Picaresca m¨¦dica

Los colegios profesionales en las sociedades democr¨¢ticas cumplen el papel de instrumentos de control corporativo de profesiones de car¨¢cter liberal. La autoregulaci¨®n corporativa es muy rigurosa en algunos pa¨ªses que han entendido que la garant¨ªa de calidad del servicio profesional, defendida con normas muy estrictas, es un valor a?adido que beneficia a todos los miembros que ejercitan una profesi¨®n. Pero en Espa?a las actitudes colegiales de defensa de la calidad de los servicios conviven con demasiada frecuencia con otras menos deseables, como la rigidez de las tarifas profesionales, la inflexibilidad geogr¨¢fica en el empleo que defienden para sus asociados o su notable resistencia a integrarse en mercados abiertos a las reglas de la competencia. Hasta el punto de que una de las condiciones para la plena liberalizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola, que todav¨ªa est¨¢ lejos de conseguirse, es la ruptura de las normas monol¨ªticas que encarecen los servicios que prestan dichos colegios y sus asociados.Ahora se sabe que los colegios m¨¦dicos cobran cantidades indebidas, hasta 2.000 pesetas, por certificados m¨¦dicos ordinarios por los que apenas deber¨ªan percibir 200 pesetas. Esta exacci¨®n fraudulenta forma parte de una picaresca que suele brillar en los vericuetos de la burocracia (oficial y privada) para aligerar los bolsillos de los ciudadanos. Resulta preocupante la facilidad con que los m¨¦dicos de al menos quince colegios provinciales se embolsan unos ingresos extraordinarios -cientos de millones anuales en total- a cuenta de la buena voluntad de quienes necesitan certificados porque unos tr¨¢mites administrativos, a veces exasperantes, as¨ª se lo exigen.

El Ministerio de Sanidad afirma que se ha dirigido en cuatro ocasiones a los colegios m¨¦dicos exigiendo que pongan t¨¦rmino a esta exacci¨®n, pero est¨¢ obligado a acabar con ella y sancionar a quienes cobren por los impresos m¨¢s de loque cuesta su impresi¨®n. Por poco importante que parezca a simple vista este ejercicio de sisa corporativa, es un encarecimiento innecesario que los ciudadanos no tienen que soportar y una afrenta para los propios m¨¦dicos, que seguramente no tienen por qu¨¦ recurrir a recursos de esta ¨ªndole para financiar a sus propios colegios profesionales.