SOS en Centroam¨¦rica
Si el resurgir democr¨¢tico de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua se estaba convirtiendo en una tarea de titanes mucho m¨¢s compleja y dram¨¢tica que la propia guerra, la cat¨¢strofe ocasionada por Mitch ha puesto al borde de la desesperaci¨®n a miles de hombres y mujeres. S¨®lo en Nicaragua se manejan cifras de 750.000 damnificados, entre ellos 342.000 ni?os, m¨¢s de 1.500 muertos y un n¨²mero similar de desaparecidos, muchos de los cuales ser¨¢ dif¨ªcil rescatar. En Honduras los fallecidos podr¨ªan llegar a 5.000 y m¨¢s de mill¨®n y medio de personas sin hogar. Los da?os en infraestructura han roto la comunicaci¨®n terrestre en todo Centroam¨¦rica y la destrucci¨®n de escuelas, postas m¨¦dicas, viviendas urbanas y rurales dibujan un paisaje de desolador.Pero lo peor vendr¨¢ ahora, cuando los damnificados empiecen a sufrir la hambruna, las epidemias de c¨®lera, dengue, malaria y las enfermedades respiratorias despu¨¦s de haber caminado durante d¨ªas por el agua tratando de huir de la destrucci¨®n y la muerte.
Las impactantes im¨¢genes vistas en todo el mundo llaman a una doble reflexi¨®n: por una parte apelan a la eficiencia de los Gobiernos para promover operaciones inmediatas de emergencia, rescate y apoyo a las personas y a la rehabilitaci¨®n de los servicios b¨¢sicos con generosidad, sin planteamientos partidistas y buscando la estrecha colaboraci¨®n de una sociedad civil ansiosa y solidaria. Por otra parte, se hace urgente la cooperaci¨®n internacional que debe de canalizarse de manera ordenada y respetuosa con las necesidades nacionales y locales y que debe llegar pronto a los destinatarios mediante mecanismos y canales transparentes y verificables. Las comunidades afectadas y sus habitantes no deben seguir sufriendo, mucho menos por las diferencias pol¨ªticas, los protagonismos y el uso indebido de la ayuda.
Este llamamiento debe fijarse no s¨®lo en la emergencia, sino en la rehabilitaci¨®n integral de las zonas afectadas para fortalecer las capacidades locales, cohesionar los grupos sociales afectados y apuntar a sectores sensibles y actividades de car¨¢cter sostenible.
La ONU, as¨ª como otros organismos internacionales, ONG, Gobiernos y medios, han respondido r¨¢pidamente a la solicitud de ayuda. Esperemos que predomine la cordura frente al dramatismo y la organizaci¨®n frente a los sentimientos y que los beneficiados de la solidaridad sean realmente los que est¨¢n sufriendo, los que lo han perdido todo y que siempre suelen ser los grandes derrotados.
"Las acciones de emergencia humanitaria no hubieran sido necesarias si hubi¨¦ramos sido capaces de prevenir que las amenazas identificables se conviertan en realidades terribles. La lecci¨®n aqu¨ª es clara: la acci¨®n humanitaria no debe ser la ¨²nica medida en la cual la comunidad internacional se pueda poner de acuerdo r¨¢pidamente. Nuestra respuesta tambi¨¦n debe incluir esfuerzos pol¨ªticos para desactivar conflictos, promover la paz y la estabilidad y fomentar el desarrollo social y econ¨®mico", asegura el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Esta visi¨®n no evita las cat¨¢strofes, pero al menos las alivia y permite que la p¨¦rdida de vidas humanas sea menor, y la recuperaci¨®n m¨¢s r¨¢pida en situaciones de desastre como la que estamos viviendo. Centroam¨¦rica necesita en estos momentos apoyo, no s¨®lo para salir de la cat¨¢strofe, sino para tener una opci¨®n de futuro
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