La letra peque?a
En los cl¨¢sicos libros de texto, adem¨¢s de la exposici¨®n de los temas en letra gorda, siempre existen peque?os recuadros y anotaciones en los m¨¢rgenes, en letra m¨¢s peque?a. Parad¨®jicamente, aunque en apariencia, estas informaciones parecen menos importantes -y no suelen ir para el examen- al profesor le produce un placer particular ver que un alumno tambi¨¦n ha estudiado la letra peque?a. La historia al final termina con una buena nota, ya que manifiestan un inter¨¦s que va m¨¢s all¨¢ del puro tr¨¢mite. En pol¨ªtica ocurre algo parecido. A los ciudadanos nos interesa cada vez m¨¢s conocer los aspectos, aparentemente secundarios, que marcan los elementos diferenciales y el tono ideol¨®gico de las decisiones. Esto se manifiesta de un modo particular al elaborar los presupuestos generales del Estado, de la Comunidad o del Ayuntamiento. Por eso, el gobierno de la Comunidad o de la Casa Grande, a la vuelta de las vacaciones, si quieren llegar holgadamente a la San Silvestre, tienen que empezar a prepararlos. Los presupuestos son una ley fundamental, que a la mayor¨ªa de los ciudadanos nos pasa desapercibida, pero que es de suma importancia. La madurez pol¨ªtica y c¨ªvica nos tiene que llevar a exigir cada vez m¨¢s a nuestros gobernantes responsabilidades sobre c¨®mo se gasta nuestro dinero, y en qu¨¦ queremos que se gaste. Esto deber¨ªa ser no s¨®lo una tarea de los partidos de la oposici¨®n, sino tambi¨¦n de las organizaciones de todo tipo que conforman el tejido social. Las cifras largas con muchos d¨ªgitos corresponden, generalmente, a los gastos fijos y de funcionamiento de las administraciones, que habitualmente reflejan el porcentaje de desviaciones propias del coste de la vida u otras de distinta ¨ªndole. En estas partidas las diferencias, entre unos y otros, suelen ser menores, lo que no significa que sean todos iguales, y que no se puedan percibir las variables ideol¨®gicas. Pero lo que nos puede inquietar a los ciudadanos, es el desglose de las grandes cifras. Hay las partidas aparentemente insignificantes, pero muy significativas socialmente, ya que pueden ser expresi¨®n de las sensibilidades y preocupaciones de los partidos, o esconder un cierto mercantilismo electoral. En esas cifras se encuentran las respuestas, a muchos de los siguientes interrogantes: ?Cu¨¢nto se va a dedicar para mejorar los servicios de la sanidad rural? ?Y la prevenci¨®n de los accidentes laborales, de lo que empezamos a tener un r¨¦cord? ?Alguien ha pensado en la eliminaci¨®n de los conocidos puntos negros de nuestras carreteras, que siempre est¨¢n en las p¨¢ginas de los peri¨®dicos por su elevado n¨²mero de accidentes? ?Se ha previsto alg¨²n cap¨ªtulo para un plan integral serio de recuperaci¨®n y reforestaci¨®n de nuestros bosques? ?Existe alg¨²n proyecto para que Valencia se convierta en una ciudad m¨¢s saludable, en donde podamos respirar aire m¨¢s limpio? ?Se va a destinar alg¨²n dinero para potenciar la convivencia ciudadana? ?Se tiene ganas de meterle mano, de una vez y, seriamente, al Saler y a la Albufera contando con todos los interesados? ?La ¨²nica alternativa a lo poco que queda de la huerta de Valencia es la especulaci¨®n inmobiliaria y el asfalto? ?Cu¨¢nto se va a dedicar a la investigaci¨®n y a las publicaciones cient¨ªficas? ?Ser¨ªa importante empezar a plantearse alguna campa?a para combatir la violencia escolar y juvenil? ?Se van a aumentar o congelar las partidas destinadas a las capas de poblaci¨®n m¨¢s deprimidas y a los colectivos marginales? ?C¨®mo vamos a erradicar el chabolismo? ?Cu¨¢nto se va a dedicar realmente a la cooperaci¨®n con los pa¨ªses m¨¢s pobres del tercer mundo? Todos estos interrogantes pueden sonar a pol¨ªtica de parcheo, por eso despu¨¦s de todo, uno se pregunta si existe un proyecto integral de desarrollo, que armonice y equilibre a todos los niveles y dimensiones, a nuestra Comunidad. ?Valencia, como urbe, tiene un plan de crecimiento equilibrado, que desde su identidad, le abre al Tercer Milenio? Resulta parad¨®jico, que en Bilbao se ha inaugurado un edificio tan singular, el museo Guggenheim, y todo el mundo habla de ¨¦l. Aqu¨ª, se ha abierto el puente de Calatrava, el Hemisf¨¨ric, el Palacio de Congresos, etc¨¦tera y ya parece historia antigua. Lo que viene, a marchas forzadas, ya veremos... ojal¨¢ atraiga gente a la ciudad. Estas son preguntas y respuestas de miles de hombres y mujeres de nuestra Comunidad que pueden servir para subir la nota, que encarnan sus postulados y los valores. Pero sobre todo que puede darles la seguridad de que sus asuntos est¨¢n en buenas manos. Este a?o, adem¨¢s, existe una preocupaci¨®n a?adida, ya que nos encontramos en un curso electoral, y por lo tanto, existe el peligro real de una gesti¨®n excesivamente partidista del dinero de los contribuyentes. El temor es la posible utilizaci¨®n de la hacienda p¨²blica para la caza y captura del voto, engordando a los colectivos susceptibles de aportar votos al partido en el gobierno, en detrimento de los logros sociales o de otras capas sociales menores portadoras de votos, pero m¨¢s necesitadas. La rentabilidad pol¨ªtica y la rentabilidad social rara vez van de la mano. No nos vale, el que se diga que todos los partidos lo practican y lo han practicado. Alguna vez tendr¨¢ que terminar. Esto no nos exime de advertir del peligro, y denunciarlo. En todo caso nos confirma en la natural desconfianza. Por eso habr¨¢ que leer con lupa la letra peque?a de los presupuestos para ponerles nota.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.