Brillo fugaz
?C¨®mo conseguir que la visita de un m¨²sico estupendo pase inadvertida? Basta que los peri¨®dicos no le presten atenci¨®n, la mayor¨ªa de las radios lo ignoren y la multinacional que deber¨ªa distribuir su disco se lave las manos. Y eso pese a que Pretaluz (Luz negra) se lo ha grabado David Byrne y que The New York Times public¨® recientemente un art¨ªculo en t¨¦rminos elogiosos. "Por qu¨¦ tanto dolor si somos hermanos" cant¨® el angole?o en Sofrimento. Y "no quiero o¨ªr hablar m¨¢s de la guerra", en Kanguru.Waldemar Bastos, que vive en Lisboa, huy¨® de una Angola en conficto durante casi 40 a?os y no se ha atrevido a regresar. Las canciones m¨¢s animosas tienen la influencia inapelable de la rumba congole?a. En las m¨¢s sosegadas y emotivas se mezclan aires de fado portugu¨¦s y de canci¨®n mel¨®dica brasile?a: una muchacha negra se pas¨® estas ¨²ltimas con los ojos anegados por las l¨¢grimas.
Waldemar Bastos
Waldemar Bastos (voz y guitarra). Manequas (guitarra), Gogi (bajo), Zez¨¦ (percusi¨®n) y Elias Gon?alves (bater¨ªa). Sala Surist¨¢n. Madrid, 29 de octubre.
Waldemar Bastos canta al valor de la vida y a la necesidad de tener esperanza. Una m¨²sica delicadamente po¨¦tica: para pensar y bailar. Con voz poderosa y una forma original de tocar la guitarra. Su banda es un ejemplo de hermandad entre ciudadanos de las antiguas colonias portuguesas en ?frica -Guinea Bissau, Mozambique...-. Ocurri¨® en la sala Surist¨¢n, un oasis para las llamadas m¨²sicas del mundo, en el centro de la capital.
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