Mensajes
No comparto el pesimismo melanc¨®lico de quienes lamentan que en el primer partido de la oposici¨®n al Gobierno del PP, es decir en el PSOE, se est¨¦n perdiendo energ¨ªas por culpa de una bicefalia que creen nociva. A esos se unen los que, interesadamente, desde posiciones ideol¨®gicas lejanas al PSOE, aconsejan sobre la necesidad de que el mensaje se concentre en una sola voz y esa sea la del candidato Borrell. Los primeros alimentan el discurso de los segundos, sin reparar en que ha sido entre los ide¨®logos de ¨¦stos donde ha nacido esa idea del perjuicio que para el PSOE supone la existencia de dos cabezas. El interesado objetivo es convencer a los posibles votantes del desastre que supone no saber exactamente qui¨¦n va a decidir sobre qu¨¦. Pero es m¨¢s que probable que esa realidad beneficie al PSOE si sabe asumir el riesgo. Y no tiene que ser malo, sino todo lo contrario, que haya la posibilidad de dos discursos a debate en todo momento, teniendo en cuenta que de la discusi¨®n y de la diferencia de puntos de vista siempre ha salido, en cualquier circunstancia, m¨¢s avance y m¨¢s democracia que del acatamiento a un solo discurso, sin discusi¨®n posible. No me parece malo que Borrell y Almunia disientan y lo veamos. Sin embargo, s¨ª me parece fundamental que las dos voces sean potentes, que uno y otro estimulen a su electorado con ideas y energ¨ªa cierta y renovada, ideas y renovaci¨®n que no necesitan tanto personas nuevas, ninguno de los dos lo son, como cabezas, y no s¨®lo las suyas, en disposici¨®n de encontrarle el camino al gobierno del nuevo siglo. Pero si en un partido no hay que temer nunca a la pluralidad de ideas y a la variedad de discursos, s¨ª es inquietante que en un gobierno haya dobles mensajes, y para colmo contradictorios. Esto ocurre desde que el vertido t¨®xico de Aznalc¨®llar tuviera la lenta reacci¨®n pol¨ªtica que tuvo y la posterior falta de claridad informativa sobre sus verdaderos efectos. La Junta de Andaluc¨ªa, atrapada en el error de principio, sigue sin conseguir transmitir un solo e inequ¨ªvoco mensaje sobre la verdadera situaci¨®n y sus efectos. En el r¨ªo revuelto de los vertidos, al Gobierno andaluz le falta la voz que acalle los ecos de la preocupaci¨®n ciudadana. En este caso la variedad de mensajes s¨ª es preocupante.MAR?A ESPERANZA S?NCHEZ
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