La carrera del dolor y el placer
La carrera pedestre Behobia-San Sebasti¨¢n es un homenaje al deportista an¨®nimo y su secreto reside en reunir a 11.000 personas dispuestas a convivir durante m¨¢s de una hora con el dolor y la satisfacci¨®n a partes iguales. Es una manifestaci¨®n festiva y deportiva a lo largo de 20 kil¨®metros de seductivo sufrimiento cuya recompensa tambi¨¦n es contradictoria, porque rebasar el umbral de la meta proporciona un intenso dolor en las piernas y, al mismo tiempo, el placer de haber consumado una haza?a. La reuni¨®n atl¨¦tica m¨¢s numerosa de Espa?a, y la quinta de Europa, ocasiona un goteo de tres corredores por segundo en la llegada. La gigantesca marea humana congrega anualmente a miles de participantes que, a juicio de Martin T¨¹nke, gerente del club Fortuna, organizador de la prueba, proporciona "una considerable inyecci¨®n econ¨®mica para el sector de la hosteler¨ªa". El ingrediente festivo de la Behobia-San Sebasti¨¢n est¨¢ presente desde el pistoletazo de salida. Los atletas acompasan sus primeras zancadas con una sonora salva de aplausos y enfilan su marcha por un recorrido sinuoso, exigente y plagado de un p¨²blico entregado. En la prensa francesa se conoce este evento deportivo como "la peque?a marat¨®n de Nueva York", por la comuni¨®n existente entre los participantes y los espectadores. Los datos son tanto o m¨¢s reveladores que los testimonios. Se gastan 50.000 botellines de agua y 12.000 esponjas en tres avituallamientos, trabajan 1.000 voluntarios, se reparten dos toneladas de camisetas y 11.000 medallas con un adhesivo donde consta el tiempo empleado y el puesto en la clasificaci¨®n. En la meta operan 70 cronometradores y 100 masajistas voluntarios recuperan el castigo muscular de los atletas. Hoy se cumple la edici¨®n n¨²mero 34. Naci¨® en 1919 como un desaf¨ªo entre atletas aficionados y los korrikalaris que participaban en apuestas en las plazas de toros. Aquel a?o ganaron los primeros gracias a la victoria de Juan Muguerza, que invirti¨® un tiempo de 1h.17m.50s. La prueba sufri¨® numerosos avatares que afectaron a su celebraci¨®n. Varias veces se disput¨® bajo la modalidad de relevos (cuatro atletas por equipo) retando al topo, el tren que cubr¨ªa el trayecto entre la aduana y San Sebasti¨¢n. Si hoy corrieran por relevos, de uno en uno, los 11.000 atletas dar¨ªan 5,5 vueltas a la Tierra o se quedar¨ªan a mitad de camino hacia la Luna. El antiguo campo de f¨²tbol de Atocha acogi¨® la l¨ªnea de meta en las ediciones en que se entregaban premios a casi todos los participantes, cuyo n¨²mero casi nunca era superior a 40 atletas, que corr¨ªan con alpargatas y calcetines de lana cumpliendo una recomendaci¨®n de la organizaci¨®n. Trofeos, un reloj de pulsera, una pitillera de piel, una m¨¢quina de afeitar o una medalla de oro de cinco d¨®lares donada por un particular para el primero que pasara por su finca de Ategorrieta (San Sebasti¨¢n) eran algunos de los agasajos que recib¨ªan los corredores. La modernizaci¨®n del pedestrismo a finales de los setenta, cuando el footing hizo furor entre la juventud, ilumin¨® a dos personas del Fortuna, Pantxo G¨®mez y Remigio Teller¨ªa, que "dieron en el clavo en 1979 al recuperar una carrera que no se celebraba desde 1963". El progresivo crecimiento de la prueba -en 1979 salieron 1.000- ha tocado techo al establecerse un numerus clausus en 11.000 atletas. "No es posible admitir a nadie m¨¢s porque ser¨ªa imposible controlar la carrera y los atletas no podr¨ªan correr sin tropezarse", advierte T¨¹nke. En esta competici¨®n nadie cobra una peseta, se participa por invitaci¨®n o por "amor al arte". Hay quien no se ha perdido una cita desde 1979, como Mila Olaiz, o el veterano Alejandro Mateos (78 a?os), que hoy causa baja por enfermedad. Otro secreto que explica el ¨¦xito de la Behobia es el aumento de deportistas franceses (este a?o ser¨¢n casi 5.000). Una treintena de atletas minusv¨¢lidos en silla de ruedas abren la carrera y preceden a la marea de 11.000 corredores populares, entre quienes se encontrar¨¢n los favoritos Diego Garc¨ªa, Carlos de la Torre, Iv¨¢n S¨¢nchez..., todos aspirantes a la victoria y a batir la plusmarca que ostenta Alberto Juzdado (59m. 16s.). Pero esto es una an¨¦cdota.
Los atletas y la boda
La Behobia-San Sebasti¨¢n es como una romer¨ªa y as¨ª se comprende que, en una ocasi¨®n, un grupo de atletas detuviera su carrera a falta de tres kil¨®metros de meta para dejar paso a una comitiva nupcial y les dedicara una cerrada ovaci¨®n. An¨¦cdotas de este tenor se suceden todos los a?os. En el centro de operaciones donde se tramitan todas las inscripciones, el polideportivo P¨ªo Baroja de San Sebasti¨¢n se recibi¨® la semana pasada un fax con el nombre de 950 personas de Burdeos. "La lista manch¨® 26 metros de papel, como dos traineras de largo aproximadamente", afirma Martin T¨¹nke. El a?o pasado una persona tambi¨¦n utiliz¨® el fax, esta vez para enviar un billete de 2.000 pesetas con el que pretend¨ªa pagar la tasa de inscripci¨®n, y exigi¨® las vueltas. La prueba suele coincidir con el "veranillo de San Mart¨ªn", otro de los atractivos del evento. De hecho, "desde 1979 s¨®lo ha llovido un a?o", recuerda Martin T¨¹nke.
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