Formar Gobierno, m¨¢s dif¨ªcil
Juan Jos¨¦ Ibarretxe, como candidato del partido ganador de las elecciones, anunci¨® ayer que se pondr¨¢ de inmediato al tajo de formar nuevo Gobierno sustentado por una mayor¨ªa c¨®moda en el Parlamento. Sin embargo, tanto ¨¦l como los dirigentes del PNV son conscientes de que la tarea va a ser dif¨ªcil y, seguramente, prolongada. M¨¢s por cuestiones aritm¨¦ticas y de c¨¢lculo pol¨ªtico que por las llagas abiertas en la campa?a electoral entre los posibles socios. Como demuestra la historia m¨¢s reciente y ha recordado certeramente Carlos Garaikoetxea, existe en Euskadi una acrisolada "cultura de conciliar puntos de vista que en las elecciones parecen irreconciliables".La p¨¦rdida de un esca?o por el PNV respecto a 1994 ha impedido que se produzca la posibilidad de que entre dos partidos alcancen la mayor¨ªa absoluta de 38 parlamantarios. La suma de peneuvistas y populares se queda en 37 esca?os, por lo que si el nuevo Ejecutivo quiere tener una andadura sin riesgos parlamentarios, precisar¨¢ del concurso de tres partidos por lo menos. El margen de seguridad de los 38 esca?os -41, exactamente- los alcanzar¨ªa la coalici¨®n nacionalista PNV- EH-EA, que socialistas y populares han aventado en la campa?a de forma tan alarmista como interesada. Se trata, no obstante, de una especulaci¨®n sin base. Si el PNV y la formaci¨®n liderada por HB pueden coincidir en aspiraciones y acciones referidas al ¨¢mbito de la construcci¨®n nacional, la sinton¨ªa de ambos en las cuestiones program¨¢ticas de gobierno son m¨ªnimas. Por otro lado, EH todav¨ªa no ha declarado sus intenciones sobre la normalizaci¨®n de su presencia en las instituciones vascas, que ha sido hasta ahora oportunistamente discontinua.
Este descarte obliga, por tanto, a un Gobierno heterog¨¦neo en el aspecto ideol¨®gico, como han sido todos los habidos en Euskadi desde 1987, y que son, por otro lado, los que resultan m¨¢s deseables por los ciudadanos, seg¨²n los sondeos de opini¨®n.
En consecuencia, el nuevo tripartito deber¨ªa construirse sobre el eje PNV-EA, que ha funcionado de forma satisfactoria en la anterior legislatura y que ambas fuerzas nacionalistas parecen dispuestas a mantener, con el refuerzo de un tercer socio no nacionalista que complemente sus 27 esca?os. En este sentido, la aportaci¨®n del PP, la m¨¢s consistente en el aspecto num¨¦rico, es tambi¨¦n la menos factible desde el punto de vista pol¨ªtico. Y no s¨®lo por motivos ideol¨®gicos obvios, sino tambi¨¦n por consideraciones estrat¨¦gicas: el PNV, que sigue respaldaldando al Gobierno de Aznar en el Congreso, quiere que sus apoyos se paguen en efectivo, y no en especie, con una ayuda rec¨ªproca en Vitoria.
Puede parecer una iron¨ªa que el Gobierno m¨¢s viable en el nuevo escenario que alumbra el posible fin de la violencia sea el mismo que funcion¨® en la anterior legislatura, el tripartito del PNV y EA con los socialistas. Pero as¨ª de contradictoria, en apariencia, es la realidad pol¨ªtica vasca. Por muy enfadado que est¨¦ el partido de Arzalluz por la campa?a desarrollada por el PSE y por su salida abrupta del anterior Gobierno en los estertores de la legislatura, no va a tener m¨¢s remedio que recurrir a los 14 esca?os de Nicol¨¢s Redondo. Y el PSE -ha sido el ¨²nico integrante del anterior tripartito no penalizado por las urnas-, como formaci¨®n con vocaci¨®n de gobierno que es, deber¨¢ atemperar las exigencias que hab¨ªa pregonado para volver al lado de los peneuvistas, como ha hecho en la pr¨¢ctica en la recta final de la campa?a.
Sin embargo, es una opci¨®n factible que el PNV se lance a gobernar en minor¨ªa con EA hasta las elecciones municipales y forales de junio pr¨®ximo. Entonces, vistas las necesidades globales para formar equipos de gobierno en las diputaciones y en los principales ayuntamientos vascos, se abordar¨ªa la f¨®rmula definitiva para el Ejecutivo.
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