R¨¦plica
El sentido que presid¨ªa mi apreciaci¨®n de la columna del se?or Garc¨ªa A?overos sobre la posible extradici¨®n de Pinochet no era gratuito. Se justifica por la gravedad del caso y se apoya en un an¨¢lisis de la estrategia de argumentaci¨®n por ¨¦l adoptada. Veamos si s¨¦ leer.El eje argumental de Garc¨ªa A?overos consist¨ªa en la contraposici¨®n entre la propia postura, autoidentificada como razonable ("algunas ideas", "ser especialmente cuidadosos y circunspectos"), y lo irracional, que marcar¨ªa a los que se pronuncian sobre el caso ("barah¨²nda y vocer¨ªo"). Ahora bien, ?cubre esta caracterizaci¨®n a todos los opinantes? No. Pronto los productores de sinraz¨®n resultan identificados: responden a "posici¨®n pol¨ªtica de partido", dan a Pinochet "tratamiento de adversario pol¨ªtico". En una palabra, son la gente de izquierda (a la cual en Chile, dicho sea de paso, Pinochet intent¨® exterminar f¨ªsicamente con notables resultados). Es decir, los pinochetistas -pol¨ªticos y econ¨®micos- son eludidos, as¨ª como cualquier referencia a los fundamentos objetivos que aducen los partidarios de la extradici¨®n, y quedan, frente a
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frente, las ideas de los razonables y "los jaleadores" de la izquierda. Mensaje subliminal inmediato: el esp¨ªritu de partido, que exige la extradici¨®n, resulta incompatible con la justicia. M¨¢s a¨²n, de semejantes sujetos se deriva "una fort¨ªsima presi¨®n de griter¨ªo politizado" sobre la acci¨®n que debiera ser serena de los jueces.
En cuanto a la calificaci¨®n de Pinochet como probable criminal y a la presunci¨®n de inocencias, las palabras est¨¢n ah¨ª, y en un art¨ªculo de opini¨®n, no en un dictamen jur¨ªdico. Por eso es irrelevante que el criminal est¨¦ muerto o vivo y que le hayan juzgado o no: sea Pinochet, Karadzic o Pol Pot. Por fin, en su carta del d¨ªa 31, Garc¨ªa A?overos declara estar con Garz¨®n. Muy bien. Nada induc¨ªa a sospecharlo leyendo su columna La extradici¨®n.- .
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