J¨®venes ecologistasJOSEP MARIA MONTANER
Cada vez que empieza el curso acad¨¦mico, los profesores renuevan su mirada a trav¨¦s de los estudiantes que empiezan en la Universidad, intentando captar aquello que les pueda caracterizar y aquellos indicadores que se?alen tendencias. Quisi¨¦ramos pensar que en bastantes aspectos son cada vez mejores, a pesar de lo que se diga. Es cierto que leen poco, cada vez menos, ya que pertenecen a una cultura contempor¨¢nea de la imagen (¨¦sta que odian a muerte los puristas y anacr¨®nicos intelectuales de sal¨®n) y por tanto reciben s¨®lo una parte del conocimiento a trav¨¦s del soporte tradicional de los libros; la televisi¨®n, los ordenadores, las tertulias por Internet, las exposiciones e instalaciones multimedia, los festivales musicales, etc¨¦tera, son nuevos instrumentos de conocimiento. Leen muy poco pero, al mismo tiempo, cada vez viajan m¨¢s y el mundo est¨¢ m¨¢s a su alcance, de la mano de los viajes con sus padres o de las m¨²ltiples posibilidades de becas e intercambios. Posiblemente son m¨¢s libres para mirar el mundo sin los prejuicios ideol¨®gicos de sus mayores. Les falta adiestrarse en un esp¨ªritu cr¨ªtico para conseguir que el exceso de informaci¨®n que reciben se vaya convirtiendo en cultura. Preguntando cada a?o a los nuevos estudiantes universitarios se desvelan dos detalles recientes que pueden parecer insignificantes, pero que son muy sintom¨¢ticos. Uno es que ha ido aumentado, lenta y considerablemente, la sensibilidad hacia los problemas de la naturaleza: ecolog¨ªa, ciencias del medio ambiente, biolog¨ªa, astronom¨ªa son conocimientos que aunque no hayan sido sus opciones profesionales est¨¢n ya en el background de su manera de pensar. Ello se produce en un contexto favorable a la protecci¨®n de la calidad del medio ambiente y a la defensa de la sostenibilidad, expresado, por ejemplo, en las primeras promociones que han estudiado Ciencias del Medio Ambiente en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y que ya empiezan a trabajar y a publicar o en que la primera iniciativa legislativa popular en Catalu?a haya sido, de la mano de la Plataforma C¨ªvica para la Reducci¨®n de Residuos y la organizaci¨®n ecologista Greenpeace, la propuesta para eliminar la incineraci¨®n de residuos. Entre los j¨®venes, ser ecologista o colaborar en una ONG ya es algo natural, nada pintoresco y especial como ha sido para generaciones mayores, una opci¨®n que no necesita estar precedida de una laboriosa y concienzuda toma de conciencia. En los ¨²ltimos 10 a?os esta nueva mirada ecol¨®gica ha tenido reflejo en una amplia bibliograf¨ªa de manuales para formar a ni?os y j¨®venes en una conciencia ecol¨®gica: desde las m¨²ltiples ediciones de Cincuenta cosas sencillas que los ni?os pueden hacer para salvar la Tierra o el texto de Francesco Tonucci La ciutat dels infants, o el libro colectivo Barcelona amb ulls de nen, hasta obras para gente m¨¢s madura como el manual de Pere Subirana Ecologia per a viure millor; todo ello, aunque no haya sido le¨ªdo literalmente, crea una conciencia generalizada nueva, genuina de los a?os noventa. El segundo rasgo, que puede parecer menor pero que es significativo, es que el libro que m¨¢s ha impactado a los j¨®venes que hoy est¨¢n en la Universidad, ya lo hayan le¨ªdo voluntariamente o por receta del profesor de literatura o de filosof¨ªa, es el best seller de Jostein Gaarder El mundo de Sof¨ªa. Hasta mediados de los a?os noventa no se hab¨ªa dado en la historia de la cultura que existiera un libro ameno que en forma de novela narrara la historia del pensamiento humano y que transmitiese una mentalidad humanista y reflexiva, curiosa e indagadora, progresista y ecol¨®gica de la manera m¨¢s natural. Un libro, adem¨¢s, pensado especialmente para los bachilleres. Por tanto, los universitarios actuales podr¨ªan ser caracterizados como la generaci¨®n del Mundo de Sof¨ªa y ello les aporta una identidad cualificada. En el m¨¢s inmediato futuro, una de las cuestiones m¨¢s cruciales ha de ser el correcto enfoque de los graves problemas ecol¨®gicos, que constituyen, en definitiva, cuestiones pol¨ªticas. De hecho, en la ecolog¨ªa pol¨ªtica, en la alianza entre las fuerzas de izquierda y los movimientos ecologistas, est¨¢ el futuro de las alternativas pol¨ªticas, tal como nos demuestra la nueva coalici¨®n que gobierna en Alemania. La interpretaci¨®n de las injusticias actuales pasa en gran medida por cuestiones ecol¨®gicas: el hambre, la falta de agua potable, las cat¨¢strofes clim¨¢ticas que arrasan zonas pobres, la contaminaci¨®n de las grandes ciudades que extienden su gigantesca huella ecol¨®gica, los residuos contaminantes vertidos hacia las ¨¢reas menos poderosas, las incineradoras expulsadas hacia las periferias, todo ello habla de un cierto darwinismo social contempor¨¢neo seg¨²n el cual los que van a sobrevivir son los que consigan un medio ambiente sano a costa de la enfermedad, contaminaci¨®n, explotaci¨®n y destrucci¨®n de los sectores y pa¨ªses pobres. Posiblemente, la conciencia social de los j¨®venes, a veces poco explicitada, se exprese en parte en esta conciencia difusa de sentirse preocupados por los problemas del planeta que nos acoge. Y posiblemente los hijos del Mundo de Sof¨ªa vayan a ser mejores que los hijos del Mayo franc¨¦s (que ahora sobrepasan los 50 a?os) y que los hijos de Blade Runner (un poco por encima de los 40).
Josep Maria Montaner es arquitecto y profesor de la UPC.
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