Sabe elegir
Han concluido en paz las elecciones en el Pa¨ªs Vasco; es un ¨¦xito, aunque el ¨¦xito se lo atribuyan unos y, el fracaso, tarden en digerirlo otros. Se ha hecha verdad que Espa?a es un Estado social, democr¨¢tico y de derecho, aunque siempre hay qui¨¦n da la nota. Una vez m¨¢s ha sido IU que, incapaz de asumir su triste realidad, trata de enmascarar su descenso, limpio y en picado, con la afirmaci¨®n de que no se ha entendido su lenguaje. Afirma que, el pueblo, entre elegir a Jes¨²s o a Barrab¨¢s, ha gritado Barrab¨¢s. Ni el pueblo ha gritado, sino que ha votado, ni IU es el redentor de este Estado, ni es verdad, el a?adido, que IU no insulta. Viene esto a cuento porque Felipe Alcaraz, secretario general del Partido Comunista Andaluz, ha descalificado a sus adversarios, "el PSOE gira hacia el centro, pero penitenciario", o "el alcalde de Jerez es una cutre imitaci¨®n de Arzallus". Esto no son insultos. Por lo visto llamar delincuentes a un partido cuyo pensamiento se refleja en una gran mayor¨ªa del pueblo espa?ol o descalificar a un alcalde por no coincidir con Herri Batasuna deben ser de una correcci¨®n envidiable. Es su forma natural de manifestarse, aunque, tal vez, lo que duela sea que sus socios, el PP andaluz, hayan empezado a dejar el insulto y est¨¦ favorable a que, Gobierno y Junta, suscriban un pacto institucional. Lo que han dicho las urnas es lo que ha dicho el pueblo: que no le gustan nada los confusos, ni los redentores, ni el insulto. El PP lo empieza a entender; la IU, antipsoe, no. El tiempo dir¨¢ y como lo dir¨¢, podr¨ªan ir preparando otra cita evang¨¦lica, que falta va a hacer, salvo que cambien la palabra, el discurso y la forma de hacer pol¨ªtica. Como no se har¨¢, una idea: la pr¨®xima cita podr¨ªa ser la par¨¢bola del hijo pr¨®digo, ya que si la p¨¦rdida de votos no ha sido por Estella sino por Cristina -Almeida-, y otros, la soluci¨®n estar¨ªa en sacrificar un choto y citar a Abraham o encomendarse a santa Teresa, con lo que posibilitar¨ªan la llegada de los ausentes y se intentar¨ªa alcanzar la representividad anterior y, a la vista est¨¢, que no se logr¨® por m¨¦ritos propios, porque los propios han tra¨ªdo la escasa que tienen, ya que el ciudadano no quiere que les puedan gobernar aquellos que no creen en su estima y capacidad de saber elegir en libertad.
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