El ej¨¦rcito serbio asesina a una familia cuando volv¨ªa a Kosovo
ENVIADO ESPECIALEl acuerdo entre el negociador norteamericano, Richard Holbrooke, y el presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, se ha cobrado las primeras v¨ªctimas. Convencidos de que la situaci¨®n hab¨ªa mejorado con la firma del acuerdo, una familia de kosovares,que regresaba a su pa¨ªs a trav¨¦s de las monta?as de la frontera con Albania, cay¨® abatida por las balas del Ej¨¦rcito yugoslavo.
En la madrugada del jueves murieron a balazos: Ramiz Sylmetaj, de 28 a?os; sus dos hijos, Muharrem, de seis a?os, y Mazllum, de dos a?os; su prima Leonora, de 12 a?os, y el gu¨ªa alban¨¦s, que los conduc¨ªa a trav¨¦s de la frontera. Ajshe, la madre de los ni?os muertos, se encuentra hospitalizada, como consecuencia de sus heridas de bala en un brazo y una pierna. Una hermana de la ni?a muerta, Lindita, de 16 a?os, sufri¨® una herida leve en la cara y relat¨® a EL PA?S lo ocurrido, media hora despu¨¦s de que la aldea de Grcina enterrara a sus muertos
A la entrada de la gran casa familiar de los Sylmetaj, las mujeres de la familia, sentadas y acurrucadas unas contra otras, con velos blancos sobre la cabeza, s¨ªmbolo del luto en Kosovo, sollozan. Lindita, con el carrillo izquierdo hinchado y la huella de un rasponazo de bala, conserva una extra?a tranquilidad. Explica Lindita que no se ve¨ªa nada, "...pero estoy convencida de que nos vieron llegar. Al escuchar los primeros disparos nos tiramos al suelo. Mi t¨ªo Ramiz grit¨® y su hijo Muharrem ya hab¨ªa muerto. Ellos continuaron disparando y mataron a Ramiz. Mi t¨ªa Ajshe llevaba al peque?o Mazllum, que muri¨® en sus brazos. Ella me pidi¨® que fuese a ver si Ramiz estaba vivo. Yo grit¨¦ su nombre, pero no respondi¨®. Vi que estaba muerto y con su cuerpo cubr¨ªa a Muharrem. Trat¨¦ de sacarle de all¨ª, cuando una bala me hiri¨®".
Contin¨²a Lindita su relato y dice que su t¨ªo Fadil, de 26 a?os, grit¨® en serbio: "?Somos civiles, hay varios ni?os conmigo!". Cesaron los disparos y despu¨¦s: "Nos iluminaron con grandes reflectores. Nos rodearon soldados. Hab¨ªa uniformes verdes por todas partes. Los ni?os gritaban y lloraban. No nos dejaron acercarnos ni a los muertos ni a los heridos. Mi hermana Leonora estaba todav¨ªa viva, pero no nos dejaron atenderla".
La familia Sylmetaj vive en la regi¨®n fronteriza entre Kosovo y Albania. El 23 de septiembre, una parte atraves¨® la frontera para huir de la polic¨ªa serbia y del Ej¨¦rcito yugoslavo. Tras permanecer en Albania hasta la noche del pasado mi¨¦rcoles, decidieron regresar a Kosovo ante las noticias sobre el acuerdo entre Milosevic y Holbrooke. La muerte les estaba esperando a tan s¨®lo un kil¨®metro de su casa. Antes de enterrarlos, los familiares lavaron los cad¨¢veres. El ni?o de seis a?os ten¨ªa los ojos abiertos en una expresi¨®n de horror. El de dos a?os ten¨ªa un lado de la cara destruido por un balazo.
Lindita se derrumb¨® cuando la llevaron para contemplar por ¨²ltima vez a su hermana Leonora. Los cuatro ata¨²des iban envueltos. El de Ramiz, en una alfombra de nudo con el escudo de Albania. El de Leonora, en una alfombra de colores. El de Muharrem, en un mantel de flores. El de Mazllum, con un pa?o blanco.
Al concluir el entierro, los vecinos de la aldea, de unas veinte casas, regresaban camino arriba en una tarde soleada de oto?o. Xixe Kajdomcaj, de 42 a?os, prima de Ramiz, casi gritaba presa de gran excitaci¨®n: "Holbrooke ha sido enga?ado por Milosevic, que se burla de todo el mundo. Milosevic masacra a las mujeres y los ni?os y despu¨¦s se r¨ªe. Holbrooke no hace nada por los albaneses. Habr¨¢ que combatir hasta el fin, para ofrecer la libertad a nuestros hijos, que se alimentan del plomo de las balas serbias".
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