Enturbian "Aguas de Valencia" J. J. P?REZ BENLLOCH
No ha llegado el momento, a mi entender, de recontar las bajas y estragos de la batalla por Aguas de Valencia (AVSA), la empresa suministradora de agua a la ciudad. Todav¨ªa quedan por delante algunos lances decisivos y, por detr¨¢s, se conservan prudentemente velados episodios y piruetas personales que tan s¨®lo el tiempo y la distensi¨®n esclarecer¨¢n. Sin embargo, despu¨¦s de la abundosa informaci¨®n divulgada, es posible subrayar ciertos trazos relevantes de este culebr¨®n pol¨ªtico-financiero que provisoriamente ha concluido como el ball de Torrent, cada danzante por su parte. Para aproximarnos al meollo de la historia, y soslayando aspectos subalternos, quiz¨¢ convenga recordar que la firma Saur-Bouygues es el accionista mayoritario de AVSA porque, pagando caro, compr¨® su parte en 1990 a Aguas de Barcelona. Desde ese mismo momento comenz¨® a plantearse el futuro de la concesi¨®n, emplazada inicialmente al 1999 y prorrogada al 2002 por los tres a?os en blanco de la guerra civil. Los socialistas, con Clementina R¨®denas como alcaldesa y con la anuencia del socio galo, postularon una empresa mixta, pero el extinto y poderoso Fernando Abril Martorell, presidente de la firma a la saz¨®n, frustr¨® la f¨®rmula que, en principio, garantizaba la revalidaci¨®n del negocio aunque se procediese oportunamente al preceptivo concurso p¨²blico. Con el PP en el poder y el milenio en puertas, el ayuntamiento o, mejor dicho, su titular, Rita Barber¨¢, trata de ahormar la operaci¨®n y ponerla a buen recaudo de los vaivenes electorales, pues no en balde est¨¢n en juego unos cien mil millones de pesetas, al decir de los expertos. Como es l¨®gico y velis nolis, hay que contar con el franc¨¦s, poseedor del 40% del capital, a pesar de que viene siendo marginado en la gesti¨®n econ¨®mica de las aguas, que se reparten por mitad el Banco de Valencia y el BCH, que tan s¨®lo acaparan el 5% y el 13% respectivamente. Es posible que de esta persistente marginaci¨®n se dedujera que el gabacho era una pera dulce y d¨®cil. Contar con el franc¨¦s para renovar el contrato implicaba que ¨¦ste vendiese un 20% -despu¨¦s se reducir¨ªa al 13- al Banco de Valencia y una recomposici¨®n del consejo de administraci¨®n. Es la denominada valencianizaci¨®n de la empresa. Bouygues no traga en todos los t¨¦rminos propuestos. El ex ministro Jaime Lamo de Espinosa, que es llamado a mediar y postulado para la presidencia de AVSA, no logra frenar las hostilidades que, en julio ¨²ltimo, desembocan en un golpe de mano societario por el que los franceses, que no han dejado de ser mayoritarios, pierden la vicepresidencia del consejo y un consejero. Prospera la impugnaci¨®n judicial, se reestablece el equilibrio, pero no se enmienda el conflicto, que se recrudece. A estas alturas del proceso la alcald¨ªa ya est¨¢ descolgada y Presidencia de la Generalitat es el Ojo del Gran Hermano que lo vigila todo. Y vigila el pacto que se concierta el pasado 16 en Palma de Mallorca entre Bancaixa y los franceses, y que sumariamente consiste en proceder a la venta de ese repetido 13% de acciones de AVSA a Bancaixa y concurrir sin otros acompa?antes a la privatizaci¨®n del 49% de Egevasa. Ojo al parche: quien controle esta empresa de aguas de la Diputaci¨®n de Valencia tiene a tiro todo lo relacionado con este sector en la capital. Bueno, pues el Gran Hermano o jefe del gabinete del Presidente, Juan Francisco Garc¨ªa, dice que nones y desautoriza a los negociadores. Domingo Parra, consejero del Banco de Valencia es el chico duro y vicario del alto designio. El asunto no puede prosperar porque ha de contarse con la Armada (empresarial) Invencible de la Generalitat y, b¨¢sicamente, con Lubasa, ese perejil que condimenta casi todos los chollos y tajos del Pa¨ªs Valenciano. ?Menuda cara se le debi¨® poner a Julio de Miguel, presidente de Bancaixa, y Jacques Pierre Sennepin, representante de los galos, urdidores del acuerdo! El valenciano Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo, director general de Saur, tan comedido ¨¦l, crey¨® haber recalado en una rep¨²blica bananera cuando supo el desenlace. Pero a Lubasa -y a Facsa- hab¨ªaque propiciarles su sorbo en Egevasa. ?Qu¨¦ encantos o dadivosidades tendr¨¢n estas compa?¨ªas de La Plana? La pelota, pues, segu¨ªa, en el tejado porque no se hab¨ªa consumado la requerida "valencianizaci¨®n" de AVSA. ?D¨®nde estaba ese socio con tanto dinero como Onassis y mejores credenciales que el Micalet? Los franceses llamaron a las puertas del verdadero poder valenciano, que est¨¢ en Madrid, y Juan Villalonga les encamin¨® al naviero Vicente Boluda, que adquirir¨¢ el paquete accionarial en vilo y presidir¨¢ la sociedad. Asimismo se apuntan otros socios menores, pero igualmente arraigados, con lo que se cumplir¨¢ el objetivo apetecido, s¨®lo que con distintos agonistas no previstos por quienes dise?aron la maniobra. As¨ª las cosas, podr¨ªamos pronosticar que advino la paz y que los gabachos se han salido con la suya, que inclu¨ªa repartir y dar juego a los ind¨ªgenas, pero no de cualquier modo y a empujones. Pero no vamos a pecar de ingenuos. No est¨¢ adjudicada Egevasa, a la que aspira Bouygues-Boluda y otros tres grupos, entre los que figura la mencionada Armada Invencible, ni la Generalitat ha dicho su ¨²ltima palabra. Incluso el naviero debe confirmar que est¨¢ por este negocio, y no por cualquier otro. Estas aguas no est¨¢n claras y, adem¨¢s, hieden a sospechas, como ha revelado la apertura de plicas para la adjudicaci¨®n por concurso de la mencionada empresa de la Diputaci¨®n. Concurren muchos de los pesos pesados del sector y pasar¨¢n tres meses para proceder a la adjudicaci¨®n. De existir quinielas, apenas se repartir¨ªan premios, pues en todas figuran las mismas siglas mercantiles ganadoras, las ni?as bonitas del presidente Zaplana. Puede ser un esc¨¢ndalo.
La ¨²ltima y vieja insidia
Este Pa¨ªs Valenciano podr¨ªa ser un espacio intelectualmente confortable -si no hay contradicci¨®n en ello- si en vez de hablar de la lengua que hablamos mal y usamos menos, agot¨¢semos nuestras energ¨ªas en debatir asuntos de otro linaje y provecho m¨¢s seguro. Como el plan estrat¨¦gico de la ciudad, o el non nato de la comunidad, o la prioridad nunca debatida de nuestras necesidades colectivas, o los problemas medioambientales que suponen la dilapidaci¨®n de los recursos f¨ªsicos o el magma de contaminaciones que fastidia al vecindario, etc¨¦tera. Pero no, hemos de volver una y otra vez sobre la lengua y por la enojosa causa de que as¨ª lo provocan y quieren quienes menos apego le tienen, la ignoran y a menudo no la respetan. Tiene uno la impresi¨®n o certidumbre de que nos dan la vara con esta historia de la lengua -que ni hablan ni escriben, repito- para que, precisamente, no escudri?emos esos otros ep¨ªgrafes que inciden en el bienestar del personal. De ah¨ª que celebremos la pausa que nos propician los partidos mayoritarios del pa¨ªs, el PP y el PSPV, al anunciar que la composici¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana se habr¨¢ de demorar hasta diciembre, incluso hasta despu¨¦s de las elecciones -?qu¨¦ maravilla!- debido a las discrepancias insalvables que impiden una soluci¨®n. A ver si es verdad y se aplican discretamente a cambiar estampitas y practicar el do ut des. No obstante, antes de cerrar provisionalmente esta enfadosa e innumerable algarab¨ªa, perm¨ªtasenos puntualizar el insidioso y hasta injurioso aprovechamiento que ha hecho la carcundia ind¨ªgena de una frase descontextualizada de Noam Chomsky -?sabr¨¢n qui¨¦n es y de qu¨¦ rojez cojea?- cuando afirma que el futuro de las lenguas minoritarias depende del pueblo. Obvio. Pero aqu¨ª se retuerce el significado, sugiriendo que sobran los fil¨®logos y los poetas, sucintamente dicho. Y olvidando arteramente que al pueblo -del valenciano, digo- le oprimieron y secuestraron secularmente su habla aquellos que pretenden solemnizar como idioma lo que es poco m¨¢s que un balbuceo descarnado prodigiosamente conservado. Ser¨¢n c¨ªnicos, los muy lerdos. Y, por favor, no me toquen a Chomsky, que muy capaces son de apunt¨¢rselo.
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