Netanyahu y Arafat alcanzan un acuerdo para dar m¨¢s territorios al pueblo palestino
Benjam¨ªn Netanyahu y Yasir Arafat proclamaron anoche en la Casa Blanca que sin la tenacidad, energ¨ªa y buena voluntad de Bill Clinton y el rey Hussein de Jordania jam¨¢s habr¨ªa habido acuerdo en la cumbre entre israel¨ªes y palestinos de Wye Plantation. Exhaustos -ninguno hab¨ªa dormido en 48 horas y Hussein lucha adem¨¢s contra un c¨¢ncer- los cuatro l¨ªderes firmaron un pacto "interino" que resucita un proceso de paz muerto desde hac¨ªa un a?o y medio y despeja el camino para las conversaciones finales sobre el futuro de la tierra de Abraham previstas en los acuerdos de Oslo.
Arafat se compromete a aplastar con la ayuda de la CIA el terrorismo islamista y Netanyahu a devolver un 13% adicional de los territorios cisjordanos ocupados por Israel en 1967. El triunfalismo y buen humor de la puesta en escena de la ceremonia en la Casa Blanca fueron t¨ªpicamente norteamericanos y casi hicieron olvidar que estuvo a punto de no celebrarse. Poco antes, Clinton, tras siete horas de feroces discusiones personales, hab¨ªa conseguido que Netanyahu retirara su amenaza de no firmar el acuerdo si EEUU no liberaba de inmediato a Jonathan Pollard, un norteamericano que cumple una condena de cadena perpetua por espiar para Israel.
"Israel es hoy m¨¢s seguro, puesto que los palestinos han adoptado compromisos concretos y susceptibles de verificaci¨®n para luchar contra el terrorismo y anular los art¨ªculos de su Carta Nacional que piden la destrucci¨®n de Israel", declar¨® Netanyahu en la Casa Blanca, donde se supo que Clinton acudir¨¢ personalmente a la reuni¨®n en la que el Congreso Nacional Palestino anular¨¢ esos art¨ªculos.
Arafat afirm¨®, por su parte, que considera un asunto personal "la seguridad de los ni?os, mujeres y hombres de Israel" y tild¨® a Netanyahu de "mi nuevo socio en el proceso de paz entre dos pueblos valientes".
Pero Netanyahu no volver¨¢ a Israel el domingo, al t¨¦rmino del sagrado sabat, con Pollard a bordo de su avi¨®n. Clinton le dijo que plegarse a esa condici¨®n de ¨²ltimo minuto le supondr¨ªa una inaceptable humillaci¨®n personal y nacional. Clinton, no obstante, reconoci¨® en la ceremonia de la Casa Blanca que ha aceptado "revisar" el caso de este topo israel¨ª en los servicios de inteligencia norteamericanos.
S¨®lo un pa¨ªs en el mundo puede desafiar a EEUU como lo hizo ayer Israel. Netanyahu, presionado por su ultraderechista ministro de Exteriores Ariel Sharon, coloc¨® a Clinton en una posici¨®n imposible. Le dijo a Clinton que, tras nueve d¨ªas de negociaciones, los israel¨ªes y los palestinos hab¨ªan hecho concesiones en Wye Plantation, y que ahora llegaba el turno de que Washington las hiciera. El presidente de EEUU estuvo tentado de plegarse al chantaje. Deseaba proclamar el ¨¦xito de una cumbre en la que ha invertido tanto tiempo y energ¨ªa, pero, por otra, no pod¨ªa aceptar que un l¨ªder extranjero le dictara la excarcelaci¨®n de un traidor.
Netanyahu pretend¨ªa cubrirse frente a cualquier cr¨ªtica de la ultraderecha israel¨ª por haber hecho concesiones a los palestinos. Quer¨ªa volver a casa diciendo que ¨¦l s¨®lo hab¨ªa efectuado promesas, pero que, a cambio, ten¨ªa algo tangible: Pollard.
Pero responsables de los servicios secretos y del Departamento de Justicia le recordaron a Clinton que jam¨¢s en su historia EEUU ha entregado a un tercer pa¨ªs a un norteamericano acusado de traici¨®n.
Finalmente, la Casa Blanca anunci¨® a las 20.30, hora peninsular espa?ola, que Clinton, Netanyahu y Arafat daban por concluida la cumbre y abandonaban en helic¨®pteros Wye Plantation en direcci¨®n a Washington, distante 112 kil¨®metros. Llevaban el acuerdo que firmaron en la Casa Blanca a la ca¨ªda de la tarde en la costa oriental de EEUU y la medianoche espa?ola.
Ese acuerdo, conseguido bajo la presi¨®n personal de Clinton y el rey Hussein, es la propuesta norteamericana para resucitar el proceso de paz abierto en Oslo y que debe culminar antes del pr¨®ximo mayo.
El pacto no resuelve ninguna de las escabrosas cuestiones -el porvenir de Jerusal¨¦n, la condici¨®n estatal de Palestina, las fronteras definitivas, el futuro de los refugiados palestinos y los colonos jud¨ªos- que deben resolverse en las conversaciones finales de paz. Yasir Arafat se compromete, entretanto, a no proclamar unilateralmente un Estado palestino.
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