El d¨ªa despu¨¦s
Nunca en unas elecciones ha resultado tan evidente que lo importante es lo que viene a continuaci¨®n. Todo induce a pensar que las celebradas en el Pa¨ªs Vasco no cambiar¨¢n en lo decisivo el panorama pol¨ªtico en lo que respecta a la fuerza relativa de cada opci¨®n ni en lo que ata?e a su distribuci¨®n territorial. Los cambios, a¨²n indudables, ser¨¢n menores que las permanencias. Incluso cabe la posibilidad de que, al final, la ¨²nica soluci¨®n para el Ejecutivo vasco siga siendo un Gobierno cuyo eje fundamental est¨¦ constituido por el PNV y el PSOE y eso demostrar¨¢ que, al margen de todas las dificultades, es posible encontrar soluciones en el Pa¨ªs Vasco. A fin de cuentas, aunque la distancia entra ellos es mucho menor, esos dos grupos pol¨ªticos representan a dos comunidades contrapuestas como aqu¨¦llas cuyos l¨ªderes en Irlanda han recibido el Premio Nobel. Resulta l¨®gico, aunque tambi¨¦n poco aceptable como regla general, que ETA y sus adl¨¢teres hayan tenido un protagonismo excesivo en la campa?a. Quien anuncia que est¨¢ dispuesto a dejar de apretar el gatillo, de forma inevitable consigue que todos los focos del escenario se centren sobre su persona. Es imposible saber en qu¨¦ acabar¨¢ todo ello, pero las fuerzas democr¨¢ticas mayoritarias no s¨®lo debieran haber mostrado satisfacci¨®n por la tregua y carencia de prevenci¨®n por la operaci¨®n pol¨ªtica gracias a la cual se ha logrado. Tambi¨¦n habr¨ªa sido positivo que hubieran dejado claro que desde 1981 se est¨¢ ganando la guerra al terrorismo y es muy posible que ¨¦ste, como la extrema derecha o el comunismo, acabe evolucionando, por "impregnaci¨®n" de la pol¨ªtica democr¨¢tica. La democracia resulta tan fr¨¢gil y quebradiza como la naturaleza humana pero tiene enorme capacidad difusiva porque es el sistema de gobierno que m¨¢s se pliega a ella.
Por carencia de perspicacia de las fuerzas pol¨ªticas, a menudo como derivaci¨®n de la tregua, se ha ofrecido a los ciudadanos una perspectiva de incertidumbre. Frente a lo que ha afirmado Juaristi, del nacionalismo no derivan sentimientos de melancol¨ªa sino m¨¢s bien de angustia por confusi¨®n de identidades e incomprensi¨®n de que cuanto resulta obvio para uno no sea apreciado como tal para quienes est¨¢n muy cercanos. La novedad de una situaci¨®n puede multiplicar hasta el infinito esa impresi¨®n de estar al borde de un abismo; en esas condiciones se explica la espiral de reproches al adversario. La primera parte de la campa?a ha abundado en ellos y s¨®lo en la segunda, los mejores -Ibarretxe, Redondo y Mayor- han rebajado el nivel de agresividad.
Pues bien, el d¨ªa despu¨¦s de las elecciones no s¨®lo habr¨¢ que hacerlo m¨¢s todav¨ªa, sino que ser¨¢ preciso sentarse a hablar. Como siempre, lo ¨²nico temible ser¨¢, entonces, el temor mismo a enfrentarse a la realidad. Pero, aparte de resultados electorales, los vascos tendr¨¢n a su disposici¨®n dos factores importantes para construir un futuro mejor.
En primer lugar, lo obvio del diagn¨®stico. El nacionalismo vasco nunca ha aceptado ninguna Constituci¨®n espa?ola y tiene una tradici¨®n de radicalidad bastante como para considerar al PNV como "la patria vasca en marcha", como dec¨ªa Aguirre. En la pr¨¢ctica, ese tono resulta m¨¢s declamatorio que real porque su posibilismo ha sido tambi¨¦n evidente. Sucede que sus adversarios no le van a la zaga: no hay nada m¨¢s parecido a un nacionalista vasco que un ex nacionalista vasco o que un vasco rodeado de nacionalistas. Unamuno describi¨® muy bien ese g¨¦nero de confrontaci¨®n con una frase que tambi¨¦n resulta aplicable a sus fervores espa?olistas: "El terco apego a una tradici¨®n indefinible e indefinida". Con eso no se hace pol¨ªtica sino teolog¨ªa.
Si es necesario abandonar esta ferocidad en la lucha pol¨ªtica tambi¨¦n hay que reconocer que muy a menudo as¨ª se ha hecho para imaginar soluciones originales y creativas. No s¨®lo se ha tratado de los gobiernos de coalici¨®n, del g¨¦nero de todos los que han existido desde 1980. Los propios conciertos econ¨®micos han sido el resultado de un doble consenso entre los gobiernos centrales y la clase dirigente vasca durante toda la ¨¦poca contempor¨¢nea. Gracias a f¨®rmulas como ¨¦sa, por muy dif¨ªcil que parezca, el d¨ªa despu¨¦s de estas elecciones vascas nos ofrece un panorama m¨¢s optimista que nunca.
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