Manolas y centauros
LUIS DANIEL IZPIZUA Sospecho que este art¨ªculo no va a tener nada que ver son ese t¨ªtulo modernista que me ha salido ah¨ª arriba. Pero, en los vericuetos de la mente, a veces una frase o una palabra te martillean sin piedad alguna, y no te sueltan hasta que no las sueltas. Adem¨¢s, yo soy as¨ª, qu¨¦ quieren. Tengo una lib¨¦lula que me ronda y me dice cosas extra?as al o¨ªdo. En otra ¨¦poca hubiera dicho que se trataba de un ¨¢ngel, pero, desde que se los ha llevado todos Luc¨ªa Bos¨¦, a los dem¨¢s no nos queda ni un triste retalito de azul¨®n y tenemos que conformarnos con alg¨²n que otro insecto. Sin embargo, he tenido suerte, porque mi lib¨¦lula es guapa-guapa. Yo la llamo Lula, aunque en un principio quise llamarla Libe, si bien me inhib¨ª por miedo a que alguien pudiera pensar que iba con retranca. Este pa¨ªs es as¨ª, y pienso que,de la misma forma que sacan una gu¨ªa de tel¨¦fonos, debieran sacar tambi¨¦n una gu¨ªa de agravios potenciales. Hay tanta sacralidad que a uno no le extra?a que la gente no vaya a los oficios religiosos. Para qu¨¦ van a ir; basta con salir a la calle. El pasado domingo, sin ir m¨¢s lejos -?ay!, ya va saliendo- ofrec¨ª mi asiento en el autob¨²s a una se?ora algo mayor. Ella se resisti¨®, y coqueteamos un rato inocentemente con el pero que s¨ª-pero que no, hasta que de pronto me pregunt¨® qu¨¦ hab¨ªa hecho la Real. ?C¨¢spita! Le respond¨ª que no ten¨ªa ni idea y sent¨ª al instante que toda la simpat¨ªa que me hab¨ªa ganado por mi caballerosidad se trocaba en un rictus de sospecha. "Iba ganando", concluy¨® ella, antes de cambiarse de sitio. Hice votos de no ofrecer a nadie m¨¢s mi asiento antes de llegar a destino, no fuera a ser que me preguntaran por el ganador del otro acontecimiento del d¨ªa, las elecciones, y acabaran excomulg¨¢ndome. ?Lo ven!, ya he ca¨ªdo. Yo s¨¦ que Lula, que me quiere mucho, trataba de evitar que hablara de las elecciones cuando me sopl¨® el t¨ªtulo de los centauros y los lapitas, digo las manolas. Pero la fuerza de la tierra puede en m¨ª sobre todos los esfuerzos de los seres a¨¦reos. Es una constante en mi vida. Yo, que amo a Ariel, acabo siempre arrastrado por Calib¨¢n, y con esta tierra que me ha ca¨ªdo en suerte, no puedo desprenderme de la sospecha de que mi naturaleza alada ha sido cercenada y de que mi verdadera vida a¨²n est¨¢ por empezar. De ah¨ª que ans¨ªe con toda el alma que llegue de una vez esa bendita paz que jam¨¢s he conocido. Dir¨¦, para los creyentes en la Astrolog¨ªa, que soy Tauro -como el se?or Ibarretxe- y que a los Tauro nos encanta la jardiner¨ªa. ?Ah tierra, tierra!, por qu¨¦ no me abandonas. Supongo que, a estas alturas, ustedes habr¨¢n analizado ya con el telescopio y el microscopio los resultados electorales -lo siento Lula, pero ya te comprar¨¦ una capita para el invierno-.Con el telescopio, es decir, con la primera impresi¨®n, habr¨¢n perdido casi todos, ya que todos esper¨¢bamos mucho m¨¢s. Con el microscopio, en cambio, se habr¨¢n quedado m¨¢s tranquilos, y seguro que todos han ganado algo. Como el se?or Anguita, por ejemplo, que ha ganado en racionalidad lo que ha perdido en votos. O como los socialistas guipuzcoanos, que ganan en argumentos en el ¨²nico territorio hist¨®rico en que su partido ha retrocedido -?ser¨¢ por culpa de Maite Pagazaurtundua?-. O como el se?or Arzalluz, que a¨²n no sabemos si ha ganado o ha perdido, despu¨¦s de la terrible y rencorosa soflama que nos solt¨®. ?Ay!, tambi¨¦n yo soy del Urola -mi r¨ªo- como ¨¦l; s¨®lo que mis acantilados son m¨¢s soleados. Quiero creer que yo s¨ª que he ganado y que, al margen de minucias, de estas elecciones se pueden extraer las siguientes conclusiones. En primer lugar,que ganan los nacionalistas, pero que los no nacionalistas se refuerzan.En segundo lugar, que aqu¨ª no hay dos comunidades, sino opciones pol¨ªticas diferenciadas. En tercer lugar, que estos resultados restan todo argumento -si alguno hab¨ªa- a la actividad armada. Me da la impresi¨®n de que la voluntad popular ha coincidido maravillosamente con el milagro. A¨²n nos han de quedar a?os revueltos, pero la vida y la libertad comienzan a ser aqu¨ª algo m¨¢s que una posibilidad sombr¨ªa. Para ir entren¨¢ndome -y no me ri?as, Lula-, he decidido seguir el consejo rabelesiano de mi amigo Javier Mina de limpiarse el culo con un pajarillo. Les recomiendo que lo hagan mientras p¨ªa. Sublime.
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