La soberbia arrebata dos puntos al Madrid
El Alav¨¦s estuvo m¨¢s pendiente de evitar la goleada que de ganar al hasta ayer l¨ªder
La soberbia madridista tuvo un precio en Mendizorroza: dos puntos. El Madrid quiso hacer buena la teor¨ªa del m¨ªnimo esfuerzo y se olvid¨® de la victoria. S¨ª, se le olvid¨®. Esper¨® que la inspiraci¨®n de las ¨²ltimas semanas sirviera para resolver el tr¨¢mite ante un rival d¨¦bil y, lo que fue m¨¢s evidente, temeroso. Esper¨® tanto que cabe calificar su partido de contemplativo. Esper¨® tanto que perdi¨® todo sentido colectivo y tuvo que dar por bueno el empate. El Alav¨¦s hizo su parte, pero se pas¨® media hora esperando una ejecuci¨®n que nunca lleg¨®. El Alav¨¦s lleg¨® a estar entregado y el Madrid no quiso verlo. Quiso ganar sin mancharse.Est¨¢ fuera de discusi¨®n a estas alturas de campeonato que el Madrid tiene demasiados jugadores con instinto de gol. Es su patrimonio. Venga de donde venga la pelota, es cierto que hasta los defensas son en ocasiones m¨¢s efectivos que los delanteros. Ese bagaje aporta una seguridad tentadora hasta el punto de que tienen tendencia a perder todo sentido colectivo. Cualquiera puede hacer un gol, incluso sin venir a cuento. Comoquiera que los resultados les dan la raz¨®n en las ¨²ltimas semanas, ciertos jugadores actuaron en consecuencia: buscaron el gol, pero se olvidaron del juego. Ni siquiera consideraron al Alav¨¦s, salvo cuando el tiempo se les ech¨® encima y se encontraron escasos de fuerzas para un asalto en toda regla.
ALAV?S 1 REAL MADRID 1
Alav¨¦s: Kike; Berruet, Karmona, Josete; Ga?¨¢n (Rocha, m.58), Alb¨ªstegui (Morales, m.56), Pablo, Bego?a; Sivori (Gerard, m.52), Canabal y Magno.Real Madrid: Illgner; Panucci, Hierro (Fernando Sanz, m.27), Sanchis, Roberto Carlos; Seedorf, Redondo, Ra¨²l, Jarni; Mijatovic y Savio (Suker, m. 73). Goles: 1-0. M. 34. Pase por alto a Canabal, quien se anticipa a Sanz, se adentra en el ¨¢rea y lanza un fuerte derechazo. 1-1. M.51. Jugada que inicia Seedorf por la derecha, conecta con Mijatovic,¨¦ste con Jarni, y el bal¨®n acaba en la izquierda, donde Roberto Carlos penetra hasta casi el ¨¢rea peque?a y lanza un disparo cruzado. ?rbitro: Mejuto Gonz¨¢lez. Amonest¨® a Josete (m.25), Redondo (m.40), Mijatovic (m.40), Ga?¨¢n (m.42). Unos 17.000 espectadores en el estadio Mendizorroza. Hierro sufre una contractura en el recto anterior de la pierna derecha y es dudoso para el partido con el Inter del 24 de noviembre.
El Alav¨¦s actu¨® con exceso de previsi¨®n. Man¨¦ cambi¨® la alineaci¨®n habitual temeroso de que el Madrid hiciera otra escala goleadora en Vitoria. Dividi¨® al equipo en dos partes: siete para defender y tres para entretener a la defensa contraria. Hasta en ese punto, el Madrid ten¨ªa el gui¨®n de su parte: el Alav¨¦s ni quer¨ªa la iniciativa ni deseaba hacer demasiadas cosas con la pelota. Todo lo m¨¢s, estaba mentalizado para sufrir.
Ante semejante oferta, el Madrid opt¨® por no hacer nada. Pareci¨® estar seguro de que los goles llegar¨ªan de alguna manera, visto adem¨¢s que el Alav¨¦s era puro voluntarismo. La famosa banda izquierda hab¨ªa dado alg¨²n aviso de peligro y eso deb¨ªa bastar. ?La banda derecha? Poca cosa: Seedorf estaba en permanente debate con Redondo y ligeramente ausente del juego. En ¨¦sas, el Alav¨¦s iba encontrando alguna justificaci¨®n a su estrategia y se probaba en algunos remates. Al cuarto de hora, Roberto Carlos tuvo que evitar un gol.
El esfuerzo del Alav¨¦s resultaba meritorio, pero insuficiente si se hace un juicio justo. Jug¨® con miedo, estuvo m¨¢s pendiente de evitar la goleada que de plantarle cara al l¨ªder.
El Madrid respondi¨® con frialdad al gol de Canabal. No se enfad¨® por el tanto. Sigui¨® a lo suyo y recibi¨® alg¨²n susto antes del descanso. A los seis minutos de la reanudaci¨®n, Roberto Carlos hac¨ªa el empate en una jugada que naci¨® en Seedorf. Los hechos parec¨ªan dar la raz¨®n a los jugadores, m¨¢xime cuando nueve minutos despu¨¦s Jarni estaba a punto de marcar y ,al minuto siguiente, Roberto Carlos estallaba un remate en el larguero. ?se era el Madrid del instinto goleador, el que todos estaban esperando desde las cinco de la tarde.
A decir verdad, en ese cuarto de hora de la reanudaci¨®n el partido parec¨ªa resuelto. Man¨¦ hab¨ªa hecho todos sus cambios para a?adir carne fresca a la defensiva y el Madrid contestaba con tres golpes secos. As¨ª que todo el mundo se qued¨® convencido de que el gol que faltaba para rematar el resultado no tardar¨ªa en llegar. Pero el gol no lleg¨®. No lleg¨® porque no hubo juego colectivo. No lleg¨® porque sobrevino el cansancio. No lleg¨® porque el modesto Alav¨¦s hizo el sobreesfuerzo necesario, animado ante una sentencia que tardaba en ejecutarse. La inspiraci¨®n goleadora no le bast¨® esta vez al Madrid. Le sobr¨® soberbia y le falt¨® juego. Y pag¨® la factura: dos puntos en Mendizorroza.
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