La edad

Hay algo peor que llevar peluqu¨ªn disfrazando la calvicie, o ser descubierta con un relleno de guata o silicona bajo el sujetador. Lo m¨¢s demoledor de todo es acaso verse sorprendido en el enga?o de la edad. A las mujeres se les perdona mejor esta patra?a y hasta puede suscitar un sentimiento medio entra?able y sexual. Si esa mujer se quita a?os de encima es porque quiere gustar m¨¢s, como si import¨¢ndole tanto atraer se despojara de alguna ropa para ense?ar la ¨ªntima vigencia de su l¨ªbido. Hasta Imperio Argentina que tiene 90 a?os, se quita dos. En un hombre, en cambio, disminuir los a?os que se tienen connota con una actitud inconveniente y de fragilidad moral. Un hombre ha de saber encarar con plena integridad la vida y el vendaval del tiempo que pueda caerle encima. Eso, supuestamente lo curte y no deber¨¢ recurrir a maquillajes de mendacidad.

Conozco, sin embargo, a varios se?ores que trolean respecto a sus a?os. Yo fui uno que, aprovechando un error del pasaporte, me borr¨¦ un bienio durante un par de bienios m¨¢s. Nunca me pes¨® tanto esta descarga. Viv¨ªa de continuo en pecado mortal y como con un pedazo de vida necrosado que posiblemente contagiaba al resto de la identidad.

En franc¨¦s se dice a este pobre timo tricher avec l'?ge y al verlo, una vez, aludido o en otra lengua me pareci¨® el cenit de la vulgaridad. De hecho ya no logr¨¦ las fuerzas necesarias para seguir con ese bald¨®n y enseguida empec¨¦ a corregir todos los curr¨ªculos para recobrar los dos a?os de los que hab¨ªa abjurado ignominiosamente. Pronto descans¨¦ y me cre¨ª m¨¢s s¨®lido. El viernes, no obstante, alg¨²n diario anunci¨® que yo cumplir¨ªa 54 a?os ayer. Todos los m¨ªos son ya, al completo, 56. Para lo que sea menester.