Una carrera por golpear m¨¢s duro
Una mayor¨ªa de quienes participan activamente en el debate sobre el dopaje, a la espera de la conferencia de febrero organizada por el COI, actualiz¨® sus comentarios con el fallecimiento de la atleta Florence Griffith, cuya muerte repentina ilustraba de una manera muy oportuna los males que les esperan a quienes abusen de ciertas sustancias prohibidas. Muy pocos esperaron al resultado de la autopsia y elevaron a definitivas sus conclusiones. Ahora la autopsia revela que no sufr¨ªa dolencia coronaria producto de la utilizaci¨®n de anabolizantes, que su coraz¨®n era el normal en un atleta, y que la causa de la muerte se deb¨ªa a una lesi¨®n cong¨¦nita en el cerebro. Como bien dijo Al Joyner, su marido, Florence pas¨® sin problemas su ¨²ltimo control. Descanse su memoria en paz. Los Gobiernos preparan sus ¨²ltimas conclusiones para animar la conferencia. Todos han apurado sus propuestas de mayor rigor, que van desde sancionar al atleta de por vida al primer positivo (caso rumano), a reducir subvenciones p¨²blicas a toda federaci¨®n que sufra un caso de dopaje (caso holand¨¦s), a la generalizaci¨®n de la criminalizaci¨®n del dopaje (Francia y Australia), hasta el quiero y no quiero espa?ol (no a la criminalizaci¨®n y s¨ª a toda la represi¨®n que decidan los foros internacionales). Si acaso, Francia se queda sola en una reflexi¨®n interesante: ?no deber¨ªan prescindir de tanto dinero las organizaciones deportivas y planificar calendarios menos exigentes a los deportistas? Curioso: sobre este punto no se quiere hablar, la cuesti¨®n principal es c¨®mo reprimir y c¨®mo sancionar.
Mayor severidad en las sanciones equivaldr¨ªa a una condena a cadena perpetua a los atletas. No hay constancia de que una sanci¨®n pueda ser rebajada seg¨²n qu¨¦ comportamiento del afectado. No hay planes de rehabilitaci¨®n, tal y como se plantea en el caso de drogadictos y alcoh¨®licos.
La comunidad cient¨ªfica tambi¨¦n parece estar al margen del asunto. Hablan dirigentes y pol¨ªticos, adem¨¢s de m¨¦dicos involucrados en los organismos deportivos. Pero no hablan cient¨ªficos. Falta imparcialidad.
Casi todo lo que se ha escrito sobre Florence Griffith no sirve. Su apellido desaparecer¨¢ del entorno, pero no abrir¨¢ un nuevo frente: las verdaderas estad¨ªsticas sobre mortandad de los grandes deportistas. Y es que no se ve el debate por ninguna parte. S¨®lo una corriente uniforme, una aut¨¦ntica carrera por ver qui¨¦n golpea m¨¢s duro.
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