon¨ªa en las camisetas conmemorativas del evento, arte y nobleza. La cosa ven¨ªa precedida de una bronca monumental entre los partidarios del inter¨¦s general, versi¨®n ?lvarez Cascos, y los que no le ve¨ªan el menor inter¨¦s a la boda de marras. Uno, modestamente, milita en el segundo contingente, y no porque tenga man¨ªa a los contrayentes, sino porque considera que una boda es un espect¨¢culo aburrido. A TVE, por el contrario, le gustan las bodas, especialmente las de lustre y boato. As¨ª que las cubre a conciencia y con todo lujo de medios: tres presentadoras (Cristina Garc¨ªa Ramos, Jose Toledo y Anne Igartiburu), gran n¨²mero de entrevistadoras a pie de obra e infinitas c¨¢maras que siempre se las apa?aban para cambiar de plano cuando se colaba Jes¨²s Mari?as en el encuadre (TVE ten¨ªa la exclusiva, as¨ª que Antena 3, Tele 5 y las auton¨®micas se quedaron en la puerta).
Las entrevistadoras se exprimieron las meninges a la hora de las preguntas, coincidiendo todas en consultar a los invitados por sus deseos para la pareja. Lo mejor, evidentemente, todos les deseaban lo mejor (lo raro habr¨ªa sido dar con alguien que les augurara un divorcio en meses). Las masas, a todo esto, gritaban y aplaud¨ªan como si no tuvieran nada mejor que hacer: tal vez hayamos perdido los espa?oles la bonita costumbre de pararnos junto a una obra a ver c¨®mo sudan los dem¨¢s, pero nos seguimos pirrando por un buen bodorrio.
A pesar de la incomprensible ausencia del duque de Feria, la aristocracia estuvo muy bien representada. Cabe a Cayetano, hermano y padrino de la novia, el haber lucido el traje m¨¢s rutilante del acontecimiento, pues con su uniforme de oficial austroh¨²ngaro (Eugenia, m¨¢s modesta, iba de Ungaro a secas) parec¨ªa talmente el prisionero de Zenda.
S¨®lo TVE entr¨® en la iglesia (?a jorobarse, Mari?as!) y ah¨ª los c¨¢maras ya dieron la impresi¨®n de dejar sus m¨¢quinas fijas y salirse a tomar unas ca?as. Hicieron bien porque fue todo bastante aburrido. Tanto que se me fue el santo al cielo un buen rato y s¨®lo entend¨ª algo que dec¨ªa el cura acerca de san Pablo y unos adefesios que, al parecer, necesitaban urgentemente una ep¨ªstola. Acabada la ceremonia, todos de regreso a la calesa a escuchar los v¨ªtores del populacho.
Y a las tres, telediario. Hasta el inter¨¦s general tiene un l¨ªmite y ya se sabe que en este pa¨ªs hay mucho rojo resentido con ganas de saber si empapelan o no a Pinochet. Toda una frustraci¨®n para amantes de las bodas, que sin duda agradecer¨ªan la incorporaci¨®n a V¨ªa Digital de un canal tem¨¢tico sobre matrimonios gracias al cual podr¨ªan presenciar el banquete de los contrayentes, asistir a la borrachera progresiva de los invitados y, ya puestos, a la consumaci¨®n del matrimonio, que podr¨ªa comentar, a pie de cama y si le levantan el arresto audiovisual, el mism¨ªsimo Mari?as.
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