El Bayern apuntilla al Barcelona
En un partido jugado de poder a poder, los alemanes dejan con un pie fuera de la competici¨®n al equipo azulgrana
La excitaci¨®n azulgrana, pobre respecto a otras ¨¦pocas a tenor del paisaje del Camp Nou, acab¨® con una ducha fr¨ªa. El Bayern chaf¨® en un abrir y cerrar de ojos la crecida del Bar?a en el mismo Camp Nou. La suya fue una tarea muy a la alemana, g¨¦lida si se quiere, sobre todo frente a la calentura que mostraron los azulgrana. No le alcanz¨® al Barcelona su buen estado de ¨¢nimo y un primer tiempo lleno de sentido futbol¨ªstico para combatir a un adversario m¨¢s competitivo. Le falt¨® clarividencia al ejercicio de voluntarismo barcelonista, abandonado anoche por las individualidades, de forma especial por Rivaldo, y entregado a su fatalidad, la misma que seguramente le llevar¨¢ a no ser uno de los dos finalistas de la Copa de Europa que se celebrar¨¢ en su propio estadio.Le bast¨® al equipo alem¨¢n con resistir un tiempo y replicar en el otro. Darle contenido al partido no le garantiz¨® al Bar?a M¨²nich el triunfo ni el empate. Le conden¨® la fragilidad de su defensa, sus desatenciones en la ¨²ltima l¨ªnea, su ternura y falta de recursos y tambi¨¦n su desplome en el ¨²ltimo tramo frente al poder¨ªo f¨ªsico del contrario.
BARCELONA 1- BAYERN M?NICH 2
Barcelona: Hesp; Okunowo, Abelardo, Celades, Sergi; Giovanni, Xavi, Cocu; Figo, Anderson y Rivaldo. Bayern de M¨²nich: Kahn; Babbel, Matthaus, Kuffour, Lizarazu; Fink, Effenberg, Tarnat (Strunz, m. 73); Basler (Salihamidzic, m. 64), Zickler (Daei, m. 64) ; y Elber. Goles: 1-0. M. 28. El ¨¢rbitro sanciona con penalti un agarr¨®n de Tarnat a Giovanni a la salida de un c¨®rner. La pena m¨¢xima la transforma Giovanni. 1-1. M. 47. Elber pugna desde el suelo por un bal¨®n entre Abelardo y Okunowo, el rebote lo toca Celades, pero se lo lleva Effenberg, y Zickler llega por la izquierda y marca. 1-2. M. 86. Bal¨®n colgado sobre la frontal del ¨¢rea, Salihamidzic se deshace de Sergi y cruza sobre la salida de Hesp. ?rbitro: Pierluigi Collina (Italia). Mostr¨® tarjeta amarilla a Effenberg y Cocu, que no podr¨¢n jugar la pr¨®xima jornada, y a Kuoffour, Matthaus, Lizarazu, Celades y Tarnat. Camp Nou. Unos 90.000 espectadores.
Ten¨ªa anoche el Bar?a un aspecto aseado. Desprend¨ªa, para bien y para mal, ternura. Van Gaal par¨® el equipo que le exig¨ªa la hinchada cruyffista. La elecci¨®n de Celades como segundo central fue una declaraci¨®n de intenciones. Ganaba el grupo un medio a cambio de un zaguero. Tiraba la l¨ªnea de pase desde su ¨¢rea y anunciaba su decisi¨®n de querer la pelota, jugar en cancha ajena, gobernar el partido y obligar al Bayern a desdecirse de su plan de ataque dada la necesidad de defenderse.
La proyecci¨®n ofensiva azulgrana result¨® determinante para el discurrir del partido: el Barcelona se aseguraba un buen ataque y, al tiempo, compromet¨ªa su defensa. La no posesi¨®n del bal¨®n significaba la rendici¨®n.
El Bayern quiso marcar nada m¨¢s pisar el campo. Otra vez se abri¨® por ambas bandas, con Basler y Zickler como falsos extremos, y apunt¨® al coraz¨®n azulgrana con los lanzamientos de Matthaus y Effenberg a espaldas de Abelardo. El arranque fue dif¨ªcil para los azulgrana, cuya l¨ªnea de cierre se vio muy presionada por los puntas contrarios. Los alemanes, sin embargo, se encogieron r¨¢pido, justo cuando Celades recuper¨® la primera pelota y Rivaldo forz¨® la segunda falta, m¨¢s amenazante que la primera, a un palmo de la media luna. Giovanni cabece¨® el libre indirecto a gol, pero al ¨¢rbitro, imprevisible en cada acci¨®n, le dio por anular el tanto.
Pese a la actitud del colegiado, el Bar?a no perdi¨® el sitio. Jugando a uno y dos toques, con buenos apoyos y dinamismo, el partido se disputaba siempre en feudo alem¨¢n. No par¨® el grupo azulgrana hasta abrazarse con el gol, que lleg¨® en otra decisi¨®n sorprendente del ¨¢rbitro, aunque el agarr¨®n de Tarnat a Giovanni a la salida de un c¨®rner era indiscutible.
Merec¨ªa el trabajo del Bar?a una recompensa. Pocas veces hab¨ªa jugado con tanto empaque, con cada futbolista en su sitio, regulando pausa y aceleraci¨®n, con precisi¨®n, punteando cada acci¨®n con criterio. La jugada empezaba en Celades, segu¨ªa por el camino de Xavi, llegaba hasta Rivaldo y Figo y acababa a pies de Anderson o en la cabeza de Giovanni.
El Bayern abraz¨® con gusto el descanso. La reanudaci¨®n fue un mal pasaje para el Bar?a. La actitud del colectivo azulgrana, su agresividad con la pelota, obligaba a un esfuerzo continuado y exig¨ªa tambi¨¦n una gran atenci¨®n defensiva. El error generaba acto seguido una oportunidad de gol. Elber no estuvo nada fino en los dos mano a mano de que dispuso ante Hesp. Zickler y Salihamidzic, sin embargo, no fallaron. El alem¨¢n agarr¨® el empate en los primeros compases y el bosnio lo cerr¨® cuando ya no hab¨ªa tiempo para la respuesta.
El segundo tramo fue m¨¢s abierto, disputado, que el primero, aunque las llegadas de los forasteros anunciaron m¨¢s p¨®lvora que los locales, demasiado barrocos en la zona de definici¨®n. Tuvo suerte el Bayern, un equipo m¨¢s experto, hecho y efectivo que el Bar?a. El juego de equipo de los azulgrana qued¨® hipotecado por sus errores individuales y el desfondamiento en el segundo tiempo. El humo, la polvareda azulgrana contrast¨® con la clarividencia de los alemanes, m¨¢s enteros y pu?eteros que un Bar?a indolente, librado a su desgracia, rendido ante el absentismo del t¨¦cnico, que no corrigi¨® el partido, maniatado por la falta de banquillo, dadas las lesiones y los no inscritos, situaci¨®n que compromete a la organizaci¨®n del club. Nadie combati¨® el arrugamiento azulgrana, y la noche cay¨® de forma dolorosa sobre el estadio. La derrota result¨® desproporcionada respecto al juego. Pero en Europa, en partidos sin retorno, cuando el fin justifica los medios, no se atiende al juego sino a los goles, y el Bayern fue m¨¢s certero que un Bar?a que arrancar¨¢ el a?o del centenario con una losa dif¨ªcil de sobrellevar.
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