La estela de Kemal
Las conmemoraciones m¨¢s importantes en la Turqu¨ªa de fin de siglo han venido a coincidir con el tiempo: el pasado 29 de octubre, el 75 aniversario de la fundaci¨®n de la Rep¨²blica turca, el 31 de octubre fue el 80 del armisticio de Mudros que signific¨® la rendici¨®n turca en la gran guerra y el 10 de noviembre, los 60 a?os de la muerte de quien hizo posible la Rep¨²blica, Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk. Algunos incidentes, no demasiado graves, recuerdan de paso que los grandes problemas que acompa?aron al nacimiento de la Rep¨²blica siguen ah¨ª. En la primera fecha, un comando kurdo secuestr¨® un avi¨®n turco, con final feliz, salvo para el secuestrador. Poco despu¨¦s, la prohibici¨®n de llevar la cabeza cubierta con el t¨¹rban a las mujeres suscit¨® des¨®rdenes por la protesta islamista en las calles de Estambul. No est¨¢ lejos el momento en que el partido religioso de Necmettin Erbakan, el Refah, fue declarado ilegal tras haber gobernado el pa¨ªs en coalici¨®n y se acercan nuevas elecciones en las cuales posiblemente los islamistas, bajo una nueva etiqueta pol¨ªtica, volver¨¢n a ser el grupo minoritario m¨¢s votado.En realidad, la tensi¨®n entre reformismo laico e islamismo ha presidido la historia turca desde que Kemal instaur¨® la Rep¨²blica. Inicialmente los t¨¦rminos del problema estaban claros para el revolucionario nacionalista. La mentalidad social isl¨¢mica y el imperio de los descendientes de Osman encarnaban las fuerzas del pasado, lo que hab¨ªa puesto a la naci¨®n turca al borde de la desaparici¨®n pol¨ªtica al t¨¦rmino de la I Guerra Mundial. Una vez cumplida victoriosamente su misi¨®n como jefe militar en la guerra de independencia contra Grecia, Kemal emprender¨¢ una asombrosa tarea de modernizaci¨®n del pa¨ªs. De la ruina de un imperio deber¨ªa emerger una naci¨®n fuerte, y para ello era preciso europeizar y desislamizar, en el sentido sociol¨®gico, a Turqu¨ªa. La secularizaci¨®n de la ense?anza, el cierre de los conventos de derviches, la adopci¨®n del alfabeto latino y del calendario cristiano, la del C¨®digo civil suizo con igualdad para la mujer, la prohibici¨®n simb¨®lica del fez, fueron los hitos de una transformaci¨®n destinada a hacer a Turqu¨ªa un pa¨ªs europeo, objetivo en que siguen empe?adas las ¨¦lites turcas hoy, y con el mismo adversario. S¨®lo que hoy el islamismo, al lado de los valores tradicionales, exhibe los fracasos y las limitaciones de la modernizaci¨®n, y una aspiraci¨®n de justicia social. Le favorecen un marco internacional donde avanza el integrismo y el soporte sociol¨®gico de una traslaci¨®n masiva de la poblaci¨®n rural a las ciudades, llevando consigo el apego a la religiosidad tradicional, como se?a de identidad y como instrumento de protesta. Las victorias del Refah en Estambul y Ankara fueron el reflejo de ese proceso.
El kemalismo fue una dictadura pedag¨®gica, en la cual si bien se dieron coincidencias formales con el fascismo italiano, el contenido pol¨ªtico y social era otro. El propio Kemal hab¨ªa acudido a la movilizaci¨®n democr¨¢tica como premisa de la resurecci¨®n militar de 1919-1922 y en 1925, al justificar por el atraso cultural del pueblo turco su dictadura, puntualiza que tras la consolidaci¨®n de las reformas, en unos a?os, la vida pol¨ªtica democr¨¢tica deber¨¢ ser un hecho. Por dos veces intent¨® sin ¨¦xito que surgiera un partido de oposici¨®n, en 1924 y 1930, encontr¨¢ndose siempre con la infiltraci¨®n de islamistas y adversarios a las reformas. Y muerto ya Kemal, despu¨¦s de 1945, as¨ª surgi¨® el pluralismo pol¨ªtico que sobrevive hasta hoy, en un trayecto cortado espor¨¢dicamente por golpes militares, que sin embargo pronto ceden paso a una democracia m¨¢s o menos vigilada. Como contrapartida de este lado oscuro del legado de Kemal, donde con la tutela militar figurar¨ªa tambi¨¦n su intransigente nacionalismo unitario, se encuentran las orientaciones principales que recogi¨® en el emblema de las seis flechas: el republicanismo, el laicismo, el progresismo, el populismo en cuanto principio de solidaridad social que permiti¨® la aproximaci¨®n de su partido a la socialdemocracia. No son, pues, dogmas sino precondiciones para asentar los cambios dise?ados desde la instauraci¨®n de la Rep¨²blica. La meta sigue siendo la dif¨ªcil europeizaci¨®n de Turqu¨ªa, pero para que este empe?o no se frustre ser¨¢ insuficiente cuanto los turcos puedan hacer (y deban hacer en temas cruciales como Chipre o los derechos humanos), si no existe en la Europa Unida la voluntad de dar con una f¨®rmula realista de integraci¨®n.
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