Pollock, una retrospectiva que quita el aliento
El MOMA define al pintor como el eje que separa las dos mitades del arte de ese siglo
Ciento cincuenta cuadros e ilustraciones de Jackson Pollock, e incluso una r¨¦plica del estudio donde trabaj¨®, ocupan desde este fin de semana y hasta febrero toda una planta del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA). Es la exposici¨®n retrospectiva m¨¢s ambiciosa y completa que se ha montado nunca sobre el pintor de Wyoming. Su organizador, Kirk Varnedoe, quiere liberar a Pollock de su aura de leyenda ind¨®mita para que una nueva generaci¨®n se deje llevar exclusivamente por la "autenticidad y la fuerza" de este enorme creador que encarna "uno de los grandes dramas del arte moderno". La muestra viajar¨¢ a la Tate Gallery de Londres en marzo de 1999.Se acerca el fin de siglo y el MOMA, que en a?os recientes ha saldado cuentas con Cy Twombly y Jasper Johns, organiza ahora en tiempo r¨¦cord una retrospectiva de Jackson Pollock que quita el aliento. Con extrema elegancia, Kirk Varnedoe cuenta la historia de este personaje que "a los 38 a?os estaba haciendo algunos de los mejores cuadros de este siglo, y a los 44 estaba muerto". Los famosos goteos de Pollock, creaciones arquitect¨®nicas llenas de profundidad y energ¨ªa, son s¨®lo uno de los atractivos de este largo recorrido, que tiene su epicentro geogr¨¢fico en el tri¨¢ngulo formado por Number 32, Autumn Rhythm y One: number 31. Estas tres obras maestras, repartidas normalmente entre el propio MOMA, el Metropolitan de Nueva York y el Kunstammlung Nordrhein-Westfalen de D¨¹sseldorf ya dan por s¨ª solas la clave del Pollock m¨¢s conocido.
El MOMA dice con orgullo que hay m¨¢s Pollock que el Pollock conocido, y es cierto. Pero todo lo que hizo antes de ser famoso, sus trabajos adolescentes, son tan malos que resaltan la belleza revolucionaria de sus cuadros posteriores. Es un orden m¨¢s o menos cronol¨®gico que arranca con la asimilaci¨®n de Picasso y las formas del cubismo por parte de Pollock, para abandonarlas r¨¢pidamente a mediados de los a?os cuarenta y volverlas a recuperar t¨ªmidamente en los a?os anteriores a su muerte en accidente de autom¨®vil en 1956, cuando conduc¨ªa borracho. Justo un a?o despu¨¦s que James Dean. Para el MOMA, Pollock es el eje que separa las dos mitades del arte de este siglo. Precisamente esta semana, el museo ha tenido que revisar su idea de modernidad: por una cl¨¢usula contractual, tuvo que ceder cuatro dibujos de Van Gogh y Seurat al Metropolitan, lo que algunos expertos han calificado como un juicio equ¨ªvoco de lo que es y no es moderno. El propio Metropolitan, identificado con el arte antiguo, organiz¨® el a?o pasado una exposici¨®n con los primeros dibujos acad¨¦micos de Pollock, y esta semana ha ido a¨²n m¨¢s lejos al comprar la Bandera blanca de Jasper Johns, un cuadro de 1955. "No queremos a?adir nada a las especulaciones sobre Pollock y su mito, queremos recrearnos en la presencia material de su trabajo", dice Varnedoe. "Pollock es el artista que m¨¢s se acerca a la promesa de lo absoluto en el arte. Sus cuadros son una met¨¢fora de la libertad, pero al mismo tiempo no funcionan como v¨ªa de escape de ninguna tensi¨®n o descontento. Es el trabajo de un virtuoso que sabe lo que est¨¢ haciendo". Treinta a?os despu¨¦s de la ¨²ltima restrospectiva de Pollock en Estados Unidos, Varnedoe explica que la imagen del pintor como borracho rom¨¢ntico y rebelde atormentado "a menudo ha disminuido el impacto de la propia obra". He aqu¨ª un artista total que transmite "autenticidad" y en cuya presencia "nos vemos empujados a la b¨²squeda de significado". "Niego el accidente", dijo Pollock en una ocasi¨®n. "No importa c¨®mo se ha hecho un cuadro siempre que la propuesta quede formulada". Porque, como es evidente en esta muestra, en la obra de Pollock, al contrario que en la de Jasper Johns, por ejemplo, no hay adivinanzas cr¨ªpticas ni referencias ocultas que interpretar. Seg¨²n Varnedoe, "la pintura de goteo expone c¨®mo se hizo la propia pintura, y en gran medida trata precisamente sobre el c¨®mo se hizo". Lo que esto implica, seg¨²n los organizadores, es una confianza total de Pollock en su propio trabajo.
Pollock, nacido en el seno de una familia pobre de Wyoming, no ten¨ªa una gran formaci¨®n acad¨¦mica ni un talento natural sobresaliente. A cambio, destacaba en ¨¦l un deseo activo de convertirse en artista, un camino que inici¨® a los 18 a?os desplaz¨¢ndose a Nueva York desde California para seguir los pasos de su hermano Charles. Marcado en sus comienzos por las ense?anzas de los muralistas Siqueiros y Orozco, por la visi¨®n del Guernica en plena ¨¦poca de la depresi¨®n americana, y tambi¨¦n por sus propios conflictos emocionales y su relaci¨®n fatal con el alcohol, Pollock desemboc¨® en la t¨¦cnica del goteo como una liberaci¨®n del subconsciente. Pero ahora el museo quiere evitar regodearse en la facilidad de este argumento para sustentar la actual retrospectiva, y exige que los cuadros de Pollock se sostengan por s¨ª mismos sin otra explicaci¨®n que su propia complejidad. Esto no resulta dif¨ªcil: el equilibrio entre lo abstracto y lo evidente, entre lo espectacular y el detalle, entre la fuerza y la delicadeza, es lo que, seg¨²n Varnedoe, hace de Pollock la quintaesencia del arte americano.
Ayud¨¢ndose de pel¨ªculas y fotos de la ¨¦poca, un equipo de especialistas ha recreado para esta exposici¨®n el proceso de pintura por goteo tratando de imitar los movimientos de Pollock. Con este ejercicio han demostrado de la forma m¨¢s cient¨ªfica posible la premisa de esta exposici¨®n y de los defensores de Pollock: que su t¨¦cnica era mucho m¨¢s compleja y predeterminada que lo que sus detractores asumen.
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