El eclipse del ne¨®n
El para¨ªso para Manuel Tabuyo debe ser un lugar muy parecido a Las Vegas. A este delineante de 65 a?os le apasionan las luces de ne¨®n. En el ¨²ltimo medio siglo ha dise?ado y construido la mayor¨ªa de los grandes anuncios luminosos de la capital, que funcionan gracias a ese festivo gas atrapado en un tubo. Tabuyo, jubilado desde 1995, comenz¨® a trabajar para Lumine¨®n -empresa creada en 1944 y pionera en Espa?a de este tipo de soporte publicitario- cuando ten¨ªa 17 a?os. El primer r¨®tulo que dise?¨®, la botella de Terry, caus¨® un gran impacto y pas¨® a ser todo un hito urbano. Estuvo situado en una terraza entre las calles de Preciados y Carmen, en la Puerta del Sol, hasta que la reforma de esta plaza, en los 80, lo desterr¨®. "Era una botella con cuatro copas que med¨ªan varios metros de altura. Result¨® el m¨¢s espectacular, porque fue uno de los primeros neones con movimiento -las copas se llenaban y vaciaban- que se ve¨ªan en Madrid. No le faltaba ning¨²n detalle, de la etiqueta a la malla granate que cubr¨ªa la botella". Pr¨¢cticamente, toda la publicidad luminosa de la Puerta del Sol fue obra del delineante madrile?o. En la c¨¦ntrica plaza s¨®lo queda el de T¨ªo Pepe, el ¨²nico que no hab¨ªa hecho Tabuyo y que pudo permanecer gracias a una sentencia judicial.Aunque es dif¨ªcil imaginar una ciudad sin anuncios luminosos, los r¨®tulos de ne¨®n no llegaron a Madrid hasta mediados los a?os cuarenta. Cuando comenz¨® en la profesi¨®n, Tabuyo apenas ten¨ªa competencia, s¨®lo en Barcelona. Asegura que fue ¨¦l quien potenci¨® las grandes instalaciones de ne¨®n en Madrid. "La dificultad estribaba en que no se permit¨ªan importar los tubos de vidrio que contienen el gas hasta que no se agotaba la producci¨®n nacional, y la calidad de los vidrios espa?oles dejaba mucho que desear. Como los tubos de ne¨®n permanec¨ªan a la intemperie, en cuanto hab¨ªa un cambio de temperatura se romp¨ªan. Antes de los a?os cincuenta, lo ¨²nico que se ve¨ªa era peque?os anuncios en bares y farmacias y todos eran muy artesanos".
Piensa que los ordenadores han impreso rapidez al dise?o de los anuncios pero que no han mejorado su calidad. "Yo, en cada trabajo, hac¨ªa un proyecto previo sobre una cartulina negra y sobre ella con l¨¢piz blanco dibujaba el edificio completo, hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle, y el r¨®tulo con colores para ver el efecto. Le echaba barniz encima y quedaba exactamente igual que una fotograf¨ªa. A los anunciantes les impactaba y ca¨ªan como moscas. Despu¨¦s ten¨ªa que hacer la plantilla, por partes, en tama?o real".
La proliferaci¨®n de neones gigantescos en Madrid se vio favorecida por la permisividad municipal, ya que entonces no se necesitaba licencia para poner una de estas instalaciones en lo alto de un edificio, por muy hist¨®rico-art¨ªstico que ¨¦ste fuera. S¨®lo se exig¨ªa el permiso de los vecinos. "La comunidad de propietarios de un inmueble cobra mucho dinero por tener un luminoso en su tejado. Grunding pagaba hace m¨¢s de 20 a?os 200.000 pesetas al mes por tener su anuncio en el edificio Capitol de la Gran V¨ªa. Y Philips regal¨® televisores en color a los vecinos cuando instal¨® su primer luminoso en Madrid". A pesar de las restricciones el¨¦ctricas de hace cuatro d¨¦cadas, que s¨®lo permit¨ªan encender los grandes luminosos durante un par de horas al d¨ªa, los anunciantes no se desanimaban ya que no hab¨ªa demasiadas posibilidades publicitarias.
Reconoce que la mayor complicaci¨®n del ne¨®n no surge por su dise?o ni por su instalaci¨®n. "El secreto est¨¢ en la t¨¦cnica del soplado del vidrio para darle forma. Hay que calentar el tubo hasta ablandarlo como mantequilla y soplar a trav¨¦s de una goma para que el vidrio no se descuelgue y pierda su redondez, al tiempo que se da forma al dibujo y a las letras. Los sopladores que trabajaron conmigo se resist¨ªan a ense?ar a otros para no desvelar el secreto de su t¨¦cnica".
Esta publicidad no se libr¨® de la mirada de los censores. Tabuyo recuerda que le obligaron a desmontar dos anuncios. Uno representaba a una bailarina, destinado para una tienda de m¨²sica de la plaza del Callao. Al levantar la pierna se le sub¨ªa la falda. Tambi¨¦n juzgaron escandaloso por una cuesti¨®n de faldas el r¨®tulo del Instituto Vox: una secretaria al teclado de una m¨¢quina de escribir vest¨ªa una demasiado corta.
Quien m¨¢s dise?os le pidi¨® fue el empresario Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos. Fabric¨® para ¨¦l centenares de abejas luminosas, de todos los tama?os, para otros tantos edificios de Rumasa en toda Espa?a. "Era mi mejor cliente. El ¨²ltimo trabajo que me encarg¨® era una abeja en un cubo que ¨ªbamos a colocar en el inmueble que hoy ocupa Telef¨®nica . Justo cuando estaba a punto de acabarla, lleg¨® la expropiaci¨®n de sus empresas ron y me tuve que quedar con ella. Me hizo polvo".
El primer gran anuncio de ne¨®n que se coloc¨® en Madrid fue la hucha de la Caja Postal, en el paseo de Recoletos. "Lo instal¨® hace medio siglo una empresa de Barcelona. Nunca se hab¨ªa visto nada igual. El efecto de las monedas cayendo en la hucha resultaba m¨¢gico". El r¨®tulo es propiedad de Argentaria, que acaba de vender el inmueble coronado por este otro hito capitalino. Un portavoz de la entidad ha explicado que la misma est¨¢ muy interesada en conservarlo y trasladarlo a otra de sus sedes "porque forma parte de la imagen de Madrid". Argentaria ha encargado un estudio sobre el estado de la hucha, si es posible su traslado y cu¨¢l ser¨ªa el emplazamiento m¨¢s id¨®neo. Tabuyo duda de que puedan hacerlo. "Est¨¢ fabricado en hierro y lleva expuesto demasiado tiempo. En cuanto lo toquen se perforar¨¢. La ¨²nica soluci¨®n es rehacerlo nuevo y eso costar¨ªa muchos millones", opina. Como si de una extra?a fidelidad se tratase, los grandes anuncios luminosos se jubilaron con Tabuyo.
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