La aportaci¨®n fiscal de Catalu?a supera en 250.000 millones los criterios europeos La contribuci¨®n actual es de 750.000 millones, el 6% del producto interior bruto
![Andreu Miss¨¦](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F688b5330-4cda-458a-b022-71ef6e1f9545.png?auth=e64bcdfae2887c55681a1ad0bd09595bfedaf839019b608f0f2b8a51612e8726&width=100&height=100&smart=true)
?Es adecuada la aportaci¨®n financiera de Catalu?a al resto de Espa?a? ?Es excesiva o es la solidaridad que le corresponde por tratarse de una regi¨®n m¨¢s desarrollada? Los expertos consideran que es l¨®gico que exista un saldo fiscal negativo para Catalu?a en sus relaciones con el Estado. Es decir, Catalu?a, con una renta superior a la media, debe aportar m¨¢s de lo que recibe para contribuir al reequilibrio. Pero varios expertos han destacado estos d¨ªas que la aportaci¨®n de Catalu?a es excesiva. Supera entre 250.000 y 450.000 millones la cantidad que le corresponder¨ªa si se aplicaran criterios europeos.
Las relaciones financieras entre Catalu?a y el resto de Espa?a han sido objeto de debate esta misma semana en Barcelona al menos en dos escenarios. En la presentaci¨®n del libro Catalu?a y Espa?a y en la jornada organizada por el Colegio de Economistas de Catalu?a. En ambos encuentros, el catedr¨¢tico Antoni Castells plante¨® abiertamente la cuesti¨®n. Tomando como referencia el trabajo de la profesora Esther Mart¨ªnez Garc¨ªa, se?al¨® que el saldo fiscal de Catalu?a con el Estado fue de unos 750.000 millones de pesetas, el 6% del PIB catal¨¢n, en 1994. Es decir, la aportaci¨®n de Catalu?a a Espa?a por la v¨ªa de impuestos hab¨ªa superado en esta cuant¨ªa al conjunto de gastos realizados por el Estado en Catalu?a. El saldo fiscal negativo ha ido aumentando en los ¨²ltimos a?os a medida que se ha ido reduciendo el d¨¦ficit p¨²blico del Estado, y por tanto lo han hecho tambi¨¦n el gasto p¨²blico y la inversi¨®n, mientras que la aportaci¨®n catalana ha sido proporcionalmente la misma, ya que depende de los impuestos que se han mantenido al mismo nivel. En 1994, el d¨¦ficit p¨²blico era del 6,5%. Con un d¨¦ficit p¨²blico del 0%, el saldo fiscal negativo ser¨ªa de 1,2 billones de pesetas, equivalente a un 9,8% del PIB. Peso proporcional En opini¨®n de Castells, se trata de un peso excesivo si se compara con el peso de la econom¨ªa y de la poblaci¨®n catalana en el conjunto de Espa?a. En opini¨®n de Castells, una regla podr¨ªa ser que la aportaci¨®n de Catalu?a fuera proporcional al peso de su PIB en Espa?a (19,1%) y recibiera recursos del Estado seg¨²n la poblaci¨®n (15,6%). Ello significar¨ªa un saldo fiscal del orden del 8% del PIB catal¨¢n y, por tanto, la aportaci¨®n real de Catalu?a estar¨ªa siendo excesiva en unos 250.000 millones de pesetas. Otro criterio de referencia posible es el empleado en las relaciones entre las regiones europeas con distintos niveles de renta, seg¨²n el estudio de la European Policies Research Group (EPRG), de la Universidad de Strathclyde en Glasgow. A la vista de este trabajo, Catalu?a, cuya renta es superior en un 20% a la media espa?ola, aporta unos 450.000 millones de pesetas m¨¢s de lo que le corresponder¨ªa a tenor de los criterios europeos. A partir de este estudio, el profesor Mart¨ª Parellada ha se?alado la desventajosa situaci¨®n en que se halla Catalu?a, cuyo nivel de renta se acerca a la media europea. Al tratarse de una comunidad rica en un pa¨ªs pobre es contribuyente neta en Espa?a. Sin embargo, otras regiones de similares niveles de renta al de Catalu?a, como son Midi-Pyr¨¦n¨¦es o Escocia, al pertenecer a pa¨ªses cuya renta media es m¨¢s alta, reciben recursos netos positivos en sus relaciones con sus respectivos estados centrales. Ante esta situaci¨®n, los economistas consideran conveniente replantear los intercambios financieros en el ¨¢mbito europeo y no limitarlo al de los Estado si no se quiere llegar a los efectos perversos como los que sufre Catalu?a, una regi¨®n que adem¨¢s tambi¨¦n tiene un saldo fiscal negativo (es decir, paga m¨¢s de lo que recibe) en sus relaciones con la Uni¨®n Europea. En otras palabras, la solidaridad habr¨ªa que establecerla en el marco europeo y no s¨®lo de los Estados. En opini¨®n de Castells, lo determinante, no obstante, no son las cifras, sino consensuar criterios y establecer unas reglas de juego que precisen cu¨¢l debe ser el grado de solidaridad adecuado en este tipo de relaciones. PASA A LA P?GINA 3
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